DIOS LOS VISTE ASÍ.

Por Marco Marin Parra.
Pasaje bíblico: Mateo 6:28-34.
Estas palabras, contienen la promesa de Dios para todos Sus Hijos en esta época difícil e insegura; Dios ha prometido la provisión de comida y ropa, y la satisfacción de otras necesidades. No hay por qué preocuparse si el creyente permite que Dios reine en su vida, es seguro que Él asumirá toda la responsabilidad por esa vida rendida a Él (Fil.4:6; 1 P.5:7).

Considerad los lirios del campo, y aprended a confiar en Dios acerca del vestido (V.28).

Esto es también parte de nuestra ansiedad. ¿Qué hemos de vestir? Esta pregunta recurre casi con tanta frecuencia, como la del sustento diario.
Considerad los lirios del campo; no os contentéis con mirarlos (cualquiera puede hacerlo para admirar su belleza), sino, reflexionad sobre ellos. Hay muy buenas cosas qué aprender de lo que vemos todos los días si nos paramos a meditar.
!Los lirios son tan frágiles!

Son la hierba del campo, que hoy es, y mañana se seca y se echa en el horno. Así el hombre es también frágil; es cortado como flor, como la hierba (Job 14:2, Salmo 103:15; Isaías 40:6-8); aunque algunas de las cualidades del alma, y de las prendas de un cuerpo hermoso sean como lirios y reciban mucha admiración, todavía son como la hierba. Esta hierba hoy es y mañana y se echa al horno. Dentro de poco, el lugar donde vivimos nos negará diciendo: Nunca te vi (Job 8:18).

Tu nombre desaparecerá de la puerta del despacho, de la nómina de la empresa, del padrón del ayuntamiento; hasta tu recuerdo irá difuminándose paulatinamente en la memoria de los vivientes. ¿Para qué pensar sobre lo que nos pondremos mañana? pues, ¿quién sabe si mañana lo que nos pondrán será un traje de madera?

Consideremos cuán libres de ansiedad están los lirios; no se fatigan como los humanos para poder comprar vestidos, ni hilan para hacerse el vestido. No quiere decir que no hayamos de trabajar, o desempeñar con esmero y sentido de la responsabilidad nuestro oficio o nuestra profesión en esta vida. El perezoso tienta a Dios en vez de confiar en Él.

Considera qué bellos y qué finos son los lirios; cómo crecen y de dónde salen.

La raíz del lirio está, en el invierno escondida y soterrada; pero cuando vuelve la primavera, reaparece y se levanta en poco tiempo. Esto ilustra la promesa de Dios a Israel, de que había de crecer como lirio (Oseas 14:5).

Considera en qué se convierte en pocos días su tallo.

Desde la oscuridad en que estuvo soterrado durante el invierno, llega a ser en pocas semanas una flor tan vistosa, que ni Salomón en medio de todo su esplendor se vistió como uno solo de ellos. Por muy bien que un hombre se vista, se ha de quedar por debajo del esplendor de los lirios; y un jardín de tulipanes le dejará deslucido. Ambicionemos, pues, la sabiduría de Salomón más que su gloria y esplendor, en la que un solo lirio le supera. La inteligencia y la gracia son perfecciones específicas del hombre, no la belleza del cuerpo; y mucho menos la elegancia y finura del vestido.

Aquí se nos dice también que Dios viste a la hierba del campo (V.30).

Toda la excelencia de las cosas creadas proceden de Dios. Él es quien ha dado al caballo su fuerza y al lirio su hermosura ¡Cuán instructivo es todo para nosotros! En efecto, en cuanto a los vestidos lujosos, pues, nos enseña a no preocuparnos de modo alguno en adquirirlos, a no envanecernos llevándolos, a no codiciarlos; porque después de todo, los lirios nos han de sobrepujar en esto con mucha ventaja. Si no podemos vestirnos tan elegantemente como ellos, por qué nos hemos de empeñar en rivalizar con ellos.

Por otra parte, su belleza es tan pasajera como la nuestra. En cuanto al vestido necesario, pues, nos enseña a echar sobre Dios toda nuestra ansiedad (1 Pedro 5:7). Si Él viste tan finamente a la hierba, ¿cómo no cuidará que Sus Hijos dispongan de la ropa conveniente? (V.30). Notemos el título que da Jesús a Sus oyentes al final del versículo: "hombres de poca fe". Esto puede tomarse, primeramente, como un reproche por una fe débil, aunque sea verdadera. Si tuviésemos más fe, tendríamos menos ansiedad; en segundo lugar, puede tomarse, como un estímulo para tener fe. Incluso cuando sea débil. Jesús recomienda tener más fe, pues una fe mayor puede llevar a cabo grandes cosas, pero la fe pequeña no será rechazada.

Dios provee para los creyentes sanos, incluso cuando no son santos, cuando son firmes, aunque no sean aún fuertes. Porque también en una familia se les da alimento y vestido a los niños lo mismo que a los mayores, y con un cuidado y una ternura especial.

Porque todas estas cosas las buscan con afán los gentiles (V.32).

Los gentiles buscan todas estas cosas, porque no conocen mejores cosas; se afanan por todo lo que es de este mundo, porque son extranjeros para el otro. Están ansiosos y preocupados por estas cosas, porque están sin Dios en el mundo. Hay aquí, la demanda de un gran deber, el cual es la suma de todo: "buscar", no que lo haya alcanzado ya (Fil. 3:12).

Pero si nuestro buscar es sincero, si nuestro proseguir a la meta es sin desmayo, será sin duda, acepto a los ojos de Dios; aunque en muchas cosas tropecemos y nos quedemos por debajo del nivel deseado. Pensemos que el cielo es nuestra meta, y la santidad nuestro camino. La gloriosa y generosa promesa añeja a tal deber: Todas estas cosas os serán añadidas (lo necesario para la vida). Y nos serán añadidas, como suele decirse, con propina; porque la medida del galardón de Dios es muy grande.

Con nuestras diarias oraciones, obtendremos las fuerzas diarias para buscar el reino de Dios y su justicia. Amén.

Dios nos ayude para que la ansiedad y el afán estén lejos del alcance nuestro, y Su Poderosa Palabra esté en cada uno de nosotros.

Bendiciones,
Tu amado hermano Marco Marin Parra.
Suecia - Lysekil.

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