Por Marco Marin Parra.
Un mensaje basado en Isaías 9:6-7:
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
La venida de Cristo anunciada en este capítulo se produjo, tal como indica el principio del mismo. Israel había estado algunos años en turbulencia por las guerras de "Los Macabeos con Antíoco"; y como dice el refrán: "en río revuelto, ganancia de pescadores". Los Romanos se aprovecharon de la situación para invadir el país, pero a costa de sangre y sacrificios.
El quebrantamiento del yugo que Israel esperaba es, como muchas profecías de fecha dilatoria, a causa del plan de Dios, de Salvar a los gentiles en un mundo que necesitaba siglos para ser evangelizado; pero la luz vino en aquellos días, y con ella la más profunda alegría, pero no en la forma que Israel esperaba, porque para Dios el tiempo tiene poca importancia. Esta luz y esta alegría, serán efectivas y completas en los días del Milenio, cuando el niño de Belén será el Rey de toda la tierra.
La clase del regalo: "Un niño nacido".
Cada niño que nace es un tesoro de posibilidades, porque lleva la simiente humana en estado latente; pero Jesucristo es el único nacido en el mundo que participaba de la naturaleza divina, "encerraba el infinito en un débil niño".
¿Para quién es el regalo?
La expresión: "NOS" sólo se dice de uno nacido en la familia.
Notemos que el Ángel de Belén dijo: "Os", pues Jesús no nació para los ángeles, sino para los hombres. Es un don especialísimo de Dios. No el resultado de una ley biológica, sino algo totalmente especial y deferente. Dios lo dio no sólo a Israel, sino a toda la humanidad.
El Apóstol Pablo lo llama: "un don inefable" que no se puede expresar con palabras,
y así es, según la portentosa descripción de esta profecía. La grandeza del regalo se desprende de Los Nombres que se le aplican.
"Admirable" etimológicamente significa: "digno de ser mirado."
En su persona: Los ángeles desde siglos deseaban mirarlo (1 Pedro 1:12).
Los pastores "corren".
Los magos vienen de lejos.
La multitud se apretujaba.
Nosotros lo daríamos todo por verle.
Consejero:
¿Qué valor tiene cada "yo os dijo" de Jesús"? La humanidad y la conciencia recta tienen que reconocer que es lo mejor. El mundo sólo necesita dejarse aconsejar por Él. Tomémosle nosotros como consejero.
Dios fuerte:
Lo fue por sus milagros, lo será cuando aparezca; nadie ha podido decir "Yo y El Padre una cosa somos".
Padre eterno:
Los judíos no pueden comprender esta tremenda expresión, porque no creen en La Trinidad, pero los cristianos la entendemos. "Padre Eterno", en el sentido de que puede engendrar hijos constantemente por la fe (Juan 1:12).
Príncipe de paz:
Los ángeles miraban de lejos en cuanto a las consecuencias de Su Nacimiento. Las inmediatas eran "no paz", sino espada. Su lealtad a Él, es el eterno Príncipe de paz; solamente que dos mil años es un tiempo muy corto para la historia del mundo, y más aún del universo.
La recepción del regalo.
La humanamente fue muy podre, nació en el establo de un mesón; pero estaba profetizado que nacería en Belén, y el instrumento escogido por Dios para traerlo al mundo quedaba en Nazareth.
Cuando Dios quiere, aún los gobernantes impíos hacen leyes según su propósito pensando cumplir su realísima voluntad, pero cumpliendo la de Dios. Y en Belén no había sitio en el mesón, como si los seres celestiales no pudiesen tolerar una recepción tan fría.
Jesús ya no es un niño en un establo, aunque así lo expresamos en los himnos navideños. Es El Rey de Reyes y Señor de Señores, y por Su Espíritu es Dios Eterno del universo tal como lo expresa esta profecía.
¿Cómo lo recibiremos?
Por fe, reconociéndole como nuestro bendito Salvador y Señor de nuestra vida. Hoy Él está presente en tu vida, abre tu corazón para que Jesús viva en ti. Recibe el regalo de las manos de Dios.
Bendice a tu familia, y la paz de Cristo abrigará todas tus dolencias. Jesús está a la puerta, abre para que Él entre, y cene contigo y todos los tuyos. Amén.
Tu amado hermano Marco Marin Parra.
Suecia - Lysekil.
Bendiciones.
