Hacer Tu Voluntad

Por Marco Marin Parra.

«Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad,

Como en el rollo del libro está escrito de mí.» Hebreos 10.7
Fue profetizado de Jesús desde el principio, que Él vendría a la tierra por un propósito eterno: "a cumplir la voluntad del Padre".

Nos damos cuenta que Su Palabra lo confirma en Hebreos 10:7:
"He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad,".
Como cristianos no podemos negarnos a los principios bíblicos, tenemos que hacer Su voluntad, cueste lo que cueste en nuestra vida. Cristo le dijo a sus discípulos en Juan 5:30:
"porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.".
Hoy nos toca a nosotros recibir estas Palabras de Jesús para nuestras vida. Todo propósito de Dios se cumple, cuando andamos y hacemos Su voluntad. En Juan 4:34 dice:
"Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra."
¿Cuál es la obra que Dios ha puesto en tus manos?, ¿la llevamos en buena dirección, o la tenemos a medias? Jesús terminó Su obra que le fue encomendada a la perfecta voluntad de Su Padre. En Juan 6:38 dice así:
"Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió."
Jesús dejó Su trono para poder cumplir con Su Padre, amén. No hubo un momento en la vida de Jesús cuando Él no estaba consiente que Su propósito en la tierra, era hacer la voluntad del Padre.

Pero... no importa cuán espiritual seas o cuánto tiempo hayas caminado con Jesús, llegará un tiempo cuando tengas que decidir de una vez por todas, cuál voluntad prevalecerá en tu vida, la tuya o la del Padre. Jesús tuvo que enfrentar esa hora: Él sabía que tenía un llamado eterno y divino; pero también era humano, y fue probado grandemente.

Cuando llegó esa hora para Cristo, Él vio ante sí el doloroso precio de aceptar la perfecta voluntad del Padre. Significaba caminar directamente a las mandíbulas de la muerte, a un dolor indescriptible y desconocido.
"Mi alma está muy triste, hasta la muerte;" Mateo 26:38.

"Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra." Lucas 22:44.
La misma carne de Jesús comenzó a temblar, pero cuando Él se levantó de esa lucha, su alma fue inundada de éxtasis; había algo en Él de gloria eterna, porque algo fue arreglado: ¡Su propia voluntad quedó muerta para siempre!

Nuestro Señor fue a la cruz con pleno gozo, porque Él ya estaba muerto. Él murió a todo lo que era su humanidad. Y pudo decir: "Padre, no vine aquí a vivir una vida fácil, vine a entregarme para ti. Ahora enfrento el precio, y ¡lo acepto!".

Jesús se aferró a la voluntad del Padre, con un afecto que lo levantó por encima de todo los sufrimientos que le esperaban. Ningún hombre o demonio lo podía tocar. Y ahora Él anticipaba ansiosamente la gloria que sería de Su Padre. Amén.

Una vez más, dándole toda la Honra y Gloria a Dios por guiarme con Su Santo Espíritu, para poder escribir lo que pone dentro de mi humilde corazón, y poderlo compartir con aquellos que esperan cumplir "la perfecta voluntad de Dios." Ayúdanos Señor en estos tiempos peligrosos que vivimos. Gracias Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

Muchas bendiciones, y te agradezco tus oraciones por estas publicaciones. De gracia recibimos, por gracia debemos dar, amén.

Tu amado hermano Marco Marin Parra.

Bendiciones,
Suecia - Lysekil.

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