Archive for junio 2010

EL CARÁCTER DE JOB.

Por Guillermo A. Morataya.

Pasaje bíblico: Job 1:1:
Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.

Reflexión: Nuestra vida debe reflejar nuestra fe en El Señor.

Cada vez que estudio el libro de Job, no dejo de asombrarme, no solo por la fe y la paciencia de este hombre; sino también, por la esperanza en El Señor que este hombre muestra y por la inmensa sabiduría que hay encerrada en cada uno de los versículos de este libro. Solo en este versículo uno hay tanto qué decir, pues en él nos habla El Señor del carácter mismo de Job; en otras palabras: Su personalidad, lo que él era, la razón por la cuál Dios mismo se atrevió a retar a Satanás: “No haz considerado a mi siervo Job...” (Job 1:8).

Y de ese carácter de este hombre quiero que meditemos hoy por un momento.

1.- La perfección de Job.

Primeramente La Palabra nos revela que era un varón perfecto. Respecto a esto, debemos entender que no se trata de una perfección en el sentido de que no había en él pecado. Si vamos al contexto de La Escritura se nos muestra que “no hay justo, ni si quiera uno” (Romanos 3:10); y Job mismo lo expresa en el capítulo nueve, versículo veinte: “si yo me justificare, me condenaría mi boca; si me dijere perfecto, esto me haría inicuo.”

La perfección a la que La Palabra de Dios se refiere es una perfección moral, en otras palabras Job caminaba en integridad de corazón; era un hombre que aunque lleno de imperfecciones, su corazón era sincero delante de Dios; no era hipócrita, no vivía de apariencias, anhelaba en lo íntimo honrar a Su Señor.

Dios ama la integridad de corazón, pero aborrece la hipocresía; pues la hipocresía se burla de los atributos de Dios, cuando alguien trata de engañar al Señor le está diciendo: “no creo que seas omnisciente, no creo que seas omnipresente, no creo que seas eterno.” Pues aquel que en verdad cree en Dios, sabe que Él conoce aun lo intimo de nuestros pensamientos está descubierto delante de Él, y no queda otra alternativa que rendirnos humillados ante Su Majestad para abrazarnos a su misericordia.

2.- La imperfección actual.

Pero contrario a la integridad que Job abrazaba, en la actualidad predomina la falsedad, gente que tiene el nombre de que vive pero está muerta, hay muchos que se amparan al cristianismo no para abrazarse a las bendiciones que hay al allegarse al Señor; sino para buscar sus propios beneficios; ya sea económico, sexual, o de ansias de poder. ¡Pobres!, se olvidan de la realidad de Dios y la exhortación que La Palabra nos hace: “Dura cosa es caer en manos del Dios vivo” (Hebreos 10:31 )

La iglesia misma actúa muchas veces falsamente, se nos olvida que El Señor “ama la integridad en lo íntimo”. Dios aborrece la hipocresía, por eso en muchas ocasiones usa a sus siervos para definir la posición de su pueblo. “Hasta cuándo claudicareis entre dos pensamientos” (1Reyes 18:21) resuenan las palabras del profeta; “decidíos hoy a quien servir” (Josué 24:15) le reclama el patriarca al pueblo; “ojalá fueses frío o caliente, pero por cuanto no eres frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Apocalipsis 3:15) son las palabras del Señor en Apocalipsis.

El Señor anhela que en el corazón de su pueblo haya integridad.

3.- La rectitud de Job.

También se nos dice que este hombre era recto, en otras palabras, la integridad de su corazón se reflejaba en su vida, no buscaba aprovecharse de otros a través del engaño o la estafa, perdonaba a sus ofensores, buscaba el hacer justicia ante la injusticia.

La realidad no se puede ser integro si no se es recto, Jesús mismo lo dijo: “El buen árbol por sus frutos se conoce” (Mateo 12:33), en otra ocasión Él también dijo: “En esto conocerán que son mis discípulos, en que guardan Mi Palabra” (Juan 14:21).

Así que no se trata de palabras dulzonas, ni de apariencias vanas, se trata de vivir luchando por agradar al Señor cada día.

4.- El temor de Job.

Nos dice también el Señor por Su Palabra, que este hombre “era temeroso de Dios”. El temer a Dios no es ese miedo enfermizo: “debo portarme bien si no Dios me va a castigar”;Dios no está interesado en un temor asi, mas bien, el temer a Dios se refiere a un profundo amor y respeto. Entonces, ¿qué nos esta pidiendo El Señor?: “Que le amemos y le respetemos por lo que Él es y por lo que Él hace”.

El obedecer a alguien solo por miedo no tiene mérito, pero el honrar a alguien porque se ama a ese alguien, eso sí dice bastante. Cabe hacernos la pregunta: ¿Amamos realmente Al Señor?

5.- Vivía en luz.

