Predicación de sub zona Misión Cristiana Elim de El Salvador.
Filial Santa Ana.
Filial Santa Ana.
Pensamiento: Nuestro caminar debe ser tal, que no estorbemos el camino de la salvación a otros.
Lectura bíblica: 1 Corintios 8:8-13
8 Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos.
9 Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles.
10 Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos?
11 Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió.
12 De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis.
13 Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano."
El apóstol Pablo es uno de los más grandes expositores de la doctrina de la salvación por gracia, él más que nadie sabía que si una persona era salva, es por la pura misericordia de Dios y no por merito alguno.
El hombre no se salva por sus obras, sino es el amor de Dios que busca, llama, limpia, y cambia la vida del hombre; todo esto para que la excelencia de la gloria le pertenezca sólo a Dios; pero también para que en el corazón de aquellos que hemos sido alcanzados por esa gracia, haya un corazón lleno de gratitud y amor para Aquel que nos salvó.
1. El cristianismo: Más que religión.
La religión y el mundo enseñan que la manera de agradar a Dios, es a través de las obras y la observación de ciertas costumbres; de allí el esfuerzo del hombre por abstenerse de ciertos alimentos, guardar algunos días, participar de algunos ritos; pensando que de esa manera se agrada a Dios, y quizá así Él les conceda la salvación.
Sin embargo, aquellos que hemos sido lavados por la sangre preciosa de Jesucristo, sabemos que la obra de la cruz es más que suficiente para nuestra salvación; y el Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu de esa verdad; también nuestra vida cambiada es un testimonio de esa realidad, y si bien cada día nos esforzamos por agradar al Señor, es por amor y gratitud a Él, y no una manera de buscar la salvación, pues el Señor ya nos hizo salvos.
Esta es la razón por la cual el apóstol Pablo le hace ver a la iglesia de Corinto, que no es lo que uno come, o lo que uno no come lo que define nuestra salud espiritual, el evangelio es algo más profundo que una porción de comida, el evangelio es una relación personal con el Señor, donde nosotros hemos recibido su gracia y eso nos mueve a honrarlo cada día.
Y tenemos libertad para vivir, ya no con ese temor enfermizo que Dios me va a condenar si no cumplo con algún rito, o si no me abstengo de este u otro alimento.
2. Nuestra libertad no debe dañar a otros.
El apóstol Pablo era un hombre que valorizaba grandemente la obra de Dios; tanto así, que era la razón de su vida; él más que nadie sabía el valor que una sola persona tenía ante el Señor; él sabía que valían tanto, que Jesús mismo pagó con su sangre para que el hombre fuese salvo por la fe en ese sacrificio.
Era tan grande el valor de una tan sola persona para el apóstol, que él acondicionaba su libertad en Cristo a la edificación de los demás; y hablando de los alimentos, él sabía que no era algo que dañaba su relación con Cristo, pero entendía también que había gente de débil conciencia, a cuyos ojos el comer carne era algo pecaminoso (v.13). Vivían en constante temor, pues esa carne podría proceder de animales sacrificados a los ídolos y creían que si alguien comía de esa carne caería en pecado. Pablo sabía que no era así; sin embargo, en pos de la salud espiritual de los débiles en la fe el dice: “Si por comer carne hago caer a mi hermano débil en la fe, no comeré carne jamás” (v.13).
¡Qué principio tan hermoso! que el Señor nos muestra a través de las palabras del apóstol, nuestro amor a nuestro prójimo debe ser tal, que debemos sacrificar nuestras libertades para preservar en la fe a nuestros hermanos de conciencia débil.
Existen en el pueblo de Dios costumbres que pueden cambiar de congregación a congregación; en la manera de vestir, algunas congregaciones son más conservadoras que otras, al grado de que algunas creen en la uniformidad en el vestuario, otras tienen distintas maneras de expresión en la hora de alabar al Señor, otras separan a los hombres de las mujeres dentro de la congregación, otras creen que se debe orar de rodillas antes del desarrollo de cada una de las partes de un culto.
Todas estas costumbres no definen la posición espiritual de una persona, y no deben convertirse en motivo de discordia y tropiezo para el pueblo de Dios.
Mi libertad no debe ser tropiezo para otros en este aspecto de las costumbres en la celebración de un culto, y esto debe ser observado por todo ministro antes de introducir cualquier cambio brusco en la liturgia de una congregación. Pero, ¿qué hay de las costumbres fuera de la congregación?, el principio debe ser el mismo: Si alguien se va a escandalizar por verme asistir a un teatro, o a participar de una celebración fuera del ámbito cristiano, mejor me abstengo.
* Si mi manera de vestir va a dañar a otros, mejor por amor a ellos lucharé por ser más discreto.
* Si una actuación de mi parte va a provocar malicia y hacer tropezar a mi hermano débil mejor no lo hago.
* Si con mi ropa llamo la atención de tal manera de crear sentimientos pecaminosos en otros; mejor no me visto de esa manera.
* Si mis palabras pueden dañar a otros porque pueden ser mal interpretadas, mejor me abstengo de decirlas.
Conclusión.
Nuestro caminar debe reflejar el amor a nuestro prójimo, y no debemos creer que por el hecho de haber nosotros alcanzado cierto grado de madurez, podemos actuar de manera irresponsable dañando la conciencia de otros; recordemos siempre las palabras del apóstol: “Si por comer carne hago caer a mi hermano débil en la fe, no comeré carne jamás.
Dios le bendiga.
Guillermo A. Morataya.
Imprimir artículo. Imprimir este post.
One Response to LA LIBERTAD QUE NO PERJUDICA.
Comparto su punto de vista hermano Guillermo, puedo decir amén a eso. Dios le bendiga.
Publicar un comentario