Dice en Amós 3:3, "¿Andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo?" Es imposible establecer una relación inter-personal, si en la misma no hay algo fundamental que les una.
Toda relación, sea de la naturaleza que sea, se caracteriza por sobre otras consideraciones, en que las partes están de acuerdo, existe entre ellos un interés mutuo, y caminan juntos con un mismo propósito para alcanzar la meta establecida que beneficia a ambas partes.
"El que anda con sabios, sabio será" (Prov.13:20)
Nuestra personalidad completa es afectada por aquellos que son parte de nuestro mundo, por lo que debemos ser celosos en escoger a aquellos con quien nos vamos a relacionar íntimamente; pues, aprendemos sus costumbres, su forma de expresarse, sus gestos, su manera de pensar, sus valores y principios, o la falta de ellos, etc.
Esto es así para con toda relación, incluyendo la mas importante de todas: la amistad con nuestro Salvador y Señor. En esa relación nos hace el Señor partícipes de su sabiduría. Con Él aprendemos a andar como El anduvo; nos enseña a seguir su ejemplo de no responder con maldición a los que nos maldicen, hablamos siempre con la verdad, aprendemos a andar en amor como Él también nos amó, llamamos las cosas que no son como si fuesen, nos esmeramos en vivir para agradar a Dios y darle gloria, y tantas otras virtudes que se hacen parte de nuestro estilo de vida por causa de andar con Él.
Es una necesidad y responsabilidad del creyente el enriquecer la relación personal establecida con su Señor, desde el primer instante que le hizo parte de su vida. Mientras más íntima sea tu comunión con tu Dios, más claro, puro e íntegro será tu testimonio al mundo del conocimiento de tu Creador y Salvador.
Si separas tiempo cada día para compartir con tus amistades en el mundo, recuerda que la más importante de todas tus relaciones y la que más satisfacción supone y más bienestar produce, es la amistad con tu Dios. ¡Consérvala!
Toda relación, sea de la naturaleza que sea, se caracteriza por sobre otras consideraciones, en que las partes están de acuerdo, existe entre ellos un interés mutuo, y caminan juntos con un mismo propósito para alcanzar la meta establecida que beneficia a ambas partes.
"El que anda con sabios, sabio será" (Prov.13:20)
Nuestra personalidad completa es afectada por aquellos que son parte de nuestro mundo, por lo que debemos ser celosos en escoger a aquellos con quien nos vamos a relacionar íntimamente; pues, aprendemos sus costumbres, su forma de expresarse, sus gestos, su manera de pensar, sus valores y principios, o la falta de ellos, etc.
Esto es así para con toda relación, incluyendo la mas importante de todas: la amistad con nuestro Salvador y Señor. En esa relación nos hace el Señor partícipes de su sabiduría. Con Él aprendemos a andar como El anduvo; nos enseña a seguir su ejemplo de no responder con maldición a los que nos maldicen, hablamos siempre con la verdad, aprendemos a andar en amor como Él también nos amó, llamamos las cosas que no son como si fuesen, nos esmeramos en vivir para agradar a Dios y darle gloria, y tantas otras virtudes que se hacen parte de nuestro estilo de vida por causa de andar con Él.
Es una necesidad y responsabilidad del creyente el enriquecer la relación personal establecida con su Señor, desde el primer instante que le hizo parte de su vida. Mientras más íntima sea tu comunión con tu Dios, más claro, puro e íntegro será tu testimonio al mundo del conocimiento de tu Creador y Salvador.
Si separas tiempo cada día para compartir con tus amistades en el mundo, recuerda que la más importante de todas tus relaciones y la que más satisfacción supone y más bienestar produce, es la amistad con tu Dios. ¡Consérvala!
Adelante!
Ernesto Pinto.
www.encuentro.ca
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