Por último, quisiera agregar el lugar donde Job vivía: “Uz”, no vivía entre el pueblo de Dios, sino en un lugar donde no se servía a Dios. Y esto lo dejó plasmado El Señor para vergüenza de muchos que ponen como excusa a su cobardía el lugar donde viven, o las personas que les rodean.

Realmente el honrar a Dios no depende del lugar, ni de las personas; si se ama a Dios, se le va a honrar sin importar las circunstancias, si amas a Dios la vas a honrar doquiera que Él te halla llamado.

Conclusión:

La Palabra misma nos declara: “las cosas escritas para nuestra edificación han sido escritas” (Romanos 15:4), El Señor ha dejado Su Palabra para que la pongamos por obra.

Dios te bendiga.
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YAHVÉ VERSUS CHARLTON HESTON.

Compartido por Juan Stam.


(La identidad de Dios en el Libro del Éxodo)
Por Gustavo Román.

En el filme estadounidense de 1956 “Los Diez Mandamientos”, Charlton Heston es el protagonista. Su interpretación de Moisés embutió en las generaciones posteriores una imagen del personaje bíblico que combina la virilidad tejana de Clint Eastwood con el talante de estadista fundador de Thomas Jefferson y el seductor aplomo del Che Guevara. Así, Hollywood nos terminó presentando un héroe más parecido a Ronald Reagan que al (¿a los?) Moisés bíblico.

En cambio, el Moisés del Pentateuco, aunque emociona por su coraje y fe, siempre lucha con sus dudas, el temor le afloja las rodillas y, sin duda, nunca gozó de la grave elocuencia de Heston. En realidad, el Moisés auténtico fue tan poco famoso en su tiempo, que “sus hazañas” son absolutamente desconocidas para los pueblos que en la antigüedad constituían el entorno de Israel. La obra literaria, en todo caso, no descansa sobre sus hombros.

En el libro del Éxodo, Yahvé es el protagonista. Aún más, la trama es su revelación. La historia de liberación de su pueblo es el rastro de su identidad. El sonido de cadenas rotas y yugos caídos, es la sonoridad de su nombre. Cuando Moisés le pregunta cómo se llama, responde: “Yo soy el que seré”. El sentido de YHWH, es dinámico.

Hay, en ello, un cambio respecto de las tradiciones patriarcales en las que el dios cananeo El, es el Dios de los padres. En la narrativa bíblica el nombre caracteriza al personaje. Y toda la historia del éxodo constituye una definición progresiva del nombre de Dios. Yahvé irá mostrando progresivamente su identidad a través de sus acciones. Se trata de un Dios para su pueblo.

Un Dios que responde por el débil y el desposeído; comprometido con la experiencia histórica de marginación, pequeñez, vulnerabilidad e insignificancia, del antiguo Israel. Por su parte, Heston, Presidente entre 1998 y 2003 de la National Riffle Association, siempre se comprometió con el “sagrado” derecho a la libre posesión de armas de fuego (para la defensa, desde luego, de la propiedad privada).

Cierto, el papel de Moisés es preponderante. Destaca entre sus hermanos. Pero es Yahvé quien los saca de Egipto, es Yahvé quien los acompaña durante su paso por el desierto y es Yahvé quien se encuentra con ellos en el Sinaí. Él los llama de la esclavitud al servicio. De los deshumanizantes trabajos forzados a las dignísimas labores del santuario.

No caben las espiritualizaciones: Moisés no solicita “libertad de culto” para los hebreos. No se trata de que Faraón les conceda abrir unas cuantas sinagogas en Goshen y les permita un par de días festivos en medio de su servidumbre. La Palabra de Yahvé es imperativa: “deja ir a mi pueblo”.

Faraón pregunta quién es ese Yahvé. Advierte que no lo conoce... “No conozco a ese Dios y no liberaré a los israelitas”. Ya lo conocerá. La soberbia imperial será humillada, porque el libro quiere dejarnos claro, muy claro, que el futuro del pueblo no se juega en la corte de Faraón. Yahvé es soberano.

Aunque incomode a los amantes del dios neutral, del risueño colachón que a todo sonríe y nada condena, el primer acto salvífico de Yahvé es de carácter político. No se trata de una liberación abstracta o espiritual. La intervención de Yahvé a favor de su pueblo no se entiende si no es en relación con la de su antagonista en la narración, el representante de la mayor potencia (militar, económica y cultural) de la región.

Que quede claro: el Dios libertador es enemigo del imperio opresor. Los negros que seguramente salieron de Egipto con Moisés, a diferencia de los de Haití, no sólo no fueron malditos por Dios producto de su liberación de la esclavitud (como explicó Pat Robertson), sino que fue el propio Yahvé quien los liberó.

