Archive for septiembre 2013

Autoridad y Poder.

Por Marco Marin Parra.
Basado en Lucas 4:31-44.

Lc 4:31-44. RV60:

31 Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo.

32 Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad.

33 Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz,

34 diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios.

35 Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno.

36 Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?

37 Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos.

38 Entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga, y entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre; y le rogaron por ella.

39 E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía.

40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.

41 También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo.

42 Cuando ya era de día, salió y se fue a un lugar desierto; y la gente le buscaba, y llegando a donde estaba, le detenían para que no se fuera de ellos.

43 Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.

44 Y predicaba en las sinagogas de Galilea.
Cuando Cristo fue expulsado de Nazaret, vino a Capernaúm, otra ciudad de Galilea. Su predicación: Y en sábado les estaba enseñando (V. 31).

La predicación de Cristo causó gran impresión en la gente, y se quedaban asombrados de Su Autoridad (V. 32). Cada palabra suya comportaba peso y sustancia, e incitaba a nuevos descubrimientos iluminadores; además, llevaba un Poder de mando y un poder de eficacia que se imponía a la conciencia de los oyentes.

Sus Milagros se especifican, en particular dos; los cuales muestran que Cristo es: Controlador y Conquistador de Satanás, por el poder de expulsarlo de aquellos de quienes había tomado posesión corporal.

Notemos...

»Que el demonio es un espíritu inmundo, y su naturaleza es diariamente opuesta a la del Dios puro y santo;

»Que trabaja en el interior de los hijos de los hombres, y es posible que quienes están bajo el poder y la operación de él se encuentren en la sinagoga;

»Que incluso, los demonios creen que Jesucristo es el santo de Dios (V. 34, compárese con Stg 2:19);

»Que creen, pero están temblando (como dice Santiago en el texto citado); por eso, este espíritu inmundo “gritó“ con voz fuerte (V. 33), ya que temió que Cristo viniese ahora a destruirle (V. 34);

»Que los demonios no tienen nada que ver con Jesús (V. 34), y que no desean tener nada que ver con Él;

»Que Cristo posee un poder omnímodo sobre el demonio. “Jesús entonces le increpó, diciendo: cállate y sal de él“ (V. 35).

Cristo no sólo le impuso silencio, sino que le tapó materialmente la boca. Al quebrantarse aquí el poder de Satanás, el enemigo vencido muestra su perversidad, mientras que Cristo vencedor muestra Su gracia y Su misericordia; pues el demonio arrojó al poseso en medio de ellos con la intención de despedazarlo, pero Cristo lo impidió y forzó al demonio a salir de él sin hacerle ningún daño.

A quienes Satanás no puede destruir, trata de perjudicar; pero es un gran consuelo saber que no puede hacer más daño del que El Señor le permite; más aún, no podrá hacer verdadero daño. El poder de Cristo sobre el demonio fue universalmente reconocido y glorificado: "Todos quedaron sobrecogidos de estupor, y se decían unos a otros: ¿Qué manera de hablar es ésta, que manda con autoridad y poder a los demonios y salen?".

Quienes tenían pretensión de arrojar demonios, lo hacían con abundancia de fórmulas mágicas, pero Cristo los expulsaba con autoridad y poder. Este milagro le ganó a Cristo gran reputación: "Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos".

La fama del Señor Jesucristo fue en los comienzos de Su Ministerio mucho mayor que después, cuando la gente se acostumbró a sus Milagros y perdió el asombro que les había sobrecogido al principio.

Sanador de enfermedades:

En el milagro anterior, Cristo atacó a la raíz de la miseria del hombre, que es la enemistad de Satanás. En el milagro que se nos refiere a continuación (V. 38-39), Cristo ataca a una de las ramas más extendidas de dicha miseria, y una de las más comunes calamidades de la familia humana, como es la enfermedad.

