Archive for 2009

A ESCRIBIR LA HISTORIA.

Por Ernesto Pinto.

Cada fin de año, saco unas cuantas horas para escuchar música Pro-vida y reflexionar. Normalmente me enfoco en las cosas buenas que me sucedieron y que proyectos o sueños me gustaría emprender el nuevo año.

Me gusta como Santiago nos recomienda ver el futro, aquí cito: “Escúchenme, ustedes, los que dicen así: "Hoy o mañana iremos a la ciudad; allí nos quedaremos todo un año, y haremos buenos negocios y ganaremos mucho dinero". 14 ¿Cómo pueden hablar así, si ni siquiera saben lo que les va a suceder mañana? Su vida es como la niebla: aparece por un poco de tiempo, y luego desaparece.15 Más bien deberían decir: "Si Dios quiere, viviremos y haremos esto o aquello". 16 Sin embargo, a ustedes les gusta hablar con orgullo, como si fueran dueños del futuro, y eso es muy malo. 17 Si ustedes saben hacer lo bueno y no lo hacen, ya están pecando.” Santiago 4:13-17 (Biblia en lenguaje sencillo.)

Mis amigos es tiempo para reflexionar, traer con humildad nuestros planes, sueños y deseo delante de nuestro Dios. La prepotencia solo nos llevará al fracaso.

Moisés en el Salmo 90:10 y 12 oraba de esta manera:

“Si las fuerzas nos ayudan,
podemos vivir setenta años,
y aun llegar a los ochenta;
pero no tiene sentido
que vivamos tanto tiempo:
esa vida de angustias y problemas
pasa pronto, lo mismo que nosotros.

Enséñanos a pensar cómo vivir
para que nuestra mente
se llene de sabiduría.”

Pidamos sabiduría para este nuevo 2010. Que tremenda oportunidad! Es como una hoja en blanco. Empieza a escribir la historia. TU fuste llamado para hacer la diferencia. Deja que los otro naden en los problemas mientras TÚ les buscas SOLUCIÓN.

Mi futuro está seguro, porque mi Dios está en control de él!!!!!!!!!!!!!!!!!

Tu amigo,
Ernesto Pinto.
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A MAYOR PRIVILEGIO, MAYOR RESPONSABILIDAD.

Por Guillermo A. Morataya.
Un mensaje basabado en el asaje bíblico de Salmos 73:15

    "Si dijera yo: Hablaré como ellos, He aquí, a la generación de tus hijos engañaría."

Reflexión: La gran responsabilidad que todo siervo de Dios tiene ante El Señor por su testimonio ante los demás.

Vivimos una época en la cual son comunes los escándalos causados por los siervos de Dios a causa de su testimonio. Son muchos los ministros que, en abierta desobediencia a La Palabra de Dios, abandonan a la mujer de su juventud para iniciar una nueva relación con otra mujer más joven o más atractiva; qué decir de aquellos que llegan a enceguecerse cuando tienen acceso a cantidades grandes de dinero, y la ambición los aparta del propósito que Dios tenía para sus vidas, o aquellos a los cuales el poder los arruina y se endiosan, olvidando de dónde Dios los ha sacado y que Dios no comparte su gloria con nadie; o aquellos que simplemente se descuidan, de tal manera, que son arrastrados por sus pasiones pecaminosas.

Sin embargo, La Palabra del Señor es clara cuando advierte: "Porque todo aquel a quien se le haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá" (Lucas 12:48). Y hoy quisiera que meditáramos un poco en la influencia que nuestro testimonio tiene sobre aquellos a quien servimos, por lo cual también un día El Señor nos pedirá cuentas.

1. El privilegio de Asaf.

El salmo número setenta y tres fue escrito por un hombre llamado Asaf, quien gozaba de un privilegio muy grande de parte de Dios delante del pueblo de Israel; era considerado vidente (2 Crónicas 29:30), junto con David es mencionado como uno de los cantores de su pueblo. Se le atribuyen doce salmos; en fin fue un hombre cuyo ministerio fue reconocido grandemente delante de Dios y delante del pueblo al cual servía.

2. Las personas a las cuales sirvo: Una razón más para no pecar.

Con todo y sus privilegios, Asaf al igual que todo hombre de Dios fue tentando, tuvo momentos de luchas en los cuales enfrentó la pobreza, la enfermedad y más aún, el pelear con el contraste que hay entre la prosperidad material de los impíos, contra los sufrimientos que muchas veces los que amamos a Dios atravesamos. El pasó momentos donde Dios parecía tan distante; sin embargo, al examinar este Salmo podemos ver que una de las razones que mantuvieron en pie a este hombre, fue el considerar el daño que él haría a aquellos a los cuales servia si el actuaba como los impíos.

“Si dijera yo: Hablaré como ellos, he aquí a la generación de Tus hijos engañaría.”

Si tan sólo aquellos que servimos a otros, pensáramos en estos a quien servimos, que pertenecen al Señor, y que serán dañados si nosotros no nos preservamos en integridad, no los engañaríamos haciéndoles creer que todo aquello que Dios nos dio, y que les ministramos a ellos es una farsa; pues al vernos a nosotros abrazar el pecado, les cerraríamos las puertas, y les impulsaríamos a ellos a actuar de la misma manera que nosotros.

Quizás algunos dirán: "La mirada debe estar puesta en Él Señor y no en nosotros”, pero es que a quien Dios ha puesto ante ese pueblo y a quienes ese pueblo ve, es a su ministro.

Debemos agradecer la confianza que Dios nos ha otorgado, que después de no ser nadie, Dios nos ha hecho ministradores de sus bendiciones, y vivir de acuerdo a nuestro llamamiento, y ver con amor y respeto a aquellos que Dios nos permite servir, y esforzarnos en la gracia, luchar por mantener nuestra integridad no solo por gratitud a Aquel que nos dió vida (que es más que suficiente razón), sino también, por amor a aquellos a quien servimos; no sea que en aquel día El Señor nos demande el hecho de haber sido de tropiezo a uno de sus pequeñitos.

Conclusión.

Uno de los privilegios más hermosos, después de saber que Dios se acordó de nuestras vidas y nos incluyó dentro de sus planes eternos; es el privilegio de sentirse útil en las manos de Dios; sin embargo, este privilegio, conlleva la responsabilidad que pesa sobre nosotros por aquellos a quienes servimos.

Dios permita que este pensamiento mueva a preservarse en integridad a muchos ministros y servidores; pero si a un así, alguien se empecina en su pecado, y piensa que aun puede mantener la imagen de ministro, yo le digo: Dios es real (aunque usted ya no lo crea así), y un día sacará a luz su pecado para vergüenza.

Dios le bendiga.
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EL VALOR DE LA MUJER ANTE EL SEÑOR.

Predicación en Misión Cristiana Elim filial Santa Ana, El Salvador.
Por Guillermo Morataya.
Lectura bíblica: Juan 4:5-18
5 Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José.
6 Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.
7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.
8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.
9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.
10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;
14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.
16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido;
18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.

Reflexión: Sólo en Jesús la mujer encuentra su verdadero valor.

Sólo basta con dar una mirada a los medios informativos, para darse cuenta de la forma cómo el mundo valora a la mujer. Es increíble el número de jovencitas que son abusadas sexualmente, muchas veces incluso por sus propios padres; o qué decir de las muchas que son engañadas y explotadas sexualmente por personas sin escrúpulos, y qué de aquella gran cantidad de mujeres que sufren maltrato en sus hogares tanto físico como psicológico, o las que son engañadas y usadas convirtiéndose a muy temprana edad en madres solteras. O de aquellas que son objeto de infidelidad y que son obligadas a aceptar dicha situación ya sea por su dependencia económica a su marido, o por temor a ser golpeadas o asesinadas por estos.

Todo esto, crea en la mujer una auto-estima muy baja que les lleva a sentirse miserables, y no se ven muchas veces a sí mismas como personas, sino más bien, como objetos sexuales, o como alguien que sirve solo para cuidar de la casa y de los hijos; como alguien que debe someterse sin argumento a los abusos de su marido; pues carece de derechos por el simple hecho de ser mujer.

Muchas veces debe cargar toda la vida con esos complejos, con esas heridas causadas desde la niñez en algunos casos, porque esa es la idea o la imagen que Satanás y el mundo han plasmado en ella; sin embargo, esa no es la voluntad de Dios para la mujer, y cuando Jesús estuvo físicamente sobre la tierra, Él no vio a la mujer como seres seductores responsables del pecado, ni como criaturas inferiores e incapaces; ¡no!, Él las invitaba a seguirle, les permitía que le tocasen, las sanaba, las escuchaba; fueron objeto muchas veces para manifestar en ellas sus milagros, formaron parte de parábolas y sus discursos.

Además les concedió privilegios grandes como ser las últimas personas en permanecer a su lado cuando Él murió, y las primeras en descubrir su resurrección.

1. La condición de la samaritana.

El pasaje bajo consideración es un ejemplo de ese valor que nuestro Señor Jesucristo dio y da a la mujer.

El pasaje nos habla de una mujer, que solo por el hecho de serlo ya era vista de una manera inferior en la cultura de su época; carecía de derechos civiles. Se creía que Dios no trataba de igual manera con ellas que con los hombres por el simple hecho de ser mujeres.

Además de ser “mujer”, era samaritana; los samaritanos eran vistos por los judíos como seres despreciables; de tal manera que para trasladarse de Judea a Galilea, bordeaban la región de Samaria para no contaminarse; y todo esto agravaba la situación de esta mujer, pues, además de ser mujer, era samaritana.

Pero no todo acababa ahí, ella era además, una mujer a la cual los hombres que se habían acercado a ella no la habían valorizado; ella después de su primer fracaso, había abrazado otras relaciones con la esperanza de encontrar un hombre que la valorizara, que la amara, que le diese un hogar, que la sostuviese; pero todos habían jugado con su dignidad.

Cuando ella pasaba por las calles, las demás mujeres murmuraban de ella, la miraban como una mujer pícara, corrupta, y los hombres la miraban como un objeto fácil de obtener; como alguien con quien podían satisfacer sus fantasías sexuales. Más de alguno quizá hasta comentaba lo que había hecho con ella.