Realizada la liberación de Egipto, en Éxodo son igualmente importantes el nuevo orden social que se construirá y las leyes que lo sustentarán. Las leyes reflejan los valores y conflictos sociales de una comunidad. Sus silencios y disimulos gritan realidades que el discurso oficial quiere invisibilizar. Veamos las concepciones de ley y legalidad de Charlton Heston y del Yahvé del Éxodo.

Entrevistado por Michael Moore (Bowling for Columbine), Heston agradeció a “los sabios hombres blancos” que les legaron un país en el que se respetan tan fundamentales derechos (se refería, particularmente, al de tener armas cargadas en casa). Fue claro, eso sí, en que la violencia que vive la sociedad estadounidense no es un problema de ellos los americanos. La criminalidad se debe, dice el Moisés hollywoodense, a que, a diferencia de Canadá, Estados Unidos tiene “mayor mezcla étnica” (entiéndase, esa lamentable sarta de inmigrantes que tanto preocupó a Huntington).

El Yahvé del Éxodo es, también, un Dios legislador. Mejor aún, su ley, enmarcada en la narrativa de la liberación, es proyección y garantía de esa libertad. El gesto liberador de Yahvé es la base sobre la que se fundamenta la obediencia del pueblo y su ética social. Sus leyes, entonces, deben interpretarse a la luz de la liberación narrada en cuyo marco se encuentran: En el trato a los extranjeros, les dice, no olviden que ustedes fueron extranjeros en Egipto. Los juzgaré, añade, por la forma en que traten a la viuda y al huérfano. Cada tanto, dispone, las deudas quedan saldadas, y las tierras, agrega, deben regresar a las familias que las hayan perdido por problemas económicos. Pediré cuentas, insiste, a cada uno de la sangre de su prójimo, porque el ser humano es imagen y semejanza mía.

Tras una prolongada demencia degenerativa, Heston murió en el 2008. Queda su filmografía.

Yahvé continúa hablándonos en su Palabra liberadora. Lo seguirá haciendo mientras hayan ojos dispuestos a releer textos y contextos en un círculo hermenéutico que no deje de sumergir, expectante, el balde del sentido y el mensaje, en la riqueza fontanal de la Biblia. En ese tanto, Yahvé, que desde su montaña santa escuchó al pueblo, descendió para liberarlos, los condujo por el desierto y estableció con ellos su alianza, seguirá empujando nuevos éxodos y desafiando reeditados faraones.
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YO SOY EL QUE SOY - EL YAHVISMO

Por Juan Stam.

La historia es muy conocida. Dios habla a Moisés desde una zarza que arde y lo llama a volver a Egipto y liberar a su pueblo (3:7-10). Moisés le hace dos preguntas a Dios: primero, "¿Quién soy yo para esa tarea tan difícil?" y Dios responde, en efecto, "Lo importante no es quién eres tu. Yo estaré contigo, ¡eso es lo importante!" (3:11-12). Entonces Moisés hace una segunda pregunta: "Cuando el pueblo me pregunta cuál es tu nombre, ¿qué responderé?"(3:13). A esa pregunta, Dios contesta que "Yo soy el que soy", y Moisés tiene que anunciar a los hebreos que "Yo soy me envió a vosotros" (3:14).

Esta respuesta de Dios me parece sumamente interesante y un poco extraña. A la pregunta de Moisés, "¿Quién eres tú, y cómo te llamas?", el Señor responde, "Yo soy yo, y mi nombre es 'Yo soy'". En efecto, Dios parece rechazar la pregunta de Moisés. Si alguien me pregunta quién soy y cómo me llamo, y contesto "Yo soy yo y me llamo yo", la persona quedará sin saber quién soy. Al negarse a nombrar como Moisés pide, Dios está diciendo que ninguno de los nombres conocidos (Edonay, El, , Elojím, El Shaday etc.) corresponde a la realidad de él. Este Dios no es uno más entre los demás dioses, quizá el mayor entre ellos, sino que es cualitativamente distinto, sui géneris, incomparable y sin otros comparables a él. También implica que el verdadero Dios no se puede encasillar en títulos o fórmulas teológicas. Él rompe todos los moldes habidos y por haber.

Esto nos señala que, a diferencia de los ídolos, la realidad de Yahvéh es demasiado grande para la comprensión humana. En palabras de Karl Barth, cuando Dios se revela siempre se esconde a la vez; cuando se descubre se encubre, lo que también revela su trascendencia más allá aun de su propia revelación. Ninguna revelación de Dios agota todo lo que es él, pero su revelación es siempre suficiente para que le sigamos en su camino de salvación en la historia humana.