El Señor Jesucristo, que había venido a quitarle el aguijón a la muerte, vino a quitárselo también a la enfermedad, que es el prólogo corriente de la muerte. De todas las enfermedades, una de las peores para la gente de alguna edad, es la fiebre muy alta. Aquí vemos a Cristo que cura esta fiebre muy alta, y lo hace simplemente con Su Palabra.

“Increpó a la fiebre“. El lugar era la casa de Simón Pedro, y el paciente era la propia suegra de Pedro.

Notemos aquí esto:

«Que Cristo es un huésped que paga muy bien por el hospedaje; quienes le acogen en su corazón y en su casa, no perderán nada, sino, que ganarán mucho con Él. Pues viene para sanar.

»Que incluso las familias que acogen bien al Señor pueden estar aquejadas de enfermedades; pueden estar sujetas a las comunes calamidades, aunque disfruten de sus más distinguidos favores.

»Que aun los mejores, pueden ser ejercitados con las peores aflicciones como la Suegra de Simón, aquejada de una fiebre alta, aguda, amenazante.

»Que no hay edad exenta de achaque.

»Que cuando alguno de nuestros familiares esté enfermo, debemos acudir al Señor Jesús en oración por él: "Y le rogaron por ella".

Cristo se preocupa de los Suyos cuando se hallan en aflicción y apuro: "Él se inclinó sobre ella" como quien se interesa grandemente por el enfermo. Cristo mostró Su poder soberano sobre las enfermedades corporales, pues tan pronto como increpó a la fiebre, ésta salió de la enferma.

Lo milagroso de la cura se mostró, en que ella se levantó en seguida y se puso a servirles; cuando Cristo imparte una nueva vida, determina y espera que esa vida sea empleada siempre en Su servicio. Si llegamos a levantarnos del lecho del dolor, ha de ser para dedicarnos más activamente al servicio del Señor, no como el rey Ezequías, a quien el milagroso alargamiento de la vida sólo le sirvió para cometer la mayor imprudencia de su vida (Isaías Cap 38-39).

Quienes sirven a Jesucristo, deben estar dispuestos a servir también a todos los que son de Cristo por amor de Él, como la Suegra de Simón, que “se puso a servirles“, y con mucha razón; pues ellos habían rogado al Señor por ella. Después viene un informe general de muchos otros Milagros que el Señor hizo: "Sanó a todos los que le traían enfermos de diversas dolencias, poniendo las manos sobre cada uno de ellos".

Notemos que Su poder era general, pero las curaciones las llevaba a cabo de manera personal.

Jesús nos ve y nos ama a todos, pero no como masa, sino, a cada uno en particular; podemos asegurar que se dirige a cada uno de nosotros como si no existiese nadie más en este mundo. Aun cuando se dirija a nosotros para que nos integremos en el grupo de los Suyos, y en el amor hacia todos.

Vemos que El Señor tenía remedio para cada enfermedad: “Y también salían demonios de muchos“. Estos demonios se comportaban de manera parecida a como lo había hecho el de la sinagoga (V. 34 y 41). Finalmente que al hacerse de día, salió y se marchó a un lugar solitario. Por el Evangelio de Marcos 1:35 sabemos que se retiró, no a descansar, sino a orar.

Aunque su comunión con el Padre era continua, Su mayor delicia era la oración, en la que podía concentrarse mejor sin distracción que las multitudes le ocasionaban. En realidad, nunca estamos menos solos, que cuando estamos a solas con Dios.
Escuche el mensaje aquí.
Pero no tardaron mucho en buscarle y tratan de retenerle entre ellos. Esto nos enseña que, aun cuando un lugar solitario sea un sitio conveniente para retirarse, no lo es para residir, pues hemos venido a este mundo, no a vivir para nosotros mismos, sino, a hacer el bien a los demás, y servir al Señor dondequiera que Él nos ponga.

La gente buscaba a Jesús hasta en el desierto, pues no hay desierto donde está Jesús. Y trataban de retenerle. Este era un buen deseo, pero no según conocimiento, pues, Cristo era una luz que había venido a alumbrar a todo hombre (Jn 1:9).