Se agravaba aun más su situación por su pobreza aunque la biblia no lo dice, pues el hecho de que ella misma saliese a buscar el agua, nos habla de su situación económica; no tenía una criada para hacer el trabajo como podían tenerla otras mujeres; quizá era madre de más de un hijo y de distinto padre.

Todo esto le hacía sentirse triste; quizá en la soledad de la noche muchas veces derramó sus lágrimas, probablemente más de alguna vez, al no encontrar manera de rehacer su vida pensó en suicidarse.

Quizá todo este panorama le hizo tener un carácter agresivo, tozco y hasta vulgar y deprabado.

Quizá llegó a creer que ella era eso que el mundo decía que ella era; llegó a creer que era un objeto, un ser sin valor; y así actuaba. Y esa es muchas veces la imagen que Satanás y el mundo proyectan en la mujer hoy en día, la desvalorizan, le roban la razón de ser, la apartan del propósito que Dios tiene para sus vidas.

2. El amor de Jesús.

A pesar de todo, delante de Dios la mujer tiene un valor muy especial; si bien Satanás vino para matar, hurtar y destruir; Jesús vino para dar vida y vida en abundancia.

El Señor Jesús se dirigió hasta la entrada de esta ciudad de Samaria llamada "Sicar", específicamente a ese pozo llamado de Jacob, y no fue allí por una casualidad; pues aunque esta mujer no lo sabía, Jesús la conocía y la amaba, Él sabía de su sufrir, de su baja estima, de la imagen que Satanás y el mundo habían creado en ella, Él sabía de sus lágrimas, de su desesperación. Él sabe y conoce de cada una de las luchas y desesperación de cada una de las mujeres del mundo; Él tan sólo está esperando que abras la puerta de tu corazón y le permitas a Él llenar tus vacíos, sanar tus heridas, librarte de cada uno de tus temores, y hacer de ti una mujer nueva.

Por esta razón, envió a sus discípulos lejos; Él quería encontrarse con esta mujer, con la criticada, la rechazada, la menospreciada; la que para el mundo no tenía valor, pero que ante los ojos de Dios tenía un especial valor. Y fue a ese lugar exclusivamente por ella. Y es que para Dios no existe la casualidad, no es una casualidad que tu estés leyendo estas líneas. Desde aquí el Señor te está gritando: "te amo" a pesar de conocerte, a pesar de tus pecados, "te amo" y quiero perdonarte, quiero cambiar tu vida , quiero derramar en ti ese amor, esa paz que no haz podido encontrar en lo que este mundo te ha presentado.

3. El agua que sacia el alma.

Nuestro Señor le pidió agua a esta mujer, y no por que tuviera sed, mas bien era una excusa para acercarse a ella. Una excusa que la dejó asombrada, Él un hombre y judío hablarle a ella, una mujer que además era samaritana (v9); mas el Señor le dijo: Si conocieras el regalo que Dios quiere darte, y quién es El que te pide de beber, tú le pedirías a Él y Él te daría agua que saciaría tu alma (v10); no como lo que haz probado en el mundo que divaga tu pena por un momento y luego deja en ti un sentimiento de insatisfacción, de culpabilidad, de vacío. No, lo que Dios ofrece es paz, esperanza, gozo, seguridad.

4. La necesidad de enfrentarse con si misma.

La mujer se puso ansiosa al oír de esa agua y exclamó: “Dame de beber, dame de esa agua” (v-15). Pero el Señor sabía que la mujer debía enfrentarse con ella misma, reconocer su pecado, reconocer que había estado viviendo alejada del propósito que Dios tenía para su vida, reconocer que su conducta ofendía a Aquel que la amaba. Y este es el primer paso para la restauración de toda mujer y de todo ser humano: Reconocer su necesidad de perdón, reconocer su indignidad delante de Dios, para poder ver así en Dios, el caudal de gracia para su alma.

Llama a tu marido -le dijo el Señor, ella se estremeció al ser confrontada con su pecado, al ser confrontada con su intimidad. No tengo -le respondió ella; bien has dicho porque cinco maridos haz tenido, y el que tienes no te pertenece (v.17-18).

Él es especial, me conoce, conoce mi intimidad -pensó ella. Y es que el Señor conoce la intimidad nuestra, nada podemos ocultar ante su gloria; por eso debemos acercarnos confiadamente al trono de la gracia y recibir el oportuno socorro.

Fue solo hasta que esta mujer reconoció su necesidad, se humilló, sintió el peso de su pecado que comenzó a vislumbrar Quién era El que estaba con ella. Fue hasta entonces que el Señor se reveló plenamente a su vida: "Sé que ha de venir el Mesías llamado el Cristo" (v25). "Yo soy, El que habla contigo" -le dijo el Señor (v-26).

Conclusión.

Esta mujer no volvió a ser la misma, su vida cambió, sus temores se fueron, una paz que jamás había experimentado inundaba su alma. Nadie podía estorbarla, pues Aquel que tenía todo poder le había perdonado, ella había bebido del agua que sacia el alma.

Sin importar hasta dónde hallas caído, hoy el Señor se ha acercado a ti, hoy el Señor te dice: Yo te amo, morí en la cruz para pagar por tus pecados, sufrí para poder darte paz y vida eterna; pero es necesario que reconozcas tu necesidad, que confieses tus pecados delante de Mí y Me invites a morar en tu corazón, y esa paz que sobrepasa todo entendimiento llenará tu alma.

Que Dios te bendiga.
Guillermo A. Morataya.
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POR QUÉ LOS CRISTIANOS NO DEBEN VISITAR CENTROS DE ADIVINACIÓN O BRUJERÍA.

Por Stanley Gómez.

Sin temor a equivocarme, más de alguno de nosotros hemos caído consciente o incoscientemente, en alguna etapa de nuestra vida, en cualquiera (sino en la mayoría) de estas prácticas engañosas como las siguientes:
  • Consultar el horóscopo, ya sea en periódicos o revistas, radio y televisión,
  • Que le tiren las cartas,
  • Cómo hacer volver a la persona amada,
  • Cómo vengarse de un enemigo,
  • La lectura de la mano,
  • Consultar los astros,
  • Portar amuletos,
  • Supersticiones,
  • Juegos como La guija, etc.
Estas prácticas son antiguas, aún desde antes que el pueblo de Israel existiera. Hoy día se han vuelto tan comunes y sutiles en nuestra sociedad, que inclusive se infiltran aún entre cristianos, encaminándoles hacia prácticas de ocultimo.

En afán desesperado por conocer el futuro ya sea sentimental, de negocios, por enfermedad, por mala suerte, por que cree que es víctima de alguna maldición, las personas andan buscando a alguien que les de una respuesta que alivie o resuelva sus problemas en la vida; desesperadas por encontrar la respuesta a su "necesidad", "parecieran" encontrar la solución en estos personajes que siempre parecen estar dispuestos a ayudarles: brujos, adivinos, curanderos, etc; ofreciéndoles soluciones mágicas, con procedimientos que para nada agradan a nuestro Señor.
Pero la pregunta es: ¿Qué nos dice Dios en su Palabra: La Biblia?

He aquí algunas razones bíblicas por las que el pueblo de Dios ni nadie debe visitar centros de adivinación, brujería o encantadores:

1. ES UNA PRÁCTICA ENTRE PUEBLOS PAGANOS.
La hechicería desde tiempos antiguos siempre ha sido una práctica de los pueblos paganos:

"Y el espíritu de Egipto se desvanecerá en medio de él, y destruiré su consejo; y preguntarán a sus imágenes, a sus hechiceros, a sus evocadores y a sus adivinos." Isaías 19:3:

"Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios." Deuteronomio 18:14

"Fueron los ancianos de Moab y los ancianos de Madián con las dádivas de adivinación en su mano, y llegaron a Balaam y le dijeron las palabras de Balac." Números 22:7

"Porque el rey de Babilonia se ha detenido en una encrucijada, al principio de los dos caminos, para usar de adivinación; ha sacudido las saetas, consultó a sus ídolos, miró el hígado." Ezequiel 21:21

"Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando." Hechos 16:16

"Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos de costumbres traídas del oriente, y de agoreros, como los filisteos; y pactan con hijos de extranjeros." Isaías 2:6

2. PORQUE EL SEÑOR PROHIBE ESTA PRÁCTICA ENTRE SU PUEBLO:

"No seréis agoreros, ni adivinos." Levítico 19:26

"No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero," Deuteronomio 18:10

"Asimismo destruiré de tu mano las hechicerías, y no se hallarán en ti agoreros." Miqueas 5:12

3. PORQUE PROVOCA LA IRA DEL SEÑOR:

"Y pasó a su hijo por fuego, y se dio a observar los tiempos, y fue agorero, e instituyó encantadores y adivinos, multiplicando así el hacer lo malo ante los ojos de Jehová, para provocarlo a ira." 2 Reyes 21:6

4. PORQUE ES PECADO DE MUERTE:

"Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre ellos." Levítico 20:27

"Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey." 1 Samuel 15:23

"Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda." Apocalipsis 21:8

"Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira." Apocalipsis 22:15

5. PORQUE DIOS CUIDA A SU PUEBLO, ÉL ES SU PROTECTOR:

"Porque contra Jacob no hay ag:uero, Ni adivinación contra Israel. Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel: !!Lo que ha hecho Dios!" Números 23:23

"Así dice Jehová, tu Redentor, que te formó desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo; que deshago las señales de los adivinos, y enloquezco a los agoreros; que hago volver atrás a los sabios, y desvanezco su sabiduría. Yo, el que despierta la palabra de su siervo, y cumple el consejo de sus mensajeros; que dice a Jerusalén: Serás habitada; y a las ciudades de Judá: Reconstruidas serán, y sus ruinas reedificaré;" Isaías 44:24-26

Ahora, juzgad cada uno si es correcto a los ojos de Dios estas prácticas a la luz de su propia palabra. Espero que este tema haya sido de orientación, provecho y edificación para su vida.

"Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley." Deuteronimio 29:29

Dios le bendiga,
Stanley Gómez.

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¿FANTASÍAS PORNOGRÁFICAS EN CRISTIANOS?

Por Ernesto Pinto.