Cabe aquí la pregunta, ¿no conocía Moisés ya al verdadero Dios? Al llamarlo desde la zarza, Dios le dijo a Moisés, "Yo [soy] Eloah de tu padre y de Abraham, Isaac y Jacob" (3:6). Esa denominación, de por sí significativa, le da a Dios un "apellido" histórico y cultural que lo señala como el Dios de la historia de la salvación. Todo eso es sumamente importante. Pero antes de esta revelación a Moisés, los hebreos, igual que no tenían una identidad nacional, tampoco tenían una visión unificada de Dios y una revelación de su Nombre propio. Sólo tenían nombres regionales de Dios, aparentemente tribales, como "el Temor de Isaac" (Gn 31:42 hebr.) o "el Fuerte de Jacob" (Gn 49:24 hebr.). Entonces, ¿con cuál de todos esos nombres debía ir Moisés a su pueblo? Y la respuesta de Dios: ¡con ninguno! Dios es quien es, más allá de todos esos nombres o toda definición.

El nombre "Yahvéh", derivado del "yo soy" (primera persona en 3:14 y tercera persona en 3:15,16, según el contexto), se consideraba tan sagrado, que en ciertas épocas y bajo ciertas circunstancias se prohibía pronunciarlo en voz alta.[1] Entonces al ver escrito el nombre "Yahvéh", pronunciaban algún circunloquio para el nombre de Dios, especialmente "Edonay" (Señor) pero también "Shem" (nombre) o "Memra" (palabra, dicho) y otros. Y como en el hebreo antiguo sólo escribían las consonantes, dejando las vocales por entenderse, con el tiempo algunos eruditos combinaban las consonantes de JHVH (transliteración variante de YHVH) con las vocales de esos otros nombres, como Edonay, para producir el nombre hibrido, JeHoVaH, intercalando las vocales de Edonay (minúsculas) entre las consonantes de JHVH (mayúsculas). Por supuesto, tal nombre no existe en el idioma hebreo ni aparece en el Antiguo Testamento.[2]

El idioma hebreo tiene dos características muy interesantes que afectan el significado de la auto-designación de Dios como "yo soy el que soy". Primero, el hebreo no distingue entre los verbos "ser" y "estar", de modo que "yo soy" significa también "yo estoy". Segundo, en el hebreo la forma del verbo presente es idéntica con la del futuro, así que "yo soy" es igual que "yo seré". Eso da gran riqueza al significado del "yo soy el que soy".

Antes de revelar este nombre suyo, cuando Moisés dudaba sobre sus calificaciones para esta tarea, Dios le dijo a Moisés "Yo estaré contigo" (3:12). El verbo en esta frase es exactamente igual que en el "yo soy el que soy" del v.14, y aquí el sentido es obviamente futuro, con el significado de "estar". Entonces, en el contexto de la dura misión a la que Yahvéh le está llamando a Moisés, podríamos interpretar 3:14 como "yo soy y seré él que siempre estará contigo. Te estoy llamando a un proyecto difícil y peligroso, pero adelante, estaré marchando a tu lado".

Este es el sentido del nombre, "Emanuel: Dios con nosotros", tanto en tiempos de Isaías, para un hijo de Acaz (Is 7:13-16) como en su plena realización en Jesús de Nazaret (Mt 1:22). El evangelio de Mateo, que comienza con ese nombre, termina con la misma promesa: "He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta en fin del mundo" (Mt 28:20). Tenemos la misma verdad en otros términos en Jn 1:14: "El Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros". En el Nuevo Testamento la encarnación de Dios mismo en carne humana es el cumplimiento definitivo del Yahvismo. Y en ese "final del mundo", de que habló Jesús, "él, Dios-con-ellos, será su Dios" (Ap 21:3 BJ; griego).

Todo este trasfondo favorece el tiempo futuro del nombre divino: "Yo seré el que seré". En vez de contestar la pregunta de Moisés y revelar su Nombre de antemano, Dios le dice, "Lánzate al camino, marcha conmigo en nuestro proyecto de liberación, y poco a poco, sobre la marcha, irás viendo quien soy". Dios es Dios de acción, y lo conocemos en su actuar, y eso cuando nosotros mismos estamos actuando con él. La vida es como una serie de estaciones decisivas, en cada una de las cuales Dios se revela y así vamos conociéndolo. Sobre la marcha, Dios nos revela ese "Nombre" que pedía Moisés. Pero no de antemano, por anticipado.

Más adelante, cuando un desesperado Moisés insistió en ver la gloria de Dios, la primera respuesta que Dios le dio fue, "Yo mismo iré contigo" (Ex 33:14 NVI) y le prometió una nueva revelación de su Nombre Yahvéh (33:19, shem YHVH), pero aun así, ningún ser humano puede ver el rostro de Dios (ver Dios de frente, por adelantado). Entonces Dios pone a Moisés en la hendidura de una peña y le cubre con su mano divina mientras pasaba su gloria. Entonces, después de haber pasada la gloria, Dios quita la mano y Moisés ve las espaldas de Dios. Moisés no pudo venir a Dios venir, pero después, en esta estación de su peregrinaje con Dios, pudo ver que Dios había pasado. Y así también, sobre la marcha de nuestro peregrinaje con Dios, nosotros vamos paso a paso conociendo a Dios como el "yo seré el que seré", en el actuar libre del Dios del futuro. Nuestro conocimiento de Dios no es a priori sino a posteriori, después de haber caminado con él.