Por eso, a pesar de tan buena acogida en Capernaúm, les dijo: "También a las otras ciudades debo predicar el reino de Dios; porque para esto he sido enviado". Quienes disfrutan de los beneficios del Evangelio, han de desear que también otros disfruten de los mismos beneficios.

El Evangelio tiene alcance mundial (Mr 16:15; Mt 28:19), y por tanto, nadie debe pretender monopolizarlo.

Demos gracias al Señor que no permitió ser confinado a un solo lugar, sino, que prometió estar dondequiera que dos o tres estén congregados en Su Nombre (Mt 18:20). Amén.

Tu amado hermano Marco, desde el corazón para vuestros corazones. Dios nos bendiga y nos ayude a ser fieles con Su Eterna, Poderosa y Bendita Palabra.

Suecia - Lysekil.

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Orando por el prójimo - Jueves 20 de septiembre de 2013

Ver oraciones anteriores.

Ministración de la Oración Viernes 20 de septiembre de 2013.
Programa: ORANDO POR EL PRÓJIMO.
Ministerio de Oración DOBLANDO RODILLAS.
Ministración: Hermano Marco Marin Parra.
Desde Lysekil, Suecia.

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¿Es lícito?

Por Marco Marin Parra.
Basada en Lucas 14:1-6.

Lc 14:1-6. RV60:

1 Aconteció un día de reposo, que habiendo entrado para comer en casa de un gobernante, que era fariseo, éstos le acechaban.

2 Y he aquí estaba delante de él un hombre hidrópico.

3 Entonces Jesús habló a los intérpretes de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en el día de reposo?

4 Mas ellos callaron. Y él, tomándole, le sanó, y le despidió.

5 Y dirigiéndose a ellos, dijo: ¿Quién de vosotros, si su asno o su buey cae en algún pozo, no lo sacará inmediatamente, aunque sea en día de reposo?

6 Y no le podían replicar a estas cosas.
Vemos la curación de un hombre hidrópico, que Jesús llevó a cabo el sábado.

A continuación dos lecciones de Jesús; una de humildad, otra de caridad. Luego, El Señor expone una parábola para expresar la urgente invitación a venir a Cristo para recibir salvación.

Vemos aquí al Hijo del Hombre comiendo y bebiendo, para conversar familiarmente con toda clase de personas.

En esta ocasión era sábado y entró “para comer en casa de uno de los principales de los fariseos“. Obsérvese cuán generoso es Dios con nosotros, otorgándonos tiempo, incluso en el día dedicado especialmente a Su servicio para atender a nuestras necesidades corporales; y cuán diligentes hemos de ser en no abusar de dicha libertad.

No hay razón para pensar que fuese un banquete especial, sino una comida ordinaria. Aunque en los días de mayor fiesta, hemos de guardarnos de toda clase de excesos.

Incluso entonces, su mayor interés era hacer el bien: “Y he aquí que estaba delante de Él un hombre hidrópico“ (V. 2), una enfermedad con retención de líquido e hinchazón. Es muy probable que su enfermedad se hallase en un estado muy avanzado, pero… ¡Qué dicha tan grande es estar delante del Señor!

Cristo se anticipó a bendecir a este enfermo con Su bondad característica, antes de que el hidrópico se lo pidiera. También aquí, Jesús hubo de soportar tal contradicción de pecadores contra sí mismo (He 12:3); pues éstos (fariseos) le acechaban atentamente (V. 1).

No podemos deducir a base del texto sagrado cuál era la intención del dueño de la casa, pero sí la de los fariseos que le acompañaban; como se ve por la actitud de acecho (V. 1) y por el significativo silencio (V. 4) a la pregunta que Jesús les dirigió: “¿Es lícito sanar en sábado?” (V. 3).