La pregunta del mes.
Amado Pastor y consejero, admiro mucho lo que hace y escuchando su programa de radio, llegué al convencimiento de que no estoy bien espiritualmente.

Soy una persona cristiana con gran temor a Dios, pero hace unos tres años vía Internet conocí a un hombre de más o menos veinte años mayor que yo. Comenzamos una relación, y luego seguimos comunicándonos por teléfono y no por medio de chat, pues me dijo que a él no le gusta el Internet. No vivimos en el mismo país.

Después de un tiempo, él me pidió que tuviéramos relaciones sexuales por teléfono, y ya tenemos aproximadamente 2 años y medio practicando este tipo de relaciones. Yo tengo mi propio cuarto, y claro que hasta la fecha mis padres no se dan cuenta.

Le confieso que muchas veces me siento sucia y no quiero, pero él siempre me convence diciéndome que yo soy su legítima mujer delante de Dios. El me dice: "Si no me desahogo con vos, ¿con quien más lo voy a hacer? ¿Quieres que adultere?

Hasta este momento nadie sabe de esta relación sexual. Tengo el permiso de mis padres para ser su novia y nada más. Es una buena persona, solamente es ese defecto en el que siento que ambos le fallamos a Dios. El en su país natal es casado y aún no se ha divorciado.

Al tener relaciones sexuales de esta forma, ¿estoy cometiendo algún pecado u ofendiendo la ley de Dios?

Por favor contésteme rápido y si lo publica proteja mi identidad.

Atada y desesperada.

Respuesta:

¡Dios mío! ¿Que está pasando con nuestras iglesias? ¿Qué tipo de instrucción Bíblica le estamos dando a nuestros jóvenes?

Mi amiga, antes de entrar en materia con tu pregunta permíteme, decirle algo a los pastores, ya que últimamente he recibido muchas preguntas similares de personas que dicen ser creyentes evangélicos y eso me ha llevado a preguntarme: ¿Qué tipo de enseñanzas le estamos dando a nuestro pueblo? Hemos abandonado el discipulado por el simple entretenimiento de Iglesia, Dios nos perdone.

Cristo Jesús en su mandato, (lo que llamamos la gran comisión) dijo lo siguiente: "Id, pues, y haced discípulos a todas las naciones….. Enseñándoles que guarden todas..." (Mateo 28:19,20) Haga el énfasis en: "Hagan discípulos."

El verdadero evangelio nos trae libertad, nos abre los ojos. Vea la declaración que Cristo hace sobre su misión en esta tierra en Lucas 4:18-22: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, y la recupración de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos".

El evangelio no es para entretener ni para manipular a la gente, tampoco para enriquecerse del mismo. NO, el evangelio de Cristo nos hace amar la justicia, nos trae paz y nos convierte en discípulos del maestro que tomó opción por los pobres y desvalidos.

Vivimos en tiempos interesantes donde mucha de la tecnología esta siendo mal usada, y consecuentemente están trayendo ceguera y miseria espiritual, particularmente a nuestros jóvenes. Ante esta conflictiva era, nos vemos obligados como pastores y líderes del pueblo de Dios, a actualizarnos con las nuevas tecnologías y no tener miedo de tocar estos temas en nuestros pupitos.

Bien, mi amiga perdona mi introducción y gracias por tu consulta. Yo sé que tú no tienes la culpa de lo que está pasando en nuestras comunidades de fe. Volvamos a tus inquietudes.

Tu pregunta concreta es: Al tener relaciones sexuales vía teléfono con mi prometido ¿Estoy cometiendo algún pecado relacionado con la ley de Dios?

Por supuesto que estás violando la ley de Dios. Partiendo de que este hombre no es tu esposo legalmente, no importa lo que él te diga, lo que tú describes en tu nota realmente se llama lujuria y pornografía. Alimentas tus fantasías sexuales y la de este manipulador que dice ser tu novio. (Leer Mateo 5:28)

Tu comenzaste tu nota con estas palabras: “Soy una persona cristiana con gran temor a Dios.” Mi amiga, por ese amor a Dios que profesas y por la pureza de tu espíritu, es imperante que hoy mismo despiertes y corrijas esta situación que está trayendo dolor a tu alma.

Sugiero que simplemente tienes que enfrentar la realidad.

Uno: Tú no eres la mujer de él, mucho menos la esposa.

Dos: Las relaciones sexuales de cualquier tipo en nuestra realidad cristiana solo está permitida entre el esposo y la esposa (matrimonio real, no matrimonio virtual que no ha sido legalizado por nadie).

Observe lo que dice Hebreos 13:4 "Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios."

A mi juicio lo que este señor está haciendo contigo es masturbándose y utilizándote para satisfacer sus fantasías sexuales, y como sabes, eso no agrada a Dios. Si mi experiencia no me engaña, él nunca te buscará para casarse como te ha prometido. Si en el remoto caso que se llegaran a casar, las relaciones de ustedes nunca serían normales, ya que lo que han creado son fantasías pornográficas.

No sigas manchando tu corazón y engañando a tus padres.

Finalmente te dejo con las palabras del apóstol Pablo a los Filipenses 4:8: "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo que es honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad."

Que Dios te ayude y vuelvas adisfrutar la presencia de Dios en tu tiempo de oración.

Tu amigo,
Ernesto Pinto.
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EL HOMBRE MÁS GRANDE EN LA HISTORIA.

 El hombre más grande en la historia de la humanidad es Jesucristo.
  • NO tenía sirvientes, aún así lo llamaban Patrón.
  • NO tenía un grado universitario, y le llamaban Maestro.
  • NO tenía medicinas, y le llamaban Sanador.
  • NO tenía un ejército, y le temían.
  • NO ganó ninguna batalla militar, pero conquistó el mundo.
  • NO cometió ningún crimen, y aún así, lo crucificaron.
  • Murió y fué enterrado en una tumba prestada, y vive hoy día entre nosotros.
Es un gran honor servir a este GRAN LÍDER que nos ama.
¡Gloria a Dios!

Agradezco a Magdalí Rodríguez y Yasmín Gil por compartir este lindo mensaje conmigo.

Que Dios le bendiga,
Stanley Gómez.


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LA GUERRA SE GANA CON LAS MANOS LEVANTADAS.

Por Ernesto Pinto.


La intercesión es un elemento importante en la vida de los creyentes. Jesús intercedió por Jerusalén y también por tí y por mi (Juan 18). Muchas veces nuestras oraciones son egocéntricas, sólo oramos por nuestras necesidades, problemas y nuestra protección.

La intercesión nos lleva a levantar a nuestra familia, vecinos, ciudad y país delante del trono de Aquel que sí puede resolver las cosas.

Uno de los ministerios más significativos (a mi juicio) en la vida de Moisés fué la "intercesión". Él constantemente se presentaba delante de Dios para suplicar por su pueblo.

Te animo a que leas Éxodo 17:8-16 y reflexiones esta semana como podemos cambiar las cosas en nuestro país. Si después de leerlo y meditarlo quieres que formemos una red de intercesión, escribe una nota y te enviare las intrusiones.

Shalom,

Ernesto Pinto.
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LA AUTORIDAD DE NUESTRO MINISTERIO.

Predicación de sub zona Misión Cristiana Elim de El Salvador.
Filial Santa Ana.
Por Guillermo Morataya.
Lectura bíblica: Mateo 28:16-20

16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.
17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.
18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Reflexión: El mensaje que proclamamos, es el mensaje que nos ordenó el Señor.

Los evangelios son llamados “sinópticos”, porque a pesar que todos tienen como fin presentarnos a nuestro Señor Jesucristo, cada uno lo hace desde una distinta perspectiva, de tal manera que uno se complementa con otro, para así en conjunto, darnos una idea más clara de la persona de nuestro Señor.

Marcos por ejemplo, presenta a nuestro Señor, desde la perspectiva de que Él es ese Dios Todopoderoso. Por esta razón, a pesar de ser el evangelio más corto, es el que más milagros narra, pues él lo que quiere resaltar, es el poder glorioso de nuestro Señor.

Lucas por otro lado, por haber sido por mucho tiempo compañero de Pablo; quien fué el apóstol a la gentilidad, su evangelio tiene un matiz gentil.

En este evangelio, se nos presenta a Cristo como ese Salvador lleno de gracia, identificándose con aquellos que eran los más marginados de su época, sin importar su condición social ni su miseria espiritual. Por esta razón, en este evangelio se destacan los pasajes que hablan de "Zaqueo", "el buen samaritano", "el hijo pródigo", "el publicano y el fariseo"; pasajes que nos dejan claro que esa gracia de Dios no estaba dirigida solamente a un grupo de personas; sino como el Señor mismo lo expresó: “El Hijo Del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”.

Juan por su lado, nos presenta a Cristo como El Verbo encarnado, revelando la perfecta voluntad del Padre a todo aquel que quiera recibirla.

Este es sin duda, el evangelio más profundo, a Juan no le interesa narrar la vida de Jesús; sino más bien, meditar en aquellas verdades que reflejan la divinidad y el carácter salvador de nuestro Señor Jesús.

Mateo que es el escritor del libro, en cuyo pasaje hoy meditamos; el dirige su evangelio a una audiencia judía, y se esfuerza por presentar a Cristo como El Mesías prometido, como el Esperado por los siglos del pueblo de Israel, como Aquel que fue prometido desde el principio, como Aquel en el cual todas las promesas de Dios tienen su cumplimiento, como Aquel del cual profetizaron todos los profetas de todos los tiempos, como Aquel en el cual se cristalizaron todos los ritos y ceremonias judías.

1. La gran comisión.

Por eso, cuando él relata el mandato del Señor para hacer su obra, lo hace desde la perspectiva que no son palabras de un hombre común y corriente; sino las palabras de Aquel que es El Rey de Reyes y Señor de Señores: Nuestro Señor Jesús. Y nuestro Señor exclama: “Toda potestad me ha sido dada”.