Es importante recordar que este Yahvéh era Dios de un pueblo nómada y el pueblo lo adoraba en un tabernáculo portátil, que era su morada. El arca del pacto tenía cuatro anillos de oro, y cuatro palos de madera de acacia para insertar en los anillos y llevarlo en el mover constante del pueblo. A diferencia de los ídolos de pueblos sedentarios, como era Baal para los cananeos. Yahvéh mismo, igual que su pueblo, era un Dios nómada, siempre en marcha, que iba adelante. Cuando el pueblo se estableció en Caanán, y se hizo sedentario y agrícola, la lucha del Yahvismo fue la de mantener el espíritu nómada. Al construirse el lujosísimo templo de Salomón, que por supuesto no era nada portátil, Dios ordenó que dentro del lugar santísimo los palos se dejaran puestos en sus anillos, aun cuando se proyectaban incómodamente por las cortinas del lugar santísimo (1R 8:7-8; 2Cr 5:7-9 NVI). Como peregrinos que somos, debemos estar siempre con las botas puestas (con los palos puestos dentro de los anillos de oro) para volver a la marcha.

Cualquier "dios" que se pueda definir de antemano no es Yahvéh sino un ídolo. Yahvéh es el Dios de constantes sorpresas, él Dios que nos llama a tener el espíritu nómada y aventurero de Abraham y Sara y a lanzarnos por fe a proyectos de salvación y justicia como fue el de Moisés. La presencia del impredecible "yo seré el que seré" no nos permite estacionarnos ni estancarnos. Jesús, el Dios-con nosotros, es "el pescador de otros mares" que nos llama a esa gran aventura que se llama la fe.

Para concluir, debemos observar que todo este relato tiene una finalidad misionera. Se recalca antes y después de la revelación del Nombre que Dios está llamando a Moisés para liberar al pueblo. De eso se trata aquí, no sólo de visiones místicas o de profundizaciones teológicas. Dios no se revela para darnos lujos de experiencias espirituales. Cuando el divino "yo seré el que seré" nos encuentra en el camino, nos llama a lanzarnos con él a un camino de fe y valentía en cumplimiento de su voluntad. En palabras de Jesús, nos llama a buscar el reino de Dios y su justicia.

[1] Entre los judíos actuales existe reservas parecidas con la pronunciación o escritura de nombres divinos, por ejemplo escribir "D-s" para "Dios" en español o "G-d" para "God" en inglés. Esas costumbres representan un reverencia que merece respeto.

[2] Una vez, enseñado sobre esto, se me ocurrió ilustrarlo con los nombres de los dos estudiantes más cerca de mi podio. El primero se llamaba Martín, y el segundo Mario. Juntando las consonantes de Martín con las vocales de Mario, nos dio MaRiTóN. Así de absurdo y espurio es el nombre "Jehová". En ese sentido, los testigos de Jehová siguen a un Dios cuyo nombre es inauténtico. Debemos ser más bien seguidores fieles de Yahvéh.

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REGOCIJAOS POR VUESTROS NOMBRES.

Por Ernesto Pinto.


Queridos amigos/as y compañeros/as de oración:

En una oportunidad Los discípulos se le acercaron y le dijeron: “Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre”…. Y les contesta diciéndoles: “no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.” (Lucas 10:17-20)

Que tremendo gozo es saber que nuestros nombres están escritos en los cielos. Pero mis amigos todavía hay millones de personas en nuestras naciones que sus nombres todavía no están escritos en el Libro de Dios. Y eso me preocupa. Es por eso que sigo con gozo y pasión sirviendo en el ministerio que usted ha apoyado, y espero que siga apoyando con sus oraciones y donaciones.

Adjunto a esta encontrará las últimas noticias de nuestro Ministerio y al final el itinerario donde estaré sirviendo en los próximos meses.

Otra vez, muchas gracias por vuestro amor y amistad.

Ernesto Pinto
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LA OCIOSIDAD NO ES IGUAL A LA RESPONSABILIDAD.

Por Guillermo A. Morataya.

Lectura bíblica en Mateo 25:14-30.

Pensamiento:
El mundo está promoviendo una cultura de ocio que convierte al hombre en irresponsable.

Al observar a la mayoría de la juventud actual, se puede ver cómo predomina la superficialidad, tanto dentro como fuera de la iglesia; existe poco deseo de cultivar un carácter con valores altos, son muy pocos los que aman la lectura, se busca el emocionalismo y se abraza el ocio; pocos son los que piensan en prepararse para un futuro.

Al apreciar este panorama; podemos decir con certeza, que es poco alentador el futuro de nuestra sociedad y de la iglesia; pues esa misma superficialidad se puede apreciar en los jóvenes del Señor, son pocos los que anhelan más de Cristo, el ser llenos del Espíritu Santo, el servirle al Señor, el prepararse en La Palabra.