Encuentre más reflexiones y temas interesantes de escritores cristianos en nuestra página:
http://OrientacionesBiblicas.BlogSpot.com/
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Un mensaje basado en Isaías 9:6-7:
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
La venida de Cristo anunciada en este capítulo se produjo, tal como indica el principio del mismo. Israel había estado algunos años en turbulencia por las guerras de "Los Macabeos con Antíoco"; y como dice el refrán: "en río revuelto, ganancia de pescadores". Los Romanos se aprovecharon de la situación para invadir el país, pero a costa de sangre y sacrificios.
El quebrantamiento del yugo que Israel esperaba es, como muchas profecías de fecha dilatoria, a causa del plan de Dios, de Salvar a los gentiles en un mundo que necesitaba siglos para ser evangelizado; pero la luz vino en aquellos días, y con ella la más profunda alegría, pero no en la forma que Israel esperaba, porque para Dios el tiempo tiene poca importancia. Esta luz y esta alegría, serán efectivas y completas en los días del Milenio, cuando el niño de Belén será el Rey de toda la tierra.
La clase del regalo: "Un niño nacido".
Cada niño que nace es un tesoro de posibilidades, porque lleva la simiente humana en estado latente; pero Jesucristo es el único nacido en el mundo que participaba de la naturaleza divina, "encerraba el infinito en un débil niño".
¿Para quién es el regalo?
La expresión: "NOS" sólo se dice de uno nacido en la familia.
Notemos que el Ángel de Belén dijo: "Os", pues Jesús no nació para los ángeles, sino para los hombres. Es un don especialísimo de Dios. No el resultado de una ley biológica, sino algo totalmente especial y deferente. Dios lo dio no sólo a Israel, sino a toda la humanidad.
El Apóstol Pablo lo llama: "un don inefable" que no se puede expresar con palabras,
y así es, según la portentosa descripción de esta profecía. La grandeza del regalo se desprende de Los Nombres que se le aplican.
"Admirable" etimológicamente significa: "digno de ser mirado."
En su persona: Los ángeles desde siglos deseaban mirarlo (1 Pedro 1:12).
Los pastores "corren".
Los magos vienen de lejos.
La multitud se apretujaba.
Nosotros lo daríamos todo por verle.
Consejero:
¿Qué valor tiene cada "yo os dijo" de Jesús"? La humanidad y la conciencia recta tienen que reconocer que es lo mejor. El mundo sólo necesita dejarse aconsejar por Él. Tomémosle nosotros como consejero.
Dios fuerte:
Lo fue por sus milagros, lo será cuando aparezca; nadie ha podido decir "Yo y El Padre una cosa somos".
Padre eterno:
Los judíos no pueden comprender esta tremenda expresión, porque no creen en La Trinidad, pero los cristianos la entendemos. "Padre Eterno", en el sentido de que puede engendrar hijos constantemente por la fe (Juan 1:12).
Príncipe de paz:
Los ángeles miraban de lejos en cuanto a las consecuencias de Su Nacimiento. Las inmediatas eran "no paz", sino espada. Su lealtad a Él, es el eterno Príncipe de paz; solamente que dos mil años es un tiempo muy corto para la historia del mundo, y más aún del universo.
La recepción del regalo.
La humanamente fue muy podre, nació en el establo de un mesón; pero estaba profetizado que nacería en Belén, y el instrumento escogido por Dios para traerlo al mundo quedaba en Nazareth.
Cuando Dios quiere, aún los gobernantes impíos hacen leyes según su propósito pensando cumplir su realísima voluntad, pero cumpliendo la de Dios. Y en Belén no había sitio en el mesón, como si los seres celestiales no pudiesen tolerar una recepción tan fría.
Jesús ya no es un niño en un establo, aunque así lo expresamos en los himnos navideños. Es El Rey de Reyes y Señor de Señores, y por Su Espíritu es Dios Eterno del universo tal como lo expresa esta profecía.
¿Cómo lo recibiremos?
Por fe, reconociéndole como nuestro bendito Salvador y Señor de nuestra vida. Hoy Él está presente en tu vida, abre tu corazón para que Jesús viva en ti. Recibe el regalo de las manos de Dios.
Bendice a tu familia, y la paz de Cristo abrigará todas tus dolencias. Jesús está a la puerta, abre para que Él entre, y cene contigo y todos los tuyos. Amén.
Tu amado hermano Marco Marin Parra.
Suecia - Lysekil.
Bendiciones.
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