Por Marco Marín Parra.
Lectura bíblica:
Daniel 6:23-26 RV60
Suecia - Lysekil.
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Lectura bíblica:
Daniel 6:23-26 RV60
23 Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso; y fue Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios.
24 Y dio orden el rey, y fueron traídos aquellos hombres que habían acusado a Daniel, y fueron echados en el foso de los leones ellos, sus hijos y sus mujeres; y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus huesos.
25 Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz os sea multiplicada.
26 De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin.
A los fieles Adoradores, aquellos que doblan sus rodillas en medio del dolor ajeno, que no sienten verguenza de orar en público o en medio de las autoridades de su nación. Daniel fue un hombre muy amado de Dios.
Podemos destacar sus valores:
Me alegro y me gozo porque la fe mueve montañas. Muchos ojos y oídos estaban atentos a lo que pasaba en Chile. Lágrimas y gozo, muchos quebrantados, la gran razón: Ellos comenzaron a salir a salvo y el rescate fue un éxito, amén.
El rey ordena y escribe a todo el pueblo y nación: Hoy no me callaré, hoy vuelvo a levantar mi voz para que este "Milagro" de Daniel y de los 33 Mineros chilenos nos una para glorificar al verdadero autor: El Dios viviente. Dios volvió su rostro a aquellos que le buscaron, amén.
Comienza el rescate de uno por uno, y no tenían lesión. Como Daniel sacado del foso, yo destaqué a un minero que es Mario Gómez, con la bandera en sus manos se arrodilló, y levantando sus manos al cielo, dió las gracias al Dios Viviente, amén. Y algunos más también se arrodillaron; en sus pecho de su pollera decía: "Gracias Señor" y en su espalda el Salmo 95:4, amén.
Cuando ví en directo a Mario, sentí la presencia de Dios porque se hizo un silencio en el lugar, y era la confirmación de mi sueño que algunos días mi Señor me lo reveló lo dije a mi Esposa; lo compartí telefónicamente con mi Hermana en Cristo Mery de Göteborg, y el martes con mi hermano Porfirio Vargas cuando oramos por los mineros, que pudieran salir bien bajo la voluntad de Dios.
Ver al minero igual como mi Señor me lo reveló, sentí gratitud delante de mi bendito Dios del cielo, y no pude callar delante de mi Dios. Lo envié, y fue publicado en otro ministerio: "Grupo Edifícate". Agradezco todas las oraciones hechas en el nombre de Cristo Jesús.
Jonás 2:1-2 Oró Jonás. Los mineros oraron desde el vientre de la montaña, desde lo profundo de la tierra, amén.
Puedo señalar muchas frases y palabras dichas por las autoridades, pero... Solo quiero repetir lo que el rey Darío dijo: El Dios viviente, el Dios de Daniel, el Dios tuyo... Sí, el Dios mío y el tuyo, amén.
El milagro que llevara a mi nación al arrepentimiento y reconocer que no hay Dios como el nuestro, sin imagen, sino un Dios que vive en cada uno de los que le recibimos, amén. Para Él sea toda Honra y Gloria por los siglos de los siglos, amén.
Si nos damos tiempo de meditar el Milagro de los 33 Mineros, vamos a descubrir cómo el Señor trabajó desde el mismo segundo del accidente, siempre estuvo con ellos. Escuché que un minero escribió antes en una de sus cartas a la familia, que a veces se sentía un gran silencio, y él describía que sentía un Ángel que estaba con ellos.
Cuando no sabemos, llamamos las cosas como las imaginamos, pero no era un Ángel, era mi bendito Salvador Jesucristo. Dijo que Él estaría con nosotros hasta el fin del mundo.
Los muros caén y sale mucho polvo. Tres horas tardaron para poder ver con más claridad dentro de la mina. Cayó polvo en Chile, pero no es polvo, es El Espíritu Santo que se está meneando sobre la nación. Es el mejor momento para darle el lugar que Dios debe tener en la nación. Y recordar que dentro de esa semana sería en Santiago que Dios envió a sus siervos a que aviven el fuego.
Dios tendió la mano al pueblo Chileno, y no perdamos la Bendición.
En mi angustia clamé y tu me respondiste a mi voz, amén.
Tu amado hermano Marco Marin Parra.