1. Jesús quiere responsabilidad y no ocio.

El pasaje a considerar es muy conocido, y no es la intención tratar los detalles de este; mas bien, señalar la posición del Señor ante la responsabilidad y ante el ocio.

Si se pone atención al pasaje, la actitud del Señor ante la responsabilidad es de aprobación; pero ante el ocio es de indignación y de enojo; pudiéramos preguntarnos: ¿Por qué el Señor se molestó tanto con el que enterró el talento?, pensemos: Este hombre que enterró el talento, no robó lo que se le había confiado, no ocupó el dinero para algo indebido, tan sólo lo guardó, y al regresar su Señor, se lo regresó. ¿Entonces cuál fue el problema? El problema fue que este hombre actuó ociosamente con lo que se le había confiado.

Dios nos ha confiado muchas cosas; pensemos: Nos ha confiado la vida, diversas oportunidades, talentos y capacidades, hogares, familias, bienes; en fin, nos ha dado muchas cosas, ¿cómo las estamos aprovechando?, ¿cómo las estamos cultivando?, ¿cómo las estamos trabajando? ¿Seremos en aquel día de aquellos que se nos dirá: Bien buen siervo fiel, en lo poco me fuiste fiel, sobre mucho te pondré, o seremos de aquellos que habrán de ser avergonzados?

2. El ocio produce ruina.

El ocio produce ruina en todas las áreas, pensemos en la familia: Cuando los que son responsables de cuidar una familia actúan ociosamente, esto produce ruina en dicha familia, empezando por los hijos.

Muchas veces los padres dejan la educación de los hijos a la televisión, al Internet, a la escuela, y a la iglesia. Pero ¿qué sucede?... Los muchachos se forman con un carácter tan irresponsable que cuando sus padres reaccionan, el daño es irreversible, los muchachos crecieron y son incapaces de enfrentar la vida; ¿Qué falló?... Fuiste negligente con lo que Dios te confió; no les enseñaste a tus hijos a amar al Señor, a respetar a su prójimo, a esforzarse en la vida; quizás les diste casa, alimentación, pero no los preparaste para un futuro.

Otro ejemplo de ociosidad en lo que se nos confía, es respecto a la forma cómo administramos nuestras finanzas, muchas veces se gasta más de lo que se gana, y otras veces se vive de tal manera como si siempre estaremos en la misma situación y no se prevé para un cambio.

Una ilustración de esto, es la posición que se adopta cuando dependemos de una ayuda que recibimos, podría ser de un pariente que está fuera del país, de algún amigo, o de alguna institución. Algunas personas al recibir este tipo de ayuda dejan de trabajar y viven a expensas completamente de esta ayuda; se acomodan tanto que se vuelven incapaces de enfrentar la vida; pero ¿si la situación cambia?, ¿si la fuente de la ayuda cesa?, solo quedará el remordimiento de todo el dinero que malgastamos, y del tiempo y las oportunidades que perdimos.

La ociosidad en la iglesia se puede ver en una cultura de dependencia, dependemos del período de oración que se da en la iglesia, dependemos de la lectura de La Palabra que se da los días de reunión, dependemos del testimonio de las experiencias de otros con el Señor.

No buscamos a Cristo en oración, no leemos La Palabra con aquel deseo de conocer más del Señor; no anhelamos tener experiencias con Cristo, no anhelamos servirle a ÉL.

Qué decir de los que son ociosos en sus empleos, son los primeros candidatos al despido al momento de un recorte.

Conclusión:

Si de alguna manera este pensamiento breve te anima a ser responsable de lo que El Señor te ha confiado, entonces este mensaje habrá alcanzado su objetivo.

No te olvides que la responsabilidad más grande que se nos ha confiado, es el saber que Cristo vino a nacer como un hombre, para como hombre morir y pagar por nuestros pecados y resucitar para nuestra justificación.

Dios te bendiga.
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ATRAPADOS EN ADICCIÓN.

Por Ernesto Pinto.

Esta es una nota que recibí hoy en respuesta al artículo que escribí sobre Pornografía. Me preocupa, ya que literalmente he recibido cientos de estos correos de líderes, pastores y miembros de nuestras iglesias atrapados en esta adicción degradante.

Me parece que es resultado de falta de prédica de La Palabra de de Dios, ya que nos hemos dedicado a predicar “modas”, hacer shows en nuestras iglesias, a tratar de fabricar la presencia de Dios en nuestras reuniones. Es necesario volver a la vida del Espíritu y la Santidad, y eso sólo se logra con el PODER DE LA PALABRA DE DIOS.