Potestad es sinónimo de autoridad y poder; esta autoridad del Señor, es para justificar, para dar vida eterna, para reconciliar al hombre con su Creador, para hacernos hijos de Dios, para quebrar todo yugo y atadura, para sanar, para hollar toda hueste del maligno. Y por esa autoridad ganada en la cruz del calvario, Él exclama: “Por tanto vayan y hagan discípulos”.
Por esa razón, cuando nosotros vamos y cumplimos este mandato, debemos hacerlo en esa fe, en esa confianza, en esa seguridad. No vamos en nuestras fuerzas, no vamos a proclamar un pensamiento de hombre, ni una filosofía hueca; sino más bien, vamos a compartir ese mensaje santo, nacido en el corazón mismo del Dios de los cielos.

Yo le aseguro, que si nos movemos en ese Espíritu, la autoridad de Aquel que exclamó este mandato, respaldará nuestra labor, y esa palabra que hablemos no volverá vacía.

2. El discipular.

El Señor sabía que era necesario, no sólo proclamar el mensaje de salvación, sino también el discipular.

El discípulo, no es solo uno que fue iniciado en la fe, sino uno que también fue instruído en la manera de cómo se debe caminar en el camino de la fe; sin la instrucción, el trabajo de proclamación es en vano; esto hace que la labor a la cual hemos sido llamados no sea fácil, y exige el involucrarse, y comprometerse responsablemente a la labor a la cual todos los cristianos hemos sido llamados.

3. La incapacidad humana Vrs la promesa divina.

Los apóstoles sintieron sin duda, el peso de tal mandato, y quizás se dijeron: “¿Nosotros hombres pocos letrados, llenos de temores e imperfecciones, ir a las naciones?”

Pero la respuesta divina no se dejó esperar: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días de vuestra vida”.

Y es que, cuando el pueblo del Señor se dispone con sinceridad a servirle, Él no nos deja solos, su Espíritu va delante de nosotros, capacitándonos, dando vida a las palabras de nuestra boca por sencillas que sean, convenciendo al perdido de pecado, de justicia y de juicio.

Conclusión.

Dios ha prometido: “El que cuida de los intereses de su Señor tendrá honra”.

Yo te pregunto hoy: ¿Cuántos años han pasado desde que te convertiste al Señor?, ¿de qué manera le estas sirviendo?, ¿qué haz hecho con todo lo que tu Dios te ha dado?

El Señor te dice hoy: “Ve y haz discípulos” y te promete: “Yo estaré contigo”.

Por tanto, te animo hoy a empezar o a reanudar tu servicio al Señor, háblales a otros del amor del Señor, invítalos a la congregación, ora por ellos, involúcrate en las actividades de tu iglesia, ora por tus ministros.

Dios te bendiga.

Guillermo A. Morataya.
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EL HOMBRE QUE NO ENTRÓ.

Por Hno. Guillermo Morataya.
Un tema basado en Números 20:7-12.

Pensamiento: En nuestra vida la gloria le pertenece al Señor.

El pasaje bajo consideración, nos habla de la actitud de Moisés, que trajo como consecuencia que Dios le impidiese entrar en la tierra prometida.

Dado el hecho que Moisés fué llamado con el propósito de no sólo guiar, sino también, hacer reposar al pueblo en la tierra que Dios les prometió; vale la pena considerar cuál fué el motivo que impidió a este hombre de Dios alcanzar uno de sus más grandes anhelos.

1. Recordando de dónde nos sacó el Señor.

Moisés fue sin duda alguna, el más grande líder que jamás ha tenido la nación judía; y Dios le usó de manera muy especial. Su respaldo de parte del Señor fué tal, que cuando se levantaba murmuración contra él, Dios obraba con gran furor en contra de los sediciosos; como por ejemplo, cuando Dios se levantó contra su hermana María y su hermano Aarón a causa de su rebelión contra Moisés, y les dijo:

“Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él.” (Números 12:6-8)

Sin embargo, pensemos un momento de dónde fué sacado este gran caudillo que Dios usó para abrir el mar Rojo, llamado Moisés. Al pensar en los inicios de este hombre, uno puede gozarse en la grandeza de la gracia de nuestro Señor; pues siendo Moisés parte de un pueblo condenado a la extinción, y cuyos padres en su desesperación por preservarle la vida, lo meten a una canasta y lo lanzan al río Nilo. Y de allí, de una situación de incertidumbre y desesperación lo sacó el Señor.

¿De dónde nos sacó el Señor a nosotros?; quizá cada uno tengamos nuestra propia historia, lo cierto es que todos éramos reos de condenación, perdidos en nuestros delitos y pecados; unos quizá éramos ladrones, otros adúlteros, otros homicidas y otros quizá habíamos caído tan bajo que hasta nos avergonzamos de recordar hasta dónde Satanás nos había arrastrado.

Pero hasta allí donde estábamos, allí donde nadie daba nada por nosotros, allí nos alcanzó la bendita gracia de nuestro Señor Jesús; y nos salvó, nos dió una nueva vida, nos hizo hijos de Dios, nos llenó de su gozo y de su paz y sanó todas nuestras heridas.

Así como levantó a Moisés, también hizo con nosotros: Nos dió una nueva oportunidad.

De la nada lo convirtió en el liberador de su pueblo, lo vistió de autoridad, le concedió grandes privilegios.

2. Cuando no le damos la gloria a Dios.

Este pasaje nos traslada más o menos treinta años después que el pueblo de Israel había pasado el mar Rojo; Moisés había visto la mano de Dios todo ese tiempo, su posición de liderazgo delante del pueblo era indiscutible.

Muchos problemas habían sido ya superados; sin embargo, el pueblo se vuelve a rebelar y murmuran por la falta de agua. Curiosamente Moisés no actúa como en otras ocasiones, y parece ser por su actitud, que se siente ofendido; sintió como si su liderazgo estaba en juego. Quizá pensó: "Todo lo que he hecho por este pueblo, y así me corresponden".

En otro tiempo Moisés venía e intercedía, lloraba delante de Dios por este pueblo, y lo hacía con un corazón de siervo. Pero por un momento se le olvidó que la gloria le pertenece sólo a Dios; se le olvidó aquella historia del niño que fué rescatado de las aguas de un río llamado Nilo.

Esto viene repitiéndose una y otra vez en la vida de muchos, ya cuando el Señor les está usando en alguna área, se sienten grandes; se olvidan de dónde Dios los ha sacado, y si Él les está permitiendo servirle, es por su gracia y misericordia.

El servicio al Señor, no debe ser jamás para darse a conocer, para demostrar que somos algo. El servicio al Señor debe ser por amor y gratitud a Él, y con el deseo de ser de bendición para otros.

Si bien cuando le servimos al Señor debemos poner lo mejor de nosotros, pues nuestro Dios merece lo mejor; no debemos servir por competencia, ni por vanagloria, pues Dios no recibe tal servicio.

3. Dios castiga la altivez.

Ante el problema que surge, Moisés y Aarón recurren a Dios, y Él les habla, y les dice qué hacer: “Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos, y darás a beber a la congregación y a sus bestias.” (v. 8)

Ellos reunieron a la gente, y les dijeron: “¡Oíd ahora, rebeldes!, ¿Os hemos de hacer salir agua de esta peña? (V10). Nótese que ellos estaban enfadados, en sus palabras se atribuyen la acción milagrosa a realizar: “¿Os hemos de hacer salir agua de esta Peña? Será que el motivo de su enfado era el hecho de que su liderazgo de más de treinta años estuviese siendo menoscabado por la rebelión del pueblo?

Algunas personas atribuyen el pecado de Moisés al hecho de haber gritado, otros dicen que su pecado fué el haber golpeado la Peña dos veces; sin embargo, el contexto de la escritura enseña que Dios es celoso y Él no comparte su gloria con nadie. (Hechos 12:23, 1 Corintios 10:31)

Conclusión.

Hermano, yo creo que lo que nuestro Señor dejó en su Palabra, para nuestra edificación fue escrito; han sido muchos los ministros de Dios, algunos con ministerios únicos, sorprendentes; pero tropezaron con su ego, se olvidaron que solo eran instrumentos, y El que hace la obra no es el hombre, si no El Dios Todopoderoso, y llega un momento donde el Señor dice: “Hasta aquí”. Por eso hermano, sin importar la manera que Dios te está usando, recuerda de dónde Él te ha sacado, y sírvele con gratitud, diligencia, amor y humildad.

Dios le bendiga,
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¿VALDRÁ LA PENA LUCHAR POR MI MATRIMONIO?

Por Ernesto Pinto.

Apreciado consejero,

Reciba mi saludo y felicitación por su labor.

Me atrevo a escribirle porque estoy al borde de la locura, y la razón es que mi matrimonio que era casi perfecto, ahora se ha convertido en una pesadilla.

Hace unos meses mi esposo me confesó que me engañó con otra mujer; en ese momento de la noticia yo estaba embarazada. Esa triste realidad me afectó mucho. Yo no quiero que mi matrimonio se destruya pero la verdad ya no sé que debo hacer, ¿irme o perdonarlo?

El dice que se siente confundido y que no sabe lo que sienta por mi; él ya no es lo mismo de antes.

Usted comprenderá. Yo vengo de un hogar cristiano y por mis valores yo creo que el matrimonio es para toda la vida, pero la verdad es que no puedo verle la cara sin imaginarme que estuvo con otra mujer. Muchas veces me repite que está conmigo por su hija.

¿Que hago, pastor? Por favor ayúdeme. ¿Valdrá la pena que siga luchando por mi matrimonio? O, ¿doy por terminado esta relación?

Por favor contésteme.........

Muy desesperada.


Respuesta:

Mi amiga, luchar por el matrimonio y el bienestar de los hijos siempre es saludable. Pero hay que ser sensatos, y reconocer que los problemas hay que tratarlos y buscar siempre la solución. Los problemas no se arreglan con el paso del tiempo o quedándose callada.

Hay que buscar la razón por la que su marido buscó refugio en otra mujer. Para usted el matrimonio era “casi perfecto” pero obviamente para el no. Hay que buscar como resolver “el casi”.

En la vida real no hay matrimonio perfecto. Muchas veces nuestra óptica utópica de la relación es lo que no nos permite abrir los ojos a lo que nos está pasando y cerramos la puerta a una verdadera comunicación. Y, luego aparecen “los casi” como este: “casi fuimos felices” “casi llegó a amarle” … “casi me comprende” etc.