No quisieron responder ni sí ni no, porque el designio de ellos no era ser informados por Él, sino, informar acerca de Él. No querían decir: “Es lícito“, para no aprobar la conducta de Jesús; pero tampoco se atrevían a decir “No es lícito“, por no enemistarse con el enfermo que tenían delante.

De un modo semejante, muchos hombres honestos y santos han sido censurados y perseguidos por hacer lo que sus propios perseguidores no podían, al menos, de reconocer tácitamente que era cosa legal y buena, la que los perseguidores habían llevado a cabo.

El Evangelio nos muestra, cuán a menudo los judíos estaban prestos a arrojar piedras a Jesús cuando Él acababa de hacer buenas obras. Cristo no permitió que la mala voluntad de los fariseos presentes le impidiera llevar a cabo una buena obra; sino, que “tomándole (al hidrópico) le sanó y le despidió” (V. 4); es decir, le dejó marchar. Le agarró de la mano, como indica el verbo original, le sanó instantáneamente, y le dejó marchar a continuación para no dar a los fariseos presentes mayor ocasión de enojo con la presencia del hombre recién sanado.

Entonces se dirigió a los fariseos para justificar lo que acababa de hacer, y silenciar las objeciones que ellos pudiesen abrigar (V.5-6). Respondió a los pensamientos de ellos, e hizo que se callaran por vergüenza (V. 6) los que antes se habían callado por maldad (V.4). Y lo hizo, al apelar a una obra que ellos mismos llevaban a cabo en día de reposo: ¿Quién de vosotros, si su asno o su buey cae en algún pozo, no lo sacará inmediatamente, aunque sea en sábado, es decir, con toda urgencia sin diferirlo por algunas horas no sea que perezca?

Aun cuando no lo hagan por compasión hacia el animal, sino por su propio interés “asno o buey“; ya que el reponer el animal perdido por otro, les va a costar dinero, por ahorrar, el cual bien puede dispensarse de la obligación de descansar en sábado.
Escuche el mensaje aquí.
Hay muchos que fácilmente se dispensan de dar culto al Señor y de hacer bien a sus hermanos, pero no se dispensan de buscar su propio interés.

La pregunta de Cristo hizo callar a los fariseos, y no le podían replicar a estas cosas (V. 6). Cristo siempre queda justificado cuando habla. Hoy nos deja una enseñanza; mejor dicho, una buena tarea para nuestras vidas como cristianos. Humildad, caridad, un hombre sanado en una comida.

Una vez más, que toda honra y Gloria sea de Dios. Que esta Palabra quede en nuestra vida con Humildad y Caridad. Amén.

Tu amado hermano Marco Marin Parra.
Suecia – Lysekil
Bendiciones.

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Orando por el prójimo - Viernes 13 de septiembre de 2013

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Ministración de la Oración Viernes 13 de septiembre de 2013.
Programa: ORANDO POR EL PRÓJIMO.
Ministerio de Oración DOBLANDO RODILLAS.
Ministración: Hermano Marco Marin Parra.
Desde Lysekil, Suecia.

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La predicación de Cristo.

Por Marco Marin Parra.
Basada en Marcos 1:14-22.

Mr 1:14-22 RV60:

14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios,

15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.

16 Andando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.

17 Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres.

18 Y dejando luego sus redes, le siguieron.

19 Pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en la barca, que remendaban las redes.

20 Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, le siguieron.

21 Y entraron en Capernaum; y los días de reposo, entrando en la sinagoga, enseñaba.

22 Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
1) ¿Cuándo comenzó Cristo a predicar en Galilea?
    Después que Juan fue encarcelado (V. 14). Después que terminó Su testimonio, comenzó Jesús el suyo.

2) ¿Qué es lo que predicaba?
    El Evangelio del reino de Dios.

Cristo comenzó a establecer el reino de Dios entre los hombres, mediante la predicación de Su Evangelio y con el poder que le acompañaba. Las grandes verdades que Cristo predicaba: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado“ (V. 15).