Vean ustedes la nota recibida: 

“Hola pastor Dios te bendiga sabes leí el articulo de todo comenzó por una película pornográfica y te puedo decir que estoy en una situación similar soy cristiano tengo 24 años soy un líder de la iglesia sabes conocí al Señor Jesús a los 13 años de edad y luego a los 17 años me aparte de la iglesia y a partir de allí el enemigo me dio a experimentar muchas cosas malas y entre ella la pornografía estuve 3 años apartado de la iglesia a los 20 años regreso como el hijo prodigo a su casa te puedo decir que el primer año de haber regresado a la iglesia lo viví en santidad y luego después de ese año comencé frecuentar la Internet y volví a ver pornografía y de ahí no he tenido paz espiritual por que puedo pasar semanas bien y luego vuelvo a caer en lo mismo y he pasado 3 años viviendo una vida de tortura en otras palabras una vida habituada a pecar masturbándome y también siendo adicto a la pornografía y sabes se que Dios me ama y he hecho miles de pacto de santidad con Dios pero no he podido cumplirle por que es como si esta adición sea mas fuerte que yo y sabes no te imaginas cuanto he orado cuanto he ayunado cuanti he vigilado para que esto se valla de mi vida y no lo he logrado y escribiéndote hoy son muchas las lagrimas que corren por mis mejillas por que quiero vivir una vida 100% de santidad para Dios y en cuatro años no lo he logrado y sabes eso me detiene en otras palabra me frustra hoy con 24 de edad estoy a meses de graduarme de la carrera universitaria tengo una novia y a veces creo que casándome esta tortura se acabará pero me doy cuenta de que no es asi por que mi vida no esta sana por completo y he hecho cocas con mi novia que solo se hacen después del matrimonio usted me entiende y esto me hace ser una persona mas inmunda todavía y sabes y no se que hacer Pastor gracias espero tu respuesta Paz.”

Dios te ama y yo también.
Tu amigo,
Ernesto Pinto.
www.encuentro.ca
Si desea ver el artículo vaya a la página www.encuentro.ca y luego vaya a pregúntale a Ernesto.

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ESPERE UN MOMENTO MÁS ANTES DE DESISTIR.

Por Ernesto Pinto.

A veces usted escuchará expresiones como esta:
¡De nada sirve intentar!
!Yo nací para ser infeliz!
¡Ya lo sé, no va ser cierto!
¡Es inútil. Ya tuve tantas decepciones!
!No quiero saber nada!

Lo peor de todo es que estas frases salen de boca de personas jóvenes; justamente, cuando están a punto de realizarse los sueños, la persona desiste.

Que no seamos como aquel sujeto, que estaba en una fila esperando su turno para ser atendido. Pasaron dos horas y cuando sólo faltaba una persona delante de él se agotó su paciencia: en vez de esperar un poquito más, comenzó a insultar a todo el mundo y se marchó.

¿Infantilismo? Eso no interesa ahora.
Nadie niega que eso siempre nos suceda, cuando nos toca.

Las oportunidades perdidas en el pasado, no deben ser motivo para olvidar las que están surgiendo ahora.
Aunque tenga la fuerza de un elefante, muchas veces piensa y actúa como si fuese una hormiga.

Fracasos, desilusiones y problemas siempre existirán. Pero no es porque hayamos pasado por ellos, que vamos a entregarnos tan fácilmente.

Acá este otro mensaje que puede ser útil:
Su irritación, no resolverá ningún problema.
Sus contrariedades, no alteran la naturaleza de las cosas.
Su mal humor, no modifica tu vida.
Su dolor, no impedirá que el sol brille mañana.
Su tristeza, no iluminará los caminos.
Su desánimo, no modificará a nadie.
Sus lágrimas, no sustituyen el sudor que usted debe derramar, en beneficio de su propia felicidad.
Sus reclamos, aún los afectivos, nunca producirán en los demás, un grano de simpatía hacia usted.
No arruine su propia vida.

Aprenda, con la sabiduría Divina, a disculpar infinitamente construyendo y reconstruyendo.

Ante el primer éxito, ante el primer fracaso:
¡NO PARE!

El primer éxito no significa victoria y el primer fracaso no significa derrota.

Dios te ama y yo también.
Tu amigo,
Ernesto Pinto.
www.encuentro.ca
Si le gusta la música salsa aquí le dejo un enlace. http://musicacristiana.soloexitos.org/salsa-merengue-cristiano/salsa-hits-cristianos/
También la nueva pregunta ya esta lista, véala en nuestra pagina www.encuentro.ca y luego vaya a pregúntale a Ernesto.

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CÓMO DERROTAR EL PECADO.

Por Guillermo A. Morataya.
Lectura bíblica: Génesis 39:7-12.

7 Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo.
8 Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene.
9 No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?
10 Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella,
11 aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí.
12 Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió.

Reflexión: Solo si reconocemos nuestra naturaleza y actuamos sabiamente derrotaremos el pecado.

