CRECIENDO POR LA PALABRA.

Por Guillermo A. Morataya.
Lectura bíblica: Salmos 19:7-14

7 La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.
8 Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.
9 El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad, todos justos.
10 Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal.
11 Tu siervo es además amonestado con ellos. En guardarlos hay grande galardón.
12 ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.
13 Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.
14 Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.

Pensamiento: Al meditar en La Palabra, nuestras vidas son motivadas a anhelar más del Señor.

La iglesia de todos los tiempos reconoce en la Biblia La Palabra inspirada de Dios, y existen muchas evidencias, tanto internas como externas que reclaman que sea tomada como tal.

Entre esas evidencias se encuentran:

a) Su exactitud. Pues a pesar de ser un libro que toca diversidad de temas, lo hace con presición, careciendo de absurdos, mitos o supersticiones.

b) Su unidad temática. La Biblia fue escrita por un aproximado de cuarenta autores, en un lapso de tiempo aproximado de mil seiscientos años; muchos de estos autores no se conocieron ni leyeron entre sí, algunos fueron reyes, otros médicos, otros eruditos en la ley, otros simples campesinos; sin embargo, su unidad temática no se pierde desde Génesis hasta Apocalipsis; siendo este un testimonio irrefutable a pesar que fueron muchos los escritores, una fue la mente rectora, y esa mente es la mente de Dios.

c) Su amplitud es sin duda otra evidencia, la Biblia asienta principios y verdades que, sería muchos siglos después que el ser humano llegaría a exponerlas:

Principios de administración moderna como la delegación de autoridad y responsabilidad, podemos hallarlos en el libro de Éxodo capítulo dieciocho.

La dualidad de mando, El Señor Jesús la expone en Lucas 16:13 y Mateo 6:24.

La redondez de la tierra, fue expuesta en Isaías 750 años antes de Cristo (Isaías 40:22), en fin sería necesario un libro completo solo para tocar los distintos temas que la Biblia toca con precisión.

d) Su aceptación, es y ha sido el libro de siempre, el más reproducido, el que siempre tiene una gran demanda, el más traducido, el que nunca pasa de moda, un escritor lo compara con el pan, que es un alimento muy antiguo, pero el hombre siempre lo consume, y así La Palabra de Dios, mientras el hombre tenga hambre espiritual, siempre hallará en ella el alimento que sacia el alma.

e) Su preservación, a pesar de haber sido y ser en algunos lugares un libro muy perseguido, milagrosamente a pesar de su antigüedad es el libro antiguo mejor preservado, como dice un teólogo: "El martillo que golpea el yunque se rompe, pero el yunque permanece firme".

f) Las profecías bíblicas son otra evidencia de la autenticidad de La Palabra de Dios, ella predijo el surgimiento de imperios como el babilónico y el persa entre otros, también señaló sus caídas, las profecías de Jesucristo son tan perfectas. Isaías profetizó cómo Él nacería, cómo viviría, cómo moriría, por qué moriría, cuál sería Su Nombre; la Biblia señala también dónde nacería, dónde crecería, Su resurrección, los alcances de Su ministerio.

Podríamos escribir muchas otras evidencias de La Palabra que testifican su autenticidad y autoridad como Palabra de Dios; sin embargo, la idea es meditar brevemente en lo valiosa que es. Sin duda alguna, en ella encontramos el consejo específico para cada una de las situaciones que enfrentamos, en ella está la sabiduría divina para poder salir adelante en la vida.

Pero a pesar de esta realidad, la iglesia muchas veces divaga alejada de la voluntad de Dios, no por falta de consejo, sino por el poco valor que le damos a La Palabra de Dios. Muchas veces se lee la Biblia sólo en el templo, y la predicación se vuelve solo una parte más de la liturgia del culto; no hay un meditar en La Palabra, no hay una apertura para que el Espíritu nos ministre, no hay un examinarse a la luz de ella.

A veces nos agrada el estilo de la prédica de alguien, quizá porque nos hace reír y su exposición de La Palabra es entretenida. Pero Dios no dejó La Palabra para entretenernos, sino para conocerle de la manera adecuada, para aprender a adorarle de la manera correcta, para que nuestra vida sea guiada de la manera correcta y así evitarnos tantos males en los que a veces caemos por nuestra ignorancia.

Por esa razón este pasaje en el cual basamos este breve pensamiento, es digno de ser meditado.

1. La meditación del siervo.

David dice de esta palabra:

a) Es perfecta que convierte el alma (v7): Libre de todo defecto, no se le puede añadir, ni se le puede poner nada, pues es exactamente apropiada para el propósito al cual fue destinada: "Hacer volver al alma del hombre a su Hacedor."

b) Fiel (v7): Confiable, segura, no falla; todos sus consejos, todas sus promesas, todas sus profecías, son fieles.

c) Recta (8): Un camino recto es inequívoco, sencillamente uno no puede perderse en un camino así, de la misma manera La Palabra señala de manera inequívoca el camino a la vida eterna.

d) Pura (v9): Brillante, así como la luz natural alumbra los ojos del hombre, La Palabra de Dios alumbra los ojos del alma.

e) Limpia (v9): Santa, perfecta, para saber y hacer con perfección la voluntad del Señor en nuestras vidas.

f) Verdad (v9): Verdadero, certísimo y justo, todo lo que Dios expresa en Su Palabra, todo lo que Él nos pide en ella es verdadero y justo.

2- El valor de La Palabra.

El salmista miraba La Palabra con más valor que cualquier cosa en este mundo (v10), al fin y al cabo el oro y todo lo que se puede obtener con él son cosas que no trascienden lo terreno; pero la paz, el gozo, la seguridad, que la gracia de Dios otorga para el hombre que cree en Él, eso es eterno.

Más dulce que la miel (v10). La miel con su rico sabor causa placer al paladar, así los placeres de esta tierra estimulan los sentidos del hombre, pero al igual que los bienes terrenales son pasajeros; pero las verdades de La Palabra, el consejo santo del Dios del cielo, eso es eterno.

3. Los efectos de La Palabra en el salmista.

El salmista hallaba en La Palabra una motivación para mejorar su comunión con Dios, él decía: "Tu siervo es amonestado con ellos" (v11), él no era indiferente a La Palabra, permitía que La Palabra le limpiara, y tenía seguridad que al guardar La Palabra, él sería grandemente beneficiado: "En guardarlos hay grande galardón."

Además, la misma Palabra producía un deseo de honrar más al Señor (v12-13).

La relación con Dios por La Palabra es tal, que el salmista llega a anhelar que aun sus palabras y la meditación del corazón, o sea sus pensamientos fueron gratos delante del Señor.

Conclusión.

¿Qué lugar ocupa La Palabra de Dios en tu vida?, metido en ella permites que te limpie; ¿hay un deseo en tí de crecer en El Señor motivado por La Palabra? El Señor dijo: "Escudriñad Las Escrituras", y es su voluntad que su pueblo no sea ignorante de Su voluntad, y podamos exclamar como el salmista: "Lámpara es a mis pies Tu Palabra y lumbrera a mi camino".

Dios te bendiga.
Guillermo A. Morataya.

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