Cristo les comunica una importante noticia: El tiempo fijado por Dios está ahora al alcance de la mano, y con él, se nos hacen maravillosas revelaciones de la luz, de la vida y el amor de Dios.

Dios es siempre puntual, guarda Su tiempo, que no es el de nuestros relojes, sino, el de Sus oportunidades (Ef 5:16; Col 4:5) que siempre llegan a su tiempo. Cuando ese tiempo de Dios se llega, el reino de Dios está al alcance de la mano.

Las grandes responsabilidades que de esa predicación se derivan, Cristo les dio a entender los signos de los tiempos, a fin de que Israel se percatase de lo que debía hacer.

Ellos espetaban con ansias que apareciera el Mesías con pompa y aparatos externos; y, en consecuencia, pensaron que, si el reino de Dios estaba al alcance de la mano, debían prepararse para la guerra y para la Victoria. Pero… Cristo les dice que, a la vista del reino que se acercaba, debían arrepentirse y creer en El Evangelio.

El arrepentimiento significa literalmente un ”cambio de mentalidad”. La fe, respondía al anuncio de la Buena noticia, de que Dios estaba en buena disposición para perdonarles los pecados, por Su buena voluntad hacia los hombres (comparemos con Lc 2:14; Jn 3:16).

Fe y arrepentimiento son dos caras de la misma moneda, pues, creer sin arrepentirse sería una falsa profesión, y arrepentimiento sin fe supondría quedarse a medio camino, sin llegar a los pies de la Cruz (Jn 3:14-15).

Es notable que, en la predicación a los judíos domina la nota de arrepentimiento o cambio de mentalidad; pues los judíos creían en el Dios Verdadero, pero… su mentalidad estaba equivocada en cuanto al Mesías. En cambio, en la predicación a los gentiles, predomina la nota de fe, por cuanto no conocían al Dios Verdadero (por ejemplo Hch 2:38, compárese con Hch 16:31, y ambos con Hch 20:21).

Al aparecer Cristo como Maestro, pronto viene el llamamiento de Sus discípulos (V. 16-20); obsérvese que Cristo tiene sus seguidores. Si abre una escuela, tendrá alumnos; si levanta su bandera, tendrá soldados; si se pone a predicar tendrá oyentes.

Los instrumentos que Cristo escogió para inaugurar Su reino, eran lo débil y lo necio del Mundo (1 Co 1:27); no los buscó en el gran sanedrín o en las escuelas de los rabinos, sino que los tomó de junto al mar (V. 16): Un grupo de Pescadores. Aunque Cristo no necesita que los hombrea le ayuden, le complació echar mano de ellos para comenzar a establecer Su reino.

Cristo honra a quienes trabajan con diligencia y colaboran con amor; así eran aquellos a quienes ahora llamó, los halló ocupados, “echando juntos una red en el mar“. La unidad y la ocupación son algo bueno y agradable, y por eso, es en ellos donde Cristo imparte Su bendición, y encarga Su comisión. 

La ocupación de los ministros del Señor, es pescar hombres (V. 17) y ganarlos para Cristo. Al predicar El Evangelio, echan la red al mar. Algunos de los oyentes son atraídos al Señor (Jn 6:44) y vienen a entrar en la red del Evangelio; pero son muchos más los que se escabullen de ella.

A veces, el obrero de Dios no parece haber pescado nada, pero ha de seguir en su ocupación, porque aunque de Dios es meter las almas en la red, el deber del ministro es echar la red.

Aquellos, a quienes el Señor llama a trabajar para Él ”a tiempo completo”, como suele decirse; han de dejarlo todo (V. 19-20) para seguirle, y Su gracia les inclinará a que lo hagan. En todo caso, hemos de soltarnos de todo lo que es mundano, y dejar cualquier cosa que nos impida cumplir nuestros deberes con el Señor.

