ADICTA AL MALTRATO.

Por Ernesto Pinto.

PREGUNTA:

Querido Pastor Ernesto Pinto:

Hola! Le escribo desde del sur de la República Argentina, situada en el noroeste de la provincia de Santa Cruz.

Le diré que a mis 42 años nunca he podido ser querida o feliz. Tengo 3 hijos - todos adolescentes, dos mujeres y un varoncito. Hace como cinco años estoy separada de mi marido. Nos separamos de acuerdo mutuo, sin peleas, ni escándalos. Es mas, él vive en casa todavía. Tiene su habitación propia, y yo la mía.

Desde niña he sufrido mucho abuso emocional y fuí manoseada por un abuelo. El maltrato que menciono provino de mi madre. Durante toda mi infancia ella me maltrató físicamente y emocionalmente. Me hizo una mujer con una muy pobre autoestima y autovaloración, falta de seguridad y poca confianza en mi misma. Y, lo que es peor que todo: adicta a las relaciones problemáticas.

Actualmente estoy enamorada de un hombre, doce años menor que yo. Hace como 4 años que le conocí en mi trabajo. Este hombre me ha hecho sufrir y ahora estoy pagando muy caro mis errores. Mi mente sabe que no me conviene estar cerca de él, pero mi corazón se ha aferrado de una manera humillante. Este hombre, bueno si se le puede llamar hombre, es alcohólico, extremadamente mujeriego y horrorosamente machista.

El tema es que yo en estos casi cuatro años me he convertido en su adicta. Simplemente no puedo dejarlo. Me ha hecho pedazos el corazón y aun así, siempre vuelvo a él. Yo pensé que si le daba mucho amor él iba a cambiar. Me entregué a él en cuerpo y alma incondicionalmente. Pero me mintió, me despreció como nadie lo había hecho jamás.

Estoy al tanto de todas sus aventuras; no porque lo haya visto, sino por gente que me comenta de que lo han visto. Además tengo una gran amiga, que es como mi hermana del alma, que me aconseja siempre que me olvide de él, ya que no vale todas mis lágrimas.

Por eso, acudo a usted, pastor, para que interceda ante Dios por mí; ya que no encuentro salida para esta agonía en la que estoy sumergida. A lo largo de mi vida he tenido tres intentos de suicidios. Ya que una fuerte depresión se ha apoderado creo, desde que nací.

Yo escucho su programa a través de la sintonía de la 100.1 F.M "SUR" aquí en mi ciudad. Yo misma soy locutora aficionada hace más de 15 años.

Me he animado a escribirle desde tan lejos para pedirle, rogarle, implorarle, pastor, que usted me aconseje que debo hacer de ahora en mas, ya que no tengo deseos de vivir, ni fuerzas, ni ganas ni nada. Ayúdeme por favor. Le estaré eternamente agradecida si por lo menos me contesta mi
carta.

La adicta al maltrato.

RESPUESTA:

Apreciada Amiga,

Bendiciones de Dios sobre su vida.

Comenzaré diciéndole que para Dios usted tiene un valor muy especial y esa imagen de Dios en usted solo está nublada por el abuso, el pecado y el dolor. No creo que sea una coincidencia que haya sintonizado nuestro programa; creo firmemente que Dios la está llamando para salvarla y sanarla.

Por ahora le llevaré a pensar en algunas cosas. En su nota me comenta que tiene tres hijos. Quisiera que al leer esta respuesta tome entre sus manos una foto de ellos, y piense que esos adolescentes merecen tener una mamá funcional, una mamá menos egoísta, una mamá que los cuida y los protege. Nuestros hijos no son tontos; ellos saben lo que está pasando. Señora, vale la pena que usted saque fuerzas y busque ayuda por amor a usted misma y a sus hijos.

Trate de arreglar sus problemas emocionales y espirituales; no busque reconciliarse con este hombre al que usted describe como: “un alcohólico y extremadamente mujeriego y horrorosamente machista”. Usted por decisión propia se convirtió en amante de esa triste figura, tal vez carga más complejos y traumas de los que usted carga. Hay una verdad tan grande como el sol. Este hombre no la quiere, solo la utiliza y la está dañando y la seguirá maltratando y abusando mientras usted siga refugiada en su papel de víctima.

Mi querida amiga, su verdadero problema es el que usted identifica en su nota y aquí cito sus palabras: “He sufrido desde niña mucho abuso emocional y fui manoseada por un abuelo. El maltrato provino de mi madre. Tantos años de infancia en la que fui maltratada por ella tanto emocionalmente como físicamente, me convirtieron en una mujer con una muy pobre autoestima y autovaloración, falta de seguridad y poca confianza en mi misma”.

Repito, mientras usted se siga viendo como una víctima sin buscar ayuda, siempre tendrá necesidades emocionales y espirituales que la llevarán a refugiarse en las relaciones conflictivas, en el sexo ilícito, y en la dependencia emocional. Y su alma todavía quedará insatisfecha y es por eso que las depresiones le son recurrentes.

En su nota me pide que interceda ante Dios por usted. Por alguna razón percibo que usted quiere que Dios actué milagrosamente sin usted toma decisiones, o abandona su pecado.

Reconozco que algunos pastores “venden” la idea que solo ellos son los ungidos y que determinado pastor o ministerio tiene que orar por usted para curar sus males. La verdad es que el único Pastor de Pastores se llama Cristo. Es cierto que Dios ha dado ministerios y talentos a los pastores y nos ha llamado a enseñar Su Palabra y tenemos el privilegio de orar e interceder por la gente, pero no somos amuletos.

En su carta me da la indicación de búsqueda de ayuda, y por supuesto que puedo orar por usted, pero le aseguro que Dios le escucha a usted también. Y si este día usted desesperadamente le clama a El y le entrega su vida, El la cambiará. Dios en su Palabra nos promete que EL cambiará nuestro llanto en risa. Dios quiere restaurar su autoestima. El quiere abrazarla HOY, devolverle su dignidad como lo hizo con aquella mujer que nos relata el evangelio de San Juan en el capítulo cuatro.

En esta historia Jesús se encuentra con una mujer que tal vez es amante. Definitivamente está viviendo en adulterio, Pero Cristo no la avergüence; Jesús la hace ver su verdadero problema. Y eso es lo que quisiera que se de cuenta que su verdadero problema es un problema espiritual, la ausencia de Dios en sus hechos es lo que la hace sentirse vacía y miserable. El abuso que usted sufrió de parte de su madre y abuelo es real, pero también el poder sanador de Jesús es real.

Nunca es tarde para comenzar y este es su tiempo. (Hebreos 3:15) Haga una oración de reconciliación con Dios. Renuncie a esa vida de adición a la “relaciones conflictivas” como usted le llama. Por mi parte me comprometo orar toda esta semana por usted.

Luego le recomiendo encontrar una congregación cristiana donde se puede crecer y fortalecerse espiritualmente. Una vez que siga esta recomendación le animo a perdonar a su abuelo y a su señora madre, de lo cual podemos hablar la próxima ocasión.

Termino con las palabras de Cristo a la mujer samaritana: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: ´Dame de beber´, tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva.

´Señor´, le dijo ella, ´no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva? ¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?´

Jesús le respondió: ´el que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la vida eterna´". (San Juan 4:10-14)

Que Dios le bendiga y espero su próxima nota.
Ernesto Pinto.
www.encuentro.ca

http://edificandote.blogspot.com/

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