En su nota usted me dice: “yo vengo de un hogar cristiano y por mis valores yo creo que el matrimonio es para toda la vida.” Le felicito, pero quiero recordarle que para bailar tango se necesitan dos. En un matrimonio es igual, aunque seamos diferentes tenemos que unificar nuestros valores; también, su marido tiene que cooperar y reconocer que necesita ayuda y mejorar la comunicación entre ustedes.

Ahora, mi pregunta para usted es ¿Por qué razón su marido confesó la infidelidad? ¿Es porqué lo agarraron con las manos en la masa? O, ¿por arrepentimiento genuino? Si es por lo segundo, entonces “casi” tenemos el problema resuelto.

Señora, me permito recordarle que además del valor de que el matrimonio es para toda la vida; otro de los valores cristianos (y es el que menos practicamos) es el perdón. ("Pero si ustedes no perdonan, tampoco su Padre que está en el cielo les perdonará a ustedes sus pecados." Marcos 11:26) Es pues imperante para nosotros los seguidores de Cristo perdonar.

Ahora bien, sobre el tema del perdón, hay aquí dos opciones:

Primera: si su marido NO pide perdón, usted como cristiana puede decidir perdonarlo, para salud de su propia alma, pero eso solo la beneficiara a usted y no resolverá el conflicto como pareja.

Segunda: si su marido solo confesó y no pidió perdón, la confesión es “casi perfecta”. Su marido necesitará pedir perdón y ese será el comienzo de una reconciliación y el comienzo de un proceso de una nueva forma de comunicarse en su matrimonio.

Por ultimo permítame decirle: No pierda esperanza. Acérquese a Dios y pida su intervención en vuestra relación. Mucha gente busca ayuda por todos lados, hasta en la brujería y nada le funciona, por eso han sacado a Dios de sus asuntos familiares. Vuélvase a El. (Jeremías 33:3 dice: “Clama a mi y YO te responderé.”)

Nuestro es un Dios de milagros y si usted se lo pide, El hará un milagro en el corazón adúltero de su esposo. Pero también pida para usted mucha gracia, amor y sabiduría (Gálatas 5:22, 23 ) para resolver la crisis y dialogar con transparencia con su esposo. (Favor leer Efesios 5)

Bendiciones, y hasta la próxima.

Ernesto Pinto
www.encuentro.ca
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EL PERDÓN, UN REGALO DE DIOS!

Por Sindy Cándido.
"Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo." (Efesios 4:32)

Lamentablemente, el perdón es una de las virtudes más escasas en los seres humanos. Cuando todas las personas entiendan que este es un regalo y que lo damos a las personas, no porque lo merezcan, sino porque así lo deseamos; las relaciones interpersonales serán diferentes.

El perdón es una manifestacion de amor profundo; ya que "el amor es sufrido, es benigno y no guarda rencor" (1 Corintios 13:4-5)

La persona que perdona ejerce dominio sobre el odio y el deseo de venganza. "Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio." (2 Tim 1:7)

Los que perdonan buscan agradar a Jesús, quien puso el ejemplo cuando perdonó a los que le crucificaron. "Padre —dijo Jesús— perdónalos, porque no saben lo que hacen." (Lucas 23:34)

Ademas, los perdonadores saben que sólo perdonando pueden asegurarse el perdón divino.

El perdón de Dios, es el mejor regalo que Cristo nos pudo dar al morir en la cruz del Calvario por nosotros.

Debemos de perdonar de todo corazón y no sólo con la boca, ya que Dios mira nuestros corazones y conoce bien los pensamentos que hay en cada uno. Todos ofendemos en algo a alguien. Nuestro deber es pedir perdón con humildad y con la determinación de no volverlo a hacer. Pero no podemos esperar mayor perdón que el que nosotros mismos estamos dispuestos a dar a los que nos ofenden.

"Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores." (Mateo 6:12)
"Así también mi Padre celestial los tratará a ustedes, a menos que cada uno perdone de corazón a su hermano. " (Mateo 18:35)

Hermanos, somos humanos y cometemos muchos errores diarios, pero debemos de poner de nuestra parte y perdonar a quienes nos ofenden; asimismo, pedir perdón por nuestras faltas diariamente.

QUE DIOS NOS AYUDE A HACER SU VOLUNTAD!!!


Sindy Cándido.
Tema relacionado: El perdón, poderosa medicina para el corazón herido, y fuente de vida y salud para el alma y el espíritu.

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LA LIBERTAD QUE NO PERJUDICA.

Predicación de sub zona Misión Cristiana Elim de El Salvador.
Filial Santa Ana.

Pensamiento: Nuestro caminar debe ser tal, que no estorbemos el camino de la salvación a otros.

Lectura bíblica: 1 Corintios 8:8-13
8 Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos.
9 Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles.
10 Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos?
11 Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió.
12 De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis.
13 Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano."
El apóstol Pablo es uno de los más grandes expositores de la doctrina de la salvación por gracia, él más que nadie sabía que si una persona era salva, es por la pura misericordia de Dios y no por merito alguno.

El hombre no se salva por sus obras, sino es el amor de Dios que busca, llama, limpia, y cambia la vida del hombre; todo esto para que la excelencia de la gloria le pertenezca sólo a Dios; pero también para que en el corazón de aquellos que hemos sido alcanzados por esa gracia, haya un corazón lleno de gratitud y amor para Aquel que nos salvó.

1. El cristianismo: Más que religión.

La religión y el mundo enseñan que la manera de agradar a Dios, es a través de las obras y la observación de ciertas costumbres; de allí el esfuerzo del hombre por abstenerse de ciertos alimentos, guardar algunos días, participar de algunos ritos; pensando que de esa manera se agrada a Dios, y quizá así Él les conceda la salvación.

Sin embargo, aquellos que hemos sido lavados por la sangre preciosa de Jesucristo, sabemos que la obra de la cruz es más que suficiente para nuestra salvación; y el Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu de esa verdad; también nuestra vida cambiada es un testimonio de esa realidad, y si bien cada día nos esforzamos por agradar al Señor, es por amor y gratitud a Él, y no una manera de buscar la salvación, pues el Señor ya nos hizo salvos.

Esta es la razón por la cual el apóstol Pablo le hace ver a la iglesia de Corinto, que no es lo que uno come, o lo que uno no come lo que define nuestra salud espiritual, el evangelio es algo más profundo que una porción de comida, el evangelio es una relación personal con el Señor, donde nosotros hemos recibido su gracia y eso nos mueve a honrarlo cada día.

Y tenemos libertad para vivir, ya no con ese temor enfermizo que Dios me va a condenar si no cumplo con algún rito, o si no me abstengo de este u otro alimento.

2. Nuestra libertad no debe dañar a otros.

El apóstol Pablo era un hombre que valorizaba grandemente la obra de Dios; tanto así, que era la razón de su vida; él más que nadie sabía el valor que una sola persona tenía ante el Señor; él sabía que valían tanto, que Jesús mismo pagó con su sangre para que el hombre fuese salvo por la fe en ese sacrificio.

Era tan grande el valor de una tan sola persona para el apóstol, que él acondicionaba su libertad en Cristo a la edificación de los demás; y hablando de los alimentos, él sabía que no era algo que dañaba su relación con Cristo, pero entendía también que había gente de débil conciencia, a cuyos ojos el comer carne era algo pecaminoso (v.13). Vivían en constante temor, pues esa carne podría proceder de animales sacrificados a los ídolos y creían que si alguien comía de esa carne caería en pecado. Pablo sabía que no era así; sin embargo, en pos de la salud espiritual de los débiles en la fe el dice: “Si por comer carne hago caer a mi hermano débil en la fe, no comeré carne jamás” (v.13).

¡Qué principio tan hermoso! que el Señor nos muestra a través de las palabras del apóstol, nuestro amor a nuestro prójimo debe ser tal, que debemos sacrificar nuestras libertades para preservar en la fe a nuestros hermanos de conciencia débil.

Existen en el pueblo de Dios costumbres que pueden cambiar de congregación a congregación; en la manera de vestir, algunas congregaciones son más conservadoras que otras, al grado de que algunas creen en la uniformidad en el vestuario, otras tienen distintas maneras de expresión en la hora de alabar al Señor, otras separan a los hombres de las mujeres dentro de la congregación, otras creen que se debe orar de rodillas antes del desarrollo de cada una de las partes de un culto.

Todas estas costumbres no definen la posición espiritual de una persona, y no deben convertirse en motivo de discordia y tropiezo para el pueblo de Dios.

Mi libertad no debe ser tropiezo para otros en este aspecto de las costumbres en la celebración de un culto, y esto debe ser observado por todo ministro antes de introducir cualquier cambio brusco en la liturgia de una congregación. Pero, ¿qué hay de las costumbres fuera de la congregación?, el principio debe ser el mismo: Si alguien se va a escandalizar por verme asistir a un teatro, o a participar de una celebración fuera del ámbito cristiano, mejor me abstengo.

* Si mi manera de vestir va a dañar a otros, mejor por amor a ellos lucharé por ser más discreto.
* Si una actuación de mi parte va a provocar malicia y hacer tropezar a mi hermano débil mejor no lo hago.
* Si con mi ropa llamo la atención de tal manera de crear sentimientos pecaminosos en otros; mejor no me visto de esa manera.
* Si mis palabras pueden dañar a otros porque pueden ser mal interpretadas, mejor me abstengo de decirlas.

Conclusión.

Nuestro caminar debe reflejar el amor a nuestro prójimo, y no debemos creer que por el hecho de haber nosotros alcanzado cierto grado de madurez, podemos actuar de manera irresponsable dañando la conciencia de otros; recordemos siempre las palabras del apóstol: “Si por comer carne hago caer a mi hermano débil en la fe, no comeré carne jamás.

Dios le bendiga.

Guillermo A. Morataya.
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LA ORACION DE JABES.

Por Marvin Santos.

Creo que hasta hay un  libro con ese mismo nombre. Esto demuestra lo profunda y sencilla que a la vez resulta estas frases de Jabes, un personaje muy efímero en la Biblia pero que no deja de ser simplemente edificante para todos los cristianos.

En la traducción de la Biblia de Las Américas se lee en 1 Crónicas 4:9-10 "Jabes invocó al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si en verdad me bendijeras, ensancharas mi territorio, y tu mano estuviera conmigo y me guardaras del mal para que no me causara dolor! Y Dios le concedió lo que pidió."