Marcos nos conserva el detalle de que Jacobo y Juan, no sólo dejaron a su padre (lo cual vemos también en Mateo), sino también a sus jornaleros; aun cuando eran sus colaboradores, y sin duda, serían buenos compañeros.

Cuando es necesario seguir a Cristo, hay que renunciar, no solo a los lazos de la amistad, que, a veces son más fuertes que los de la sangre; pues como dice nuestro refrán: “No con quien nace, sino con quien paces“.

Cuando Cristo entró en Capernaúm, pronto puso manos a la obra, y aprovechó la primera oportunidad que tuvo para predicar allí El Evangelio (V. 21). Si consideramos la cantidad de mies que hay delante de nosotros, el pequeño número de obreros, y el poco tiempo de que disponemos para trabajar por el Señor, de seguro que no perderemos el tiempo sin lanzarnos a la obra.

Cristo no enseña como los escribas, quienes exponían la ley de Moisés para cumplir por rutina y de memoria; no les salía del corazón, y por eso, no hablaban con poder ni autoridad. Pero… Cristo enseña como quien tiene autoridad (V. 22).
Escuche el mensaje aquí.
¿Cuáles son las buenas nuevas de Dios?

Estas primeras palabras de Jesús nos dan la esencia de su enseñanza: Jesús vino para iniciar el reino personal de Dios en la tierra. Las palabras de Jesús fueron buenas nuevas, y son las mismas que hoy has escuchado. El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. Palabras que salieron de la boca de nuestro Maestro, estas son para tí en este día.

Jesús está cerca de ti y de todos los tuyos. Amén.

Tu amado hermano Marco, llevando lo que Dios nos ordenó: Su Palabra, El Mensaje de arrepentimiento.

Bendiciones.
Lysekil - Suecia.

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La puerta estrecha.

Por Marco Marin Parra.
Basado en Lucas 13:22-30.

Lc 13:22-30 RV60:

22 Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén.

23 Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:

24 Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.

25 Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.

26 Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste.

27 Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad.

28 Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.

29 Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.

30 Y he aquí, hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros.
Pasaba Jesús por ciudades y aldeas enseñando. Una pregunta que le hacen a Jesús, no se nos dice si quien se la hizo era amigo o enemigo. La pregunta era: “¿Son pocos los que se salvan?

Podemos interpretarla de cuatro maneras:

1) Como una pregunta capciosa. Si decía que eran muchos, podían reprocharle de liberalismo o "manga ancha"; si decía que pocos, le achacarían ser de "manga estrecha" o exclusivismo. En nada muestran los hombres su ignorancia tanto como en el juicio que hacen sobre la salvación de otras personas.

2) Como una pregunta curiosa. Hay muchos que están más interesados en saber cuántos se salvarán y cuántos no se salvarán, que en examinarse a sí mismos para saber lo que tiene que hacer para salvarse ellos.

3) Como una pregunta temerosa. Quizás se habían dado cuenta que las normas de Cristo eran estrictas y el mundo era demasiado malo para aceptarlas, y al comparar ambos extremos, vienen a decir por boca del que hace la pregunta: ”Si eso es así ¡cuán pocos se van a salvar (comparemos con Mt 19:25; Mr 10:26).

Hay motivos para pensar así, cuando de entre los muchos que oyen La Palabra de Dios, son tan pocos los que la mezclan con fe (He 4:2).

4) Como una pregunta personal. ”Señor, si son pocos los que se salvan, que me pasará a mí? ¿Qué haré para heredar la vida eterna? comparemos con (Mr 10:25).

Respuesta de Cristo a la pregunta:

Nuestro Salvador no contestó directamente, porque no entraba en sus planes el satisfacer curiosidades, sino, el despertar conciencia. Por eso no dice cuántos se han de salvar; sino, qué se ha de hacer para asegurar La Salvación.