Bendiciones.24 Y dio orden el rey, y fueron traídos aquellos hombres que habían acusado a Daniel, y fueron echados en el foso de los leones ellos, sus hijos y sus mujeres; y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus huesos.
25 Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz os sea multiplicada.
26 De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin.
A los fieles Adoradores, aquellos que doblan sus rodillas en medio del dolor ajeno, que no sienten verguenza de orar en público o en medio de las autoridades de su nación. Daniel fue un hombre muy amado de Dios.
Podemos destacar sus valores:
- La oración secreta: Entró en su casa,
- Creyendo: Y abierta las ventanas de su cámara,
- Reverencial: Se arrodillaba... Por esta causa,
- Habitual: Tres veces al día,
- Agradecido: Y oraba y daba gracias,
- Valeroso: Ni acata el edicto que tú firmaste.
Me alegro y me gozo porque la fe mueve montañas. Muchos ojos y oídos estaban atentos a lo que pasaba en Chile. Lágrimas y gozo, muchos quebrantados, la gran razón: Ellos comenzaron a salir a salvo y el rescate fue un éxito, amén.
El rey ordena y escribe a todo el pueblo y nación: Hoy no me callaré, hoy vuelvo a levantar mi voz para que este "Milagro" de Daniel y de los 33 Mineros chilenos nos una para glorificar al verdadero autor: El Dios viviente. Dios volvió su rostro a aquellos que le buscaron, amén.
Comienza el rescate de uno por uno, y no tenían lesión. Como Daniel sacado del foso, yo destaqué a un minero que es Mario Gómez, con la bandera en sus manos se arrodilló, y levantando sus manos al cielo, dió las gracias al Dios Viviente, amén. Y algunos más también se arrodillaron; en sus pecho de su pollera decía: "Gracias Señor" y en su espalda el Salmo 95:4, amén.
Cuando ví en directo a Mario, sentí la presencia de Dios porque se hizo un silencio en el lugar, y era la confirmación de mi sueño que algunos días mi Señor me lo reveló lo dije a mi Esposa; lo compartí telefónicamente con mi Hermana en Cristo Mery de Göteborg, y el martes con mi hermano Porfirio Vargas cuando oramos por los mineros, que pudieran salir bien bajo la voluntad de Dios.
Ver al minero igual como mi Señor me lo reveló, sentí gratitud delante de mi bendito Dios del cielo, y no pude callar delante de mi Dios. Lo envié, y fue publicado en otro ministerio: "Grupo Edifícate". Agradezco todas las oraciones hechas en el nombre de Cristo Jesús.
Jonás 2:1-2 Oró Jonás. Los mineros oraron desde el vientre de la montaña, desde lo profundo de la tierra, amén.
Puedo señalar muchas frases y palabras dichas por las autoridades, pero... Solo quiero repetir lo que el rey Darío dijo: El Dios viviente, el Dios de Daniel, el Dios tuyo... Sí, el Dios mío y el tuyo, amén.
El milagro que llevara a mi nación al arrepentimiento y reconocer que no hay Dios como el nuestro, sin imagen, sino un Dios que vive en cada uno de los que le recibimos, amén. Para Él sea toda Honra y Gloria por los siglos de los siglos, amén.
Si nos damos tiempo de meditar el Milagro de los 33 Mineros, vamos a descubrir cómo el Señor trabajó desde el mismo segundo del accidente, siempre estuvo con ellos. Escuché que un minero escribió antes en una de sus cartas a la familia, que a veces se sentía un gran silencio, y él describía que sentía un Ángel que estaba con ellos.
Cuando no sabemos, llamamos las cosas como las imaginamos, pero no era un Ángel, era mi bendito Salvador Jesucristo. Dijo que Él estaría con nosotros hasta el fin del mundo.
Los muros caén y sale mucho polvo. Tres horas tardaron para poder ver con más claridad dentro de la mina. Cayó polvo en Chile, pero no es polvo, es El Espíritu Santo que se está meneando sobre la nación. Es el mejor momento para darle el lugar que Dios debe tener en la nación. Y recordar que dentro de esa semana sería en Santiago que Dios envió a sus siervos a que aviven el fuego.
Dios tendió la mano al pueblo Chileno, y no perdamos la Bendición.
En mi angustia clamé y tu me respondiste a mi voz, amén.
Tu amado hermano Marco Marin Parra.
Suecia - Lysekil.
http://edificandote.blogspot.com/
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