Esta pequeña porción de las Sagradas Escrituras demuestran que Dios escucha las oraciones de sus hijos y no solo las escucha, sino que está tan cerca que las responde según nuestra petición. Jabes tenían un sueño, el sueño de ensanchar su territorio, de prosperar financieramente pero en la intención de sus palabras también encontramos que no era una mera ambición de cosas materiales como el dinero o el poder sino que a la vez él pidió el acompañamiento de la sabiduria de Dios para saber encausarse en este nuevo estatus social.

He escuchado a muchos predicadores que hablan de la Prosperidad. Defienden posturas que a mi juicio y a la luz de la Biblia están erradas. Sus mensajes dirigidos a multitudes se pueden resumir en dos palabras: la "siembra" y la "cosecha".  De esta manera, al aplicar en el ámbito espiritual la ley de la siembra y la cosecha, mientras más "siembre" más "cosechará". Esto no digo que NO pueda pasar, puede pasar, Dios puede bendecir a un hermano pero creo que lo haría bajo estos términos planteados por Jabes. Así, la teología de la prosperidad no puede plantearse de otra manera sino bajo los antecedentes bíblicos. Jabes pidió bendición, cosas materiales, pero a la vez pidió que Dios estuviera con él.

Hay que tener cuidado con esto de la doctrina de la prosperidad, no es cierto que si tú das "x" o "y" bien material o cantidad de dinero Dios tiene la obligación de darte el doble. No es cierto. Recordemos el caso de la viuda, la palabra de Dios dice que la viuda ofrendó "su sustento" mientras que los ricos daban lo que les sobraba. Es decir, la intención es la que cuenta, el corazón del que da es el que llama la atención de Dios quien no se quedará sin bendecirle. El apóstol lo dijo a su modo también cuando hablaba del amor, cuando decía si yo diese mi cuerpo para ser quebrantado y no tengo amor, nada soy. Allí mismo el Apóstol dice que hacer  cosas sin amor, entre ellas donar a la iglesia o inclusive yo me atrevería a decir dar el diezmo, no sirve de nada, es como hacer ruido con un metal, o simplemente ser un "címbalo que retiñe", vanidad.

Jabes en su oración nos dice que sí que hay que pedir bendición pero no hay que olvidarnos que esa bendición es para bendecir a otros, es para ensanchar nuestro territorio pero con el acompañamiento de Dios.

Que Dios le bendiga.
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EL EVANGELIO Y LA RIQUEZA

Por Juan Stam.


El paradigma cristológico (2 Cor 8-9)
"Porque ya conoceís la gracia de nuestro Señor Jesucristo,
que por amor a vosotros se hizo pobre,
siendo rico,
para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos." (2 Cor 8.9)


Debe ser axiomático para todos los que nos llamamos cristianos, que el modelo supremo de nuestra vida, nuestras actitudes y nuestra conducta, tiene que ser el mismo Jesús, según las escrituras. Jesús advertía en muchas ocasiones contra el amor al dinero y a la riqueza y dijo que es imposible servir a Dios y a Mamón (dinero, riqueza). En este texto de 2 Corintios, Jesús mismo nos da el ejemplo, despojándose de sus propias riquezas para compartir con los demás.

Otro pasaje, el gran himno cristológico de Filipenses 2, nos cuenta que Cristo, siendo Señor de señores, aceptó venir a esta tierra en forma de siervo. Y nos dice el texto, "no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse" (Fil 2.6). Llama la atención que estos y otros cambios en la vida de la segunda persona de la trinidad son siempre cambios de Dios el Hijo hacia lo contrario de lo que había sido y de lo que esperaríamos de Dios: El Verbo se hizo carne Jn 1:14; el Señor se hizo siervo Fil 2:6-8; el Rico se hizo pobre 2 Cor 8:9; el Justo fue hecho pecado 2 Cor 5:21; y el Amado fue hecho maldición Gal 3.13. Todos son una especie de "movilidad social" hacia abajo (se hizo pobre, siervo, carne, pecado, maldición).

El contexto de 2 Corintios 8 y 9

San Pablo, al ir concluyendo su labor misionera, tuvo el gran sueño de llevar a Jerusalén una comitiva de los primeros creyentes (las primicias) de las diversas provincias romanas que él había evangelizado, junto con una generosa ofrenda para los pobres (Rom 15.25-28; 1 Cor 16.1-4; Hch 20.22-24; 21.4,10-14; Gál 2.10). En eso tuvo una doble intención: Aliviar la extrema pobreza de los santos de Jerusalén y, segundo, dar un gesto de unidad de la iglesia, ya que las relaciones entre la iglesia de Jerusalén y la misión de Pablo habían sido tirantes. Pablo sabía bien que esa misión sería peligrosa, aún para su vida, pero se mantuvo inconmovible en su propósito.

En los preparativos para esa misión a Jerusalén, Pablo visitó las distintas iglesias solicitando ofrendas para llevar consigo a Jerusalén. En esas giras, tanto la iglesia de Macedonia como la de Corinto habían prometido sus aportes. Los hermanos de Macedonia, desde su pobreza y con mucho sacrificio, habían cumplido lo prometido (8.1-6), pero los de Corinto no (8.7-8). En ese contexto, es claro que Pablo escribe aquí para presionar a los corintios a entregar lo que habían prometido.

Lo sorprendente es que, para pedir fondos, Pablo no apela a la lástima ni al deber, sino a la gracia de Dios.[1] En ningún momento apela a la lástima o la filantropía. Palabras como eleêmosunê (misericordia) o filanthropia (filantropía) o agathôsunê (generosidad, beneficencia) no aparecen en todo el pasaje. Más bien, la palabra clave de los dos capítulos es jaris (gracia), que se usa diez veces: siete veces como designación de la ofrenda para los pobres de Jerusalén (8.1,4,5,7,19; 9.8,14), una vez para la gracia de Cristo (8.9), y dos veces con el sentido de gratitud (9.15 gracias a Dios por su don inefable; 8.16 gracias por la solidaridad de Tito). El apóstol no fundamenta su solicitud de fondos ni en la lástima ni en la necesidad misma, sino en toda una teología de la gracia divina realizada en la acción social por los necesitados.

A partir de este carácter de gracia que reviste la generosidad, Pablo utiliza otros términos teológicos para describir este proyecto de acción social. Son frases del más alto significado teológico, y Pablo las va acumulando para un máximo de énfasis. Esa sencilla contribución monetaria sería "la jaris de la koinonia de la diakonia (8:4). Será un acto de justicia (9.9-10, dikaiosunê). La diakonía de esta leitourgia no sólo suplirá la necesidad de los pobres sino que redundará en mucha eujaristia (9.12) y en mucha doxa (gloria) para Dios (9:13). De esta forma el Apóstol invoca una serie de los términos teológicos más elevados, todo para describir una recolecta monetaria para los pobres. Esa ofrenda era una koinonía, una diakonía, una liturgia y una eucaristía.

El compartir con los necesitados es un carisma (jarisma) que el Espíritu otorga dentro del cuerpo de Cristo ("los que ayuden a otros", 1 Co 11.28). La gracia de Dios se revela en la generosidad cristiana con los pobres. Nuestro Dios es un Dios que da alimento a todo ser viviente (Sal 136.25; Eclo 7.32-33); como Dios de gracia y misericordia, es el Dios de los necesitados y las viudas, el Padre de los huérfanos y el defensor de los desahuciados. H.H. Eller afirma que en la enseñanza de Jesús, járis nunca tiene el sentido de "favor inmerecido", sino que consistía esencialmente en la solidaridad de Dios con los débiles, pobres, despreciados y desesperanzados (Mt 11.5,28-30; Mr 10.26-28; Lc 15).[2]

Tres textos resumen el argumento de estos dos capítulos:

1) 8.9 El modelo cristológico, que siendo rico se hizo pobre;

2) 9.8-11 Dios es poderoso para hacer que abunde en vosotros toda gracia, para que teniendo en
todo lo suficente, estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad;

3) 9.15 ¡Gracias a Dios (járis) por su don inefable! (nuestra respuesta eucarística).


¿En qué sentido era "rico" Cristo antes de encarnarse? A primera vista responderíamos, "espiritualmente rico", pues en el cielo no existen bienes materiales. Sin embargo, eso rompería el paralelismo con la segunda frase (Jesús no era pobre espiritualmente sino materialmente) y no concordaría con el énfasis económico de todo el pasaje. No era un mensaje "espiritual" que Pablo quería comunicar a los corintios.

En el pensamiento hebreo, Dios es el dueño de toda la tierra, y Dios es el único dueño. "De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo y los que en él habitan" (Sal 24.1). "Pues míos son todos los animales salvajes, lo mismo que los ganados de las serranías; mías son las aves de las montañas y todo lo que bulle en el campo. Si yo tuviera hambre, no te lo diría a ti, pues el mundo es mío, con todo lo que hay en él" (Sal 50.10-12, Dios Habla Hoy).

Básica a la teología de la tierra en las escrituras hebreas, es la convicción de que nadie puede ser dueño de nada, porque es Dios quien reparte la tierra entre los seres humanos, que no son más que mayordomos. Por eso, "la tierra no debe venderse a perpetuidad; la tierra es mía, y ustedes sólo están de paso por ella como huéspedes míos" (Lev 25.23 DHH). Por supuesto, no queda ninguna posibilidad del concepto de propiedad privada en esa teología.

Si el Hijo de Dios, Co-Propietario del universo entero, estuvo dispuesto a hacerse pobre para enriquecernos a nosotros, cuánto más debían los cristianos de Corinto compartir sus bienes con los pobres de Jerusalén.

Cristo, siendo rico, se hizo pobre. Su vida comenzó en un pesebre prestado y lo sepultaron en una tumba también prestada. Se crió en una familia de la clase obrera, y durante dieciocho años de su vida ejerció el oficio de carpintero (su ministerio profético, en cambio, duró sólo unos tres años). En una ocasión dijo, comparándose desventajosamente con las zorras y las aves, "las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo de hombre no tiene donde recostar la cabeza" (Lc 9.58). Cristo bendijo a los pobres y denunció a los ricos (Lc 6.20,24; 18.25). Jesús optó libremente por ser pobre y encarnó para nosotros un estilo sencillo de vida.