Así que, les da una exhortación estimulante: “Esforzaos a entrar por la puerta angosta;...“ (V. 24). Vemos que responde en plural, porque es algo que interesa a todos. Todo el que quiera ser salvo ha de entrar por la puerta estrecha, y deberá someterse a la disciplina que es La Sagrada Escritura.

Hay que esforzarse para eso, porque La salvación no es un asunto de poca importancia y que pueda ser tomado a la ligera; sino, ”lo único necesario”; y por tanto, requiere de nosotros todo interés, todo cuidado y todo esfuerzo; es cosa de vida o muerte para toda la eternidad.

Les da varias consideraciones despertadoras. Pensad en los muchos que hacen algo por entrar por la puerta estrecha de la Salvación, pero no hacen lo suficiente: ”Os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán”. Son de los que buscan, pero no se esfuerzan.

La razón por la que muchos se quedan destituidos de la gracia y de la gloria, es que se contentan con una búsqueda perezosa; tienen buena opinión de la felicidad y alguna estimación de la santidad, y dan algunos pasos en buena dirección, pero sus convicciones son débiles; sus deseos, son fríos, sus esfuerzos son lánguidos, y sus resoluciones carecen de firmeza y duración. Por eso, no llegan.

Pensad en el día de la diferenciación, día que se acerca con rapidez, y en las decisiones de aquel día: El padre de familia se levantará y cerrará la puerta (V. 25).

Ahora parece que da largas al asunto, pero llegará el día en que se levantará y cerrará la puerta. ¿Qué puerta?... Una puerta de distinción. Como en el templo de Jerusalén, también dentro de las iglesias hay falsos profesantes que adoran en el atrio exterior, y genuinos creyentes que adoran dentro del velo; la puerta entre las dos estancias está ahora abierta; pero cuando el amo de la casa se levante, se cerrará la puerta entre ambas estancias, y los que se hallan en el atrio exterior se quedarán fuera; lo inmundo se quedará afuera (Ap 21:27). Sólo los que siguen la santidad verán al Señor (He 12:14).

La puerta de la misericordia y de la gracia está ahora abierta para todos, pero los que no hayan entrado por ella, sino que hayan intentado llegar por sus propios caminos, se verán excluidos del reino: Pesad en los que han abrigado una falsa confianza o presunción de ser salvos sin haber dado frutos dignos de arrepentimiento. Todos los cuales se verán rechazados en aquel día.

En efecto, consideremos: ¿Hasta qué punto les llevó su esperanza... Hasta las mismas puertas, pues estarán “llamando a la puerta“, son los casi cristianos (comparemos con Hch 26:28), diciendo: “Señor, Señor, ábrenos “; como si tuvieran derecho a entrar.

¡Cuántos han arruinado su eternidad por no haberse parado a pensar si sus caminos eran rectos según Dios, y no según su propia opinión! (Pr 21:2).

¿Cuál era el fundamento de la presunción que tenían de ir al cielo?

Primero, que habían sido huéspedes de Cristo: ”Delante de ti hemos comido y bebido (V. 26). Habían disfrutado mucho de los beneficios que Dios imparte a La Iglesia; incluso, habían participado de la mesa del Señor.

Segundo, que habían sido oyentes de Cristo: ”Y en nuestras plazas enseñaste” (V. 26) como si dijesen: tú que nos enseñaste, ¿no nos vas a salvar? ¡Cómo les engañó su confianza. Cristo les dirá: (V. 25) ”Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad“ (V. 27).

En estas frases vemos que El Señor los desconoce, como ajenos a la familia de Dios. El Señor conoce a los que son Suyos (2 Ti 2:19), pero a estos no les conoce como de Él; los despide: “Apartaos de mí todos vosotros“, ¡lejos de mi puerta! Aquí no hay nada para vosotros (comparemos con Mt 25:41). Los describe: “vosotros hacedores de maldad“.

