Buscad primeramente el reino de Dios.

Por Marco Marin Parra.
Basado en Mateo 6:33 RV60.

Mt 6:33:
«Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.»
Se nos exhorta a todos los que seguimos a Cristo a buscar sobre todas las cosas, el reino de Dios y su justicia.

El verbo: "buscar" implica, el estar constantemente absorto en la búsqueda de algo, o haciendo un esfuerzo asiduo y tenaz por obtener algo (Mateo 13:45). Cristo se refiere a dos objetos de la búsqueda del creyente:

1. EL REINO DE DIOS. Debemos procurar con fervor que el gobierno y el poder de Dios, se demuestren en la vida del creyente y en los cultos de adoración. Se debe pedir que venga el reino de Dios con la fuerza poderosa del Espíritu Santo para salvar a los pecadores; destruir lo demoníaco, sanar a los enfermos, y exaltar el Nombre del Señor Jesucristo.

2) SU JUSTICIA. Por medio del Espíritu Santo se debe procurar obedecer los mandamientos de Cristo, tener su justicia, permanecer separado del mundo, y manifestar Su amor a todos (Fil 2:12-13).

Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (V. 33).

Hay aquí un argumento doblemente poderoso para ahuyentar de nosotros la ansiedad y el afán atormentador, acerca de las cosas temporales. Como si dijese: No os afanéis ansiosamente por la vida del cuerpo. ¿Por qué?

a) Porque tenéis mayores cosas en que afanaros: La vida del espíritu y la eterna bienaventuranza. Esto es lo único necesario (Lucas 10:42) en lo que deberíais ocupar vuestro pensamiento;

b) Porque tenéis un medio más seguro, fácil y sencillo de obtener las cosas necesarias para esta vida, y es buscar primero el reino de Dios.

La Palabra nos da un gran deber: "Buscad primero el reino de Dios".

Nuestro deber es "buscar", "no que lo haya alcanzado ya" (Fil 3:12). Pero... si nuestro buscar es sincero, si nuestro proseguir a la meta es sin desmayo, será sin duda acepto a los ojos de Dios; aunque en muchas cosas tropezamos y nos quedamos por debajo del nivel deseado, pensemos que el cielo es nuestra meta, y la santidad nuestro camino. Si no es el camino para el cielo, de nada nos sirve nuestro caminar. La felicidad de tal reino es consustancial con su justicia o rectitud.

Profundizado en este concepto, y con la experiencia que suministran tanto el examen de nosotros mismos como el trato con los demás, podemos asegurar sin temor a equivocarnos, que la razón principal por la que los incrédulos e indiferentes se muestran reacios a entregarse a Cristo, y los cristianos carnales a ponerse totalmente bajo el control del Espíritu Santo, es porque, más o menos conscientemente no perciben la perfecta ecuación entre Santidad y Felicidad. Piensan que la vida Santa es triste y penosa, y procuran seguir su camino haciendo lo que más les agrada.

Pero si Dios es infinitamente feliz, y la vida eterna es la suprema felicidad, ¿cómo es posible que alguien se imagine que va a perder el punto de gozo y felicidad, lo que gane en íntima comunión con Dios y fruto del Espíritu Santo? Buscar primero, es también, buscar desde la más temprana edad (la vida es muy corta, no la desaprovechemos) y desde el alba de cada día (las primeras resoluciones después de despertar, tiene una influencia decisiva en lo restante del día).

Quien es en todo el primero, bien está que tenga lo primero. La gloriosa y generosa promesa añeja a tal deber: "Todas estas cosas (lo necesario para la vida) os serán añadidas". Y nos serán añadidas como suele decirse, con propina; porque la medida del galardón de Dios es muy grande. Lucas 6:38. Amén.

Con gozo y mansedumbre recibamos La Palabra de Dios, es la que cambia vidas.

Tu amado hermano Marco Marin Parra, desde su corazón para ti.
Bendiciones.
Suecia - Lysekil.

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