Después de citar el paradigma cristológico, Pablo introduce una serie de nuevos temas, pero en 2 Cor 9.8-11 aclara el sentido de la última frase de 8.9, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos. Este pasaje del capítulo 9, muy citado por la teología de la prosperidad, merece un análisis cuidadoso:

Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas lo suficiente, abundéis para toda buena obra, como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad...

Dos frases aquí aclaran el enriquecimiento que Cristo nos da: "teniendo siempre en todas las cosas lo suficiente, abundéis para toda buena obra" y "para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad" (que repite el mismo verbo de 8:9). Este lenguaje está muy lejos de una teología de la afluencia capitalista y consumista; habla sólo de "tener lo suficiente", que es lo que Dios quiere para todos sus hijos e hijas. Específicamente, para los corintios, significaba tener suficiente para vivir con dignidad y también contribuir para los pobres de Jerusalén, lo que describe como "justicia". No dice nada de una situación económica holgada ni de una vida de abundancia de bienes materiales. Eso, por supuesto, estaría en total contradicción con el paradigma cristológico de 8:9.

Los predicadores de la prosperidad gustan hablar de "la ley de siembra y cosecha", en el sentido moderno de una ley de causa y efecto. Pero este texto (junto con 9.6-7) no sugiere que Pablo estuviera formulando alguna especie de "ley", en el sentido moderno de causa y efecto; lo de la siembra y la cosecha no es más que una ilustración. Además, todo el énfasis de estos versículos, como de los dos capítulos, es sobre la generosidad en compartir los bienes que tenemos, no en acumular más bienes. Debe notarse, también, que Pablo no está pidiendo para sí mismo ni para su labor misionera sino para los pobres de Jerusalén. Qué diferente a las "maratónicas" de algunos canales de televisión y emisoras de radio, que recaudan grandes cantidades de dinero pero lo que menos se les ocurriría es repartirlo entre los pobres.

En los versículos finales del capítulo (9.11-14) Pablo describe la reacción en cadena que ocurre cuando compartimos con los pobres: El clímax de esta solicitud de ofrendas es un verdadero éxtasis de alabanza por las consecuencias de la gracia de Dios encarnada en ayuda a los pobres. En esa situación de extrema pobreza en Jerusalén, y de relativa comodidad en Corinto, la gracia de compartir hará nacer una nueva esperanza. Terminada la ingrata tarea de solicitar fondos, Pablo irrumpe en una cascada de júblio que anticipa las consecuencias de la contribución de los corintios:

"[Dios] hará que ustedes produzcan una abundante cosecha de justicia. Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos, y para que por medio de nosotros la generosidad de ustedes resulte en acciones de gracias (eujaristia) a Dios. Esta ayuda (diakonia) que es un servicio sagrado (leitourgia) no sólo suple las necesidades de los santos sino que también redunda en abundantes acciones de gracias (eujaristia) a Dios. En efecto, al recibir esta demostración de servicio (diakonia), ellos alabarán (doxazô) a Dios por la obediencia con que ustedes acompañan la confesión (homologia) del evangelio de Jesucristo, y por su generosa solidaridad (koinônia) con ellos y con todos. Además, en las oraciones de ellos por ustedes, expresarán el afecto que les tienen por la sobreabundante gracia (jaris, ¡la ofrendita de los corintios!) que ustedes han recibido de Dios.

¡Gracias (jaris) a Dios por su don inefable! (9.10-15 DHH).

Algo muy extraño y muy importante está occurriendo aquí. En medio de la necesidad de los pobres de Jerusalén y la renuencia de los acomodados de Corinto, la gracia de Dios ha entrado en acción. Pablo da por sentado que los corintios van a responder y enviar su ofrenda y da rienda suelta a su fe y su exuberante imaginación creativa para anticipar todos los trascendentales resultados de dicha gracia. Nada indica que el aporte de ellos iba a ser de sumas grandes; lo grande sería la gracia de Dios en la práctica consecuente de ellos.

Y es que la praxis del amor eficaz logra una transformación de la realidad. La esperada ofrenda de los corintios ha transformado el círculo vicioso de la des-gracia en el círculo eucarístico de la gracia. La práctica de la justicia introduce situaciones totalmente nuevas, donde la gracia de Dios comienza a actuar en reacción de cadenas de bendición.


Para que haya igualdad (8.13-14). Hay otro énfasis en estos capítulos que merece atención especial. Dos veces en dos versículos Pablo insiste en el ideal cristiano de la igualdad:

"No se trata de que por ayudar a otros ustedes pasan necesidad; se trata más bien de que haya igualdad. Ahora ustedes tienen lo que a ellos les falta; en otra ocasión ellos tendrán lo que les falta a ustedes, y de esta manera habrá igualdad" (8:13-14 DHH).

El paradigma cristológico de 8.9, que domina todo este bloque textual, implica también un compromiso con la igualdad. Siendo inmensamente rico (según el pensamiento hebreo y paulino), Jesucristo quiso "anivelarse" con nosotros y vivir como un pobre entre los pobres (aunque tampoco en miseria).

De hecho, la igualdad es el principio central de toda la enseñanza social y económica de Israel.[3] Partiendo del principio de que Dios es el único dueño de todos los bienes, la legislación hebrea estaba diseñada para defender al pobre y buscar la mayor igualdad posible en el pueblo.[4] El intento evidente del sistema socio-económico propuesto para Israel era evitar que la prohibición del hurto se malinterpretara como justificación de la acumulación desigual de riquezas.[5] Dios se declara padre de los huérfanos, abogado defensor de las viudas, y amigo protector de los extranjeros y los desahuciados (Dt 10.18; Sal 68.5; Ex 22.21-24). La visión profética es de una sociedad en que "todos vivirán sin temor, y cada cual podrá descansar a la sombra de su vid y su higuera" (Miq 4.4; Zac 3.10).

El tema de la legislación social de Israel es amplísimo, pero ahora sólo podemos mencionar un aspecto central: el año sabático y el Jubileo. Las fiestas judías se configuraron mayormente por la experiencia histórica del éxodo, y se destaca entre ellas una triple secuencia a base de ciclos de siete. El séptimo día de cada semana se celebraba el Shabat; cada séptimo año se debía celebrar el año sabático de la tierra (Dt 15.1-11; Lv 25.1-7.18-22); y después de siete sábados de la tierra (49 años), el siguiente año debía ser un año de jubileo (Lv 25.8-17,23-34; 27.16-25). La estructura simétrica de este ciclo, a base de sietes (derivado también de la creación), acentúa su importancia.

En breve resumen, el día del sábado significaba una declaración de libertad para el trabajo humano y el descanso semanal para la tierra y los animales (Ex 23.12). Por otra parte el sábado de la tierra, entre sus varias versiones, incluía tres elementos: (1) barbecho de la tierra durante el año, con sus productos no cultivados designados para los pobres (Ex 23.10s; Lv 25.2-7; Neh 10.32); (2) la liberación de todo israelita bajo servidumbre (Ex 21.2-11; Dt 15.12-18; Jer 34.8-17); (3) la condonación de toda deuda contraída (Dt 15.1-11). Hoy día, ante la agobiante crisis de la deuda externa de los paises del tercer mundo, esta teología del préstamo ha captado la atención de muchos líderes latinoamericanos (¡hasta de Fidel Castro! Ocurrió en una consulta sobre la deuda externa en la Habana en los años 80).

El Jubileo se describe sólo en Lev 25 y está menos documentado que el año sabático. Se menciona también en Lev 27.17-24, Nm 36.4 y Ezq 46.17, con alusiones también en Jer 34 ("promulgar cada uno libertad a su prójimo" 34.8,15,17) e Isa 61 ("proclamar libertad a los cautivos" 61.1; "proclamar el año agradable de Yahvé" 61.2) y algunos otros pasajes.[6] Su base histórico-salvífica es la repartición original de la tierra en igualdad y justicia: "A los grupos más numerosos les darás una porción mayor, y a los grupos menos numerosos una porción menor", a cada tribu según el censo (Nm 26.54; 33.54). El Jubileo formula legalmente lo que los profetas articulan moralmente cuando denuncian la acumulación de propiedades (Is 5.8; Miq 2.2).

"Pregonareís libertad en la tierra a todos sus moradores" (Lv 25.10) es la consigna del Jubileo. Y como no puede haber libertad sin justicia económica, el otro tema es la tierra familiar. Christopher Wright afirma que el sistema socioeconómico de Israel "tenía dos características que contrastaban totalmente con la estructura económica cananea": (1) la distribución equitativa y (2) la inalienabilidad de la tierra, para que no pasara definitivamente a otras familias.[7]

Para lograr la justicia y la igualdad, el autor sacerdotal no confía simplemente en la conciencia moral y la buena voluntad, ni iniciativas individuales privadas; plantea más bien un sistema de legislación nacional con un plan detallado de reforma agraria cada 50 años (Lv 26.10-17,23-34). En contraste con el neoliberalismo, diseñado a favor de los poderosos para crear desigualdad a base de la libre competencia y la no-intervención estatal, el Jubileo pretende legislar un sistema social que rectifique periódicamente la infraestructura económica para defender la máxima igualdad social.[8]

Es cierto que hay problemas históricos en cuanto a esta legislación, pero es claro que el Jubileo (junto con el año sabático) expresaba la profunda convicción de los autores bíblicos, especialmente los profetas. No cumplirlo era una violación del pacto, que Dios también castigaría (Lv 26.34,43; 2 Cr 36.21; Jer 34.16-18). Cuando no se cumplía, era por el pecado humano. Por eso, en los profetas, este doble tema va tomando dimensiones mesiánicas y escatológicas (Is 35; 58; 61; Ez 47.14).[9] Esta esperanza, postergada y profundizada a la vez, se expresa elocuentemente en Is 61.1-3:

El espíritu del Señor está sobre mí,
porque el Señor me ha consagrado;
me ha enviado a dar buenas nuevas a los pobres,
a aliviar a los afligidos,
2a anunciar libertad (QâRâA DeRôR) a los presos,
libertad a los que están en la carcel,
a anunciar (QâRâA) el año favorable del Señor,
el día en que nuestro Dios
nos vengan de nuestros enemigos.
Me ha enviado a consolar a todos los tristes,
3a dar a los afligidos de Sión
una corona en vez de ceniza,
perfume de alegría en vez de llanto,
cantos de alabanza en vez de desesperación... (DHH)


Siglos después, según San Lucas (4.18s), Jesús en su proclama inaugural aplica este pasaje jubilar (más una frase de Is 58.6, otro pasaje jubilar) a su propio ministerio redentor. Igual que en Is 61.2, "el año favorable del Señor", que proclama libertad a los cautivos, debe entenderse como el Jubileo. En este "manifiesto de Nazareth" Jesús asume el rol del Ungido que había de traer el Jubileo ("El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido" 4.18; cf 3.22) e identifica las metas y valores de su Reino con los del Jubileo. Su ministerio era en verdad "buenas nuevas para los pobres"; sus milagros eran señales del Jubileo prometido.