Esta es la razón de su ruina: que tienen apariencia de piedad, pero niegan la eficacia de ella (2 Ti 3:5); bajo la librea de Cristo, hacen la obra del Diablo. ¡Cuán severo y terrible será sus castigo! (V. 28) “Allí será el llanto y el crujir de dientes; las más extremas señales de pesar y de indignación, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera“.

Mientras los santos del Antiguo Testamento estarán en el reino de Dios, aunque vieron el día del Señor a distancia y se consolaron con ello (Jn 8:56; 12:41), los pecadores (no convertidos) del Nuevo Testamento serán echados fuera del reino de Dios, en confusión y vergüenza, como quien no tiene parte ni suerte en este asunto (Hch 8:21).

La visión de la Gloria del Santo servirá solamente para agravar la miseria del pecador. ”Pensad quiénes serán salvos, a pesar de todo: Y vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios”.

Por lo que Cristo acababa de decir, se ve que son pocos los que se han de salvar, de entre los que podría pensarse que van por el camino de la salvación. Pero… no hemos de suponer que el Evangelio es predicado en vano, pues, serán muchos los que vendrán al reino desde los cuatros puntos cardinales.

Cuando el Señor venga, todo Israel habrá sido salvo (Ro 11:26), así como una multitud innumerable de naciones, tribus, pueblos y lenguas (Ap 7:9). Cuando lleguemos al cielo, veremos allí a muchos que no pensábamos ver, y echaremos en falta a otros muchos que pensábamos ver allí.

De alguna manera podemos acomodar esto a lo que se nos dice en el versículo: ”Y he aquí que hay últimos que serán primero y primeros que serán últimos“. Aunque el sentido literal no se refiere a esto, sino a que los “primeros“, los judíos que estaban cerca rechazaron en masa el reino, y fueron relegados al “último“ en las promesas de Dios; pasaron a primer lugar (Hch 2:39; 13:46; Ef 2:12-13,17); pues aceptaron la salvación en mayor número que los judíos, que eran los “privilegiados“ (Ro 9:4-5).

Esto demuestra, una vez más, la necesidad de esforzarse a entrar por la puerta estrecha; pues los que lo buscaban desde cerca por su propia justicia, no lo alcanzaron (Ro 11:7); mientras que, desde lejos, desde los cuatros puntos cardinales, hubo quienes se esforzaron y llegaron primero al reino de Dios.


Escuche el mensaje aquí.

Hemos de preguntarnos cada uno a sí mismo:

¿Perderé yo la oportunidad de llegar, habiendo comenzado tan pronto y al estar tan cerca, cuando otros, que parecen estar tan lejos se están esforzando por entrar? ¡¿Por qué yo no?! Amén.

Gloria a Dios por Su Eterna, Poderosa y Bendita Palabra. Tu amado hermano Marco Marin Parra, desde su corazón para tu vida, en El Poderoso Nombre de Cristo Jesús.

Dios te bendiga.
Suecia – Lysekil.

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Orando por el prójimo - Viernes 6 de septiembre de 2013

Ver oraciones anteriores.

Ministración de la Oración Viernes 6 de septiembre de 2013.
Programa: ORANDO POR EL PRÓJIMO.
Ministerio de Oración DOBLANDO RODILLAS.
Ministración: Hermano Marco Marin Parra.
Desde Lysekil, Suecia.

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Amado Dios, dedico a Tí el trabajo de este sitio, y lo hago con todo mi corazón y con todo mi amor, esperando que por medio de él atraerás a los que deseas que vengan a Tí. Por mi trabajo en la oficina no puedo salir a predicar, pero con esto quiero hacer mi aporte. Recíbelo Señor, te lo entrego en tus manos, para que lo sostengas si te place. Recibe Tú la exaltación por los buenos comentarios; y por los ataques y ofensas hacia mi persona toma Tú el control de todo, pues este sitio es Tuyo Señor. A Tí sea la Gloria, la Honra, la Alabanza, el Poder y Majestad, por los siglos de los siglos en nombre de Jesucristo, Señor y Salvador Nuestro. Amén.