Una de las formas más efectivas para derrotar a un enemigo es la de estudiarlo; y de esa manera conocer sus fortalezas y sus debilidades, así determinar las tácticas a seguir conseguir la victoria. Esto es así en una guerra, en un encuentro entre dos equipos, en una batalla entre dos deportistas marciales; pero es también así en nuestra lucha contra el pecado.

1. Reconociendo nuestra naturaleza.

Una verdad que no debemos olvidar es que somos seres humanos, por lo tanto no somos inmunes al pecado. Satanás y el mundo se alían con nuestros deseos pecaminosos y se valen del pecado para robarnos nuestra comunión con el Señor.

Es importante saber, que el canal que estos usan para que el pecado llegue a nosotros son nuestros sentidos. Es a través de nuestros ojos, oídos, tacto que el pecado seduce nuestro ser para hacernos caer.

El pasaje bajo estudio nos habla del éxito obtenido por José sobre el adulterio al que fue expuesto, pero ¿cuándo fué que José derrotó el pecado de adulterio?, lo empezó a derrotar desde el momento que no permitió que las proposiciones de la mujer de Potifar le sedujeran. Si bien el oía pero no escuchaba a esta mujer.

El pecado después de conquistar nuestros sentidos, el segundo fuerte a conquistar es el corazón, y si logra apoderarse de nuestro corazón, difícilmente no consumaremos el hecho.

Cuando la mujer de Potifar quiso forzar a José, este se resistió y huyó, pues el pecado no había conquistado su corazón, si su corazón hubiese estado ya seducido, José hubiese cedido fácilmente al adulterio.

2- Manteniendo el pecado a distancia.

Sería una tontería de parte de un estratega militar, enviar su tropa de infantería a enfrentar a un enemigo el cual su fortaleza es la infantería; más bien, lo que hace es tenerlo a distancia para debilitarlo atacándolo con su artillería y con su aviación; y cuando éste está gastado, entonces sí envía su fuerza de infantería con la seguridad que el someter al enemigo será fácil, pues ya está gastado.

Nosotros debemos atacar el pecado cuando éste trata de entrar a nuestro corazón, ¡que no se acerque!; pero ¿cómo mantener el pecado a distancia? Cuando la situación lo permita: alejándonos de la fuente de tentación; pero cuando no fuere posible debemos orar, meditar en La Palabra y llenar nuestro corazón de pensamientos que se vuelvan fortalezas que impidan al pecado llegar a nuestro corazón.

Pensemos en José, ¿cuáles fueron los pensamientos que se convirtieron en fortalezas de manera que no consumó el pecado?; él lo expresa así: No puedo traicionar a aquel que me ha dado tanta confianza, no puedo ofender a Dios (v8-9).

Piensa, tú tienes razones para no pecar; eres un hijo de Dios, vales la sangre de Cristo, el pecado te dañará a tí, dañará a los que te rodean, te apartará del propósito de Dios para tu vida.

Debes llenar tu mente de La Palabra, ora, apártate de la fuente de tentación y serás victorioso.

Pero si empiezas a albergar en tu corazón un lugar para esa situación, lo más seguro es que terminarás cediendo, y sufriendo todo el daño que el pecado acarrea consigo.

Conclusión:

Si estás atado a una situación de pecado, La Palabra de Dios nos dice: “Abogado tenemos para con El Padre, a Jesucristo el Justo”, acércate a él con sinceridad y confíale tus faltas, Él te perdona, pues Él te ha amado desde siempre y ha provisto a través de su sacrificio perdón para tu vida.

Si aun no tienes a Cristo, es necesario que le invites a tu corazón, pues sin Él estás desarmado ante el pecado, no podrás ser victorioso, pues apartado de Él nada podemos hacer.

Dios te bendiga.
Guillermo A. Morataya.
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LA PORNOGRAFÍA ES MANEJADA POR HUESTES SATÁNICAS.

Por Ernesto Pinto.

Estoy convencido que la pornografía es una industria manejada por huestes satánicas. Últimamente he recibido una “tormenta” de correos, pidiendo ayuda y consejo por hombres y mujeres atrapados en esta adicción.

Lea parte de de este correo enviado por un joven de diez y ocho años. “me siento muy mal ya que ahora comencé a mirar pornografía y la masturbación parece ser imposible ya de dejarlos. Me han entrado hasta deseos de quitarme la vida, de dejar la iglesia pero no quiero hacerlo no quiero negar a Jesús me parece imposible hacerlo.”

La semana pasada respondí a una Chica. Vea la carta y la respuesta completa aquí. http://encuentro.ca/_ask_ernesto_/pregunta/index.cfm

Por la urgencia del tema le sugiero que tenga la libertad de enviárselo a sus amigos/as y contactos.

Sigamos trabajando por la salud de nuestra comunidad.

Dios te ama y yo también.
Tu amigo,
Ernesto Pinto.
www.encuentro.ca

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