La proclama de Jesús en Nazaret se reafirma en el día de Pentecostés. Como era el día del sábado al año sabático (séptimo día y séptimo año), era también el día de Pentecostés al año de jubileo (50 días, 50 años). Es impresionante ver el paralelo de Hch 2 con Isa 61 y Lc 4. Al inicio del capítulo "el Espíritu del Señor" viene ahora sobre sobre la iglesia, cuerpo vivo del Mesías resucitado (Hch 2.1-13; cf Is 61.1). Y al final del capítulo, la comunidad mesiánica practica el Jubileo y realiza "buenas nuevas para los pobres" con un proyecto de comedores populares (Hch 2.42-47; 4.31-5.11, 6.1-7). El ideal del año sabático, que "no habrá pobres entre ustedes" (Dt 15.4), se realizó en la comunidad pentecostal: "No había entre ellos ningún necesitado" (Hch 4.34) porque "ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía" (4.32). En el día de Pentecostés, el Espíritu inspiró un verdadero Jubileo y un anticipo de la comunidad de bienes de la Nueva Jerusalen.

El proyecto económico que comenzó el día de Pentecostés se prolongó hasta el final del ministerio de San Pablo. Cuando Pablo y Bernabé subieron a Jerususalén para consultar con los apóstoles sobre la misión a los gentiles, éstos les dieron su aval pero "solamente nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, cosa que he procurado hacer con todo cuidado" (Gál 2.10 DHH). Uno de los primeros proyectos de Pablo como cristiano fue el de llevar ayuda a los necesitados de Judea (Hch 11.29s). Y al final de su ministerio, en el corazón de Pablo nace el sueño osado de juntar a los primeros creyentes de las comunidades gentiles y monedas de las distintas provincias del imperio, para llevarlo a Jerusalén para los pobres (Ro 15.25-26; 1Co 16.1-4; 2 Cor 8-9; Hch 20.22s; 21.10-14). Pablo dedicó la culminación de su ministerio al mismo proyecto de Jubileo que nació el día de Pentecostés.

Esa visión escatológico-económica se realiza plenamente en Ap 21-22. La igualdad es un valor bíblico; la desigualdad, un anti-valor anti-bíblico. En el reino de Dios todos seremos reyes y sacerdotes; nadie será más rey y sacerdote, nadie será menos rey y sacerdote. Entoces el oro y las perlas y las piedras preciosas, antes prostituídas en las manos del imperio, serán de todo el pueblo (las calles y muros y fundamentos del pueblo: Apoc 21:9-21). De hecho, la visión de abundancia e igualdad con que concluye la Biblia no es sino la culminación de toda una teología bíblica de los bienes materiales. Desde el pentateuco hasta el Apocalipsis, la teología bíblica de lo económico es un mensaje de justicia e igualdad. La visión de la Nueva Jerusalén debe ser la inspiración y la orientación de los cristianos de hoy ante los desafíos complejos del futuro de nuestro continente.

La literatura apocalíptica judeo-cristiana, siguiendo fielmente esta larga tradición bíblica, hace también aportes valiosos a esta visión de abundancia para todos. Muy citada es 2 Baruc 29.4:

La tierra dará frutos diez mil veces mayor. Cada vid tendrá mil ramas, y cada rama producirá mil racimos de uvas, y cada rácimo producirá mil uvas, y cada uva dará un cor de vino [200 litros]...Y los hambrientos se gozarán y verán maravillas cada día. Vientos saldrá cada mañana de delante de mí a llevar la fragancia de frutos aromáticas, y nubes al final del día destilarán el rocío del cielo. Y en aquel tiempo los tesoros del maná caerán de nuevo del cielo, y comerán de él.

La alusión al `"maná escondido" en Ap 2.17 muestra que Juan conocía la misma tradición de 2 Baruc 29 y corrobora el cuadro de abundancia para todos que nos dan los últimos capítulos del Apocalipsis.

Otra literatura antigua judeo-cristiana confirma dramáticamente el ideal de igualdad en el reino mesiánico:

...y todos disfrutarán de vida común y riqueza. La tierra será de todos por igual; sin estar dividida por muros ni cercados, producirá algún día frutos más abundantes. Y dará frutos de dulce vino, de blanca leche y de miel...cuando Dios haga cambiar los tiempos...y transforme el invierno en verano. (Oráculo Sibilino 8.208-215)

La tierra, de todos por igual, sin estar dividida por muros ni cercados, producirá entonces frutos más abundantes por sí sola. Compartirán los recursos sin dividir la riqueza, pues allí no habrá ni pobres ni ricos, ni amos ni esclavos, ni grandes ni pequeños, ni reyes ni caudillos. En común y unidos vivirán todos. (Or Sib 2.319-324)

Esta visión judeo-cristiana es el proyecto económico de Dios para la historia humana. Por ella oramos cuando decimos "venga tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo". Nuestras opciones y nuestra conducta se orientan por el mandato de "buscar primeramente el reino de Dios y su justicia" (Mat 6:33) y, en términos escatológicos, su abundancia y su igualdad. Cualquier otro programa es el proyecto de la bestia, no de Dios y su Cordero.

Muy de acuerdo con esta visión profética son las palabras de nuestro gran poeta costarricense, Jorge Debravo:

Yo deseo que todo, que la vida sea nuestra
como el agua y el viento.
Que nadie tenga más patria que el vecino.
Que nadie diga más la finca mía...
sino la finca nuestra, de nosotros los hombres.
(del poema "Nosotros los hombres")

Me gustaría tener manos enormes,
violentas y salvajes,
para arrancar fronteras una a una
y dejar de frontera solo el aire.

Que nadie tenga tierra
como se tiene tierra;
que todos tengan tierra
como tienen el aire.
(del poema "Nocturno sin patria")


BIBLIOGRAFÍA:

Camargo, Jesús, "Realidad económica y fe cristiana", Boletin Teológico #65, enero-marzo 1997, 27-58

de Vaux, R, Instituciones del Antiguo Israel (Barcelona: Herder 1985)

Eller, H.H., "Gracia" en Lothar Coenen et al., Diccionario teológico del Nuevo Testamento (Salamanca: Sígueme 1980), Tomo II, p.237-238.

Gnuse, Robert, Comunidad y propiedad en la tradición bíblica, Verbo Divino, Estella, Navarra, 1987.

Maertens, Thierry Fiesta en honor de Yahvé (Madrid: Cristiandad 1964)

Richard, Pablo, "Ya es tiempo de proclamar un jubileo", Vida y Pensamiento 18:2 octubre 1998, 7-34

Stam, Juan, "El poder económico de la gran bestia" en Apocalipsis y Profecía (Buenos Aires: Kairós, 1998).

Stam, Juan, "La sobreabundancia de la multiforme gracia de Dios" en Gracia, Cruz, Esperanza, Israel Batista ed (Quito: CLAI 2004), pp. 25-40

Wright, Christopher, Wright, Anchor Bible Dictionary, 1992, Tomo III, pP. 1025-1029

Wright, Christopher, "Sabbatical Year" Anchor Bible Dictionary (NY: Doubleday 1992) Tomo V, pp. 857-861
[1] ) Algunos párrafos a continuación son adaptados de mi escrito, "La sobreabundancia de la multiforme gracia de Dios" en Gracia, Cruz, Esperanza, Israel Batista ed (Quito: CLAI 2004).
[2] ) H.H. Eller, "Gracia" en Coenen et al., Diccionario teológico del Nuevo Testamento (Salamanca: Sígueme 1980), Tomo II, p.237-238.
[3] ) Para este tema, he adaptado materiales de mi artículo, "El poder económico de la gran bestia" en Apocalipsis y Profecía (Buenos Aires: Kairós, 1998).
[4] ) Bien observa Robert Gnuse que la legislación judía se concentra no en proteger los "derechos" de los poderosos sino en defender la vida de los débiles. (Eso la contrapone frontalmente con la ideología neoliberal). Gnuse cita el Talmud de Lv 19.15: la justicia es misericordia más que imparcialidad (1987:107), en contraste con las leyes babilónicas que castigaban más severamente los delitos de pobres contra ricos. Robert Gnuse, Comunidad y propiedad en la tradición bíblica, Verbo Divino, Estella, Navarra, 1987.
[5] ) Gnuse ibid., 1987:87
[6] ) Lv 25, Isa 61 y Jer 34 emplean la misma expresion hebrea para "pregonar libertad" (QâRâA DeRôR), lo cual sugiere una relación directa entre los textos. El mismo verbo ocurre en "proclamar remisión" (QâRâA SheMTâH) en Dt 15.2.
[7] ) Wright, Anchor Bible Dictionary, 1992, Tomo III, p. 1025.
[8] ) Wright, ibid., p.1029; Gnuse, op.cit. p. 87. La misma meta y los mismos métodos se ven en el amplio sistema hebreo de impuestos como sistema para redistribuir la riqueza a favor de los pobres. El neoliberalismo predica la reducción de impuestos, pero lo realiza a favor de los ricos (que a su vez colaborarán financiando las campañas electorales de ellos).
[9] ) Wright, Christopher, "Sabbatical Year" Anchor Bible Dictionary (NY: Doubleday 1992) Tomo V, p.860.

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