La predicación de Cristo.

Por Marco Marin Parra.
Basada en Marcos 1:14-22.

Mr 1:14-22 RV60:

14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios,

15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.

16 Andando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.

17 Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres.

18 Y dejando luego sus redes, le siguieron.

19 Pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en la barca, que remendaban las redes.

20 Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, le siguieron.

21 Y entraron en Capernaum; y los días de reposo, entrando en la sinagoga, enseñaba.

22 Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
1) ¿Cuándo comenzó Cristo a predicar en Galilea?
    Después que Juan fue encarcelado (V. 14). Después que terminó Su testimonio, comenzó Jesús el suyo.

2) ¿Qué es lo que predicaba?
    El Evangelio del reino de Dios.

Cristo comenzó a establecer el reino de Dios entre los hombres, mediante la predicación de Su Evangelio y con el poder que le acompañaba. Las grandes verdades que Cristo predicaba: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado“ (V. 15).

Cristo les comunica una importante noticia: El tiempo fijado por Dios está ahora al alcance de la mano, y con él, se nos hacen maravillosas revelaciones de la luz, de la vida y el amor de Dios.

Dios es siempre puntual, guarda Su tiempo, que no es el de nuestros relojes, sino, el de Sus oportunidades (Ef 5:16; Col 4:5) que siempre llegan a su tiempo. Cuando ese tiempo de Dios se llega, el reino de Dios está al alcance de la mano.

Las grandes responsabilidades que de esa predicación se derivan, Cristo les dio a entender los signos de los tiempos, a fin de que Israel se percatase de lo que debía hacer.

Ellos espetaban con ansias que apareciera el Mesías con pompa y aparatos externos; y, en consecuencia, pensaron que, si el reino de Dios estaba al alcance de la mano, debían prepararse para la guerra y para la Victoria. Pero… Cristo les dice que, a la vista del reino que se acercaba, debían arrepentirse y creer en El Evangelio.

El arrepentimiento significa literalmente un ”cambio de mentalidad”. La fe, respondía al anuncio de la Buena noticia, de que Dios estaba en buena disposición para perdonarles los pecados, por Su buena voluntad hacia los hombres (comparemos con Lc 2:14; Jn 3:16).

Fe y arrepentimiento son dos caras de la misma moneda, pues, creer sin arrepentirse sería una falsa profesión, y arrepentimiento sin fe supondría quedarse a medio camino, sin llegar a los pies de la Cruz (Jn 3:14-15).

Es notable que, en la predicación a los judíos domina la nota de arrepentimiento o cambio de mentalidad; pues los judíos creían en el Dios Verdadero, pero… su mentalidad estaba equivocada en cuanto al Mesías. En cambio, en la predicación a los gentiles, predomina la nota de fe, por cuanto no conocían al Dios Verdadero (por ejemplo Hch 2:38, compárese con Hch 16:31, y ambos con Hch 20:21).

Al aparecer Cristo como Maestro, pronto viene el llamamiento de Sus discípulos (V. 16-20); obsérvese que Cristo tiene sus seguidores. Si abre una escuela, tendrá alumnos; si levanta su bandera, tendrá soldados; si se pone a predicar tendrá oyentes.

Los instrumentos que Cristo escogió para inaugurar Su reino, eran lo débil y lo necio del Mundo (1 Co 1:27); no los buscó en el gran sanedrín o en las escuelas de los rabinos, sino que los tomó de junto al mar (V. 16): Un grupo de Pescadores. Aunque Cristo no necesita que los hombrea le ayuden, le complació echar mano de ellos para comenzar a establecer Su reino.

Cristo honra a quienes trabajan con diligencia y colaboran con amor; así eran aquellos a quienes ahora llamó, los halló ocupados, “echando juntos una red en el mar“. La unidad y la ocupación son algo bueno y agradable, y por eso, es en ellos donde Cristo imparte Su bendición, y encarga Su comisión. 

La ocupación de los ministros del Señor, es pescar hombres (V. 17) y ganarlos para Cristo. Al predicar El Evangelio, echan la red al mar. Algunos de los oyentes son atraídos al Señor (Jn 6:44) y vienen a entrar en la red del Evangelio; pero son muchos más los que se escabullen de ella.

A veces, el obrero de Dios no parece haber pescado nada, pero ha de seguir en su ocupación, porque aunque de Dios es meter las almas en la red, el deber del ministro es echar la red.

Aquellos, a quienes el Señor llama a trabajar para Él ”a tiempo completo”, como suele decirse; han de dejarlo todo (V. 19-20) para seguirle, y Su gracia les inclinará a que lo hagan. En todo caso, hemos de soltarnos de todo lo que es mundano, y dejar cualquier cosa que nos impida cumplir nuestros deberes con el Señor.

Marcos nos conserva el detalle de que Jacobo y Juan, no sólo dejaron a su padre (lo cual vemos también en Mateo), sino también a sus jornaleros; aun cuando eran sus colaboradores, y sin duda, serían buenos compañeros.

Cuando es necesario seguir a Cristo, hay que renunciar, no solo a los lazos de la amistad, que, a veces son más fuertes que los de la sangre; pues como dice nuestro refrán: “No con quien nace, sino con quien paces“.

Cuando Cristo entró en Capernaúm, pronto puso manos a la obra, y aprovechó la primera oportunidad que tuvo para predicar allí El Evangelio (V. 21). Si consideramos la cantidad de mies que hay delante de nosotros, el pequeño número de obreros, y el poco tiempo de que disponemos para trabajar por el Señor, de seguro que no perderemos el tiempo sin lanzarnos a la obra.

Cristo no enseña como los escribas, quienes exponían la ley de Moisés para cumplir por rutina y de memoria; no les salía del corazón, y por eso, no hablaban con poder ni autoridad. Pero… Cristo enseña como quien tiene autoridad (V. 22).
Escuche el mensaje aquí.
¿Cuáles son las buenas nuevas de Dios?

Estas primeras palabras de Jesús nos dan la esencia de su enseñanza: Jesús vino para iniciar el reino personal de Dios en la tierra. Las palabras de Jesús fueron buenas nuevas, y son las mismas que hoy has escuchado. El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. Palabras que salieron de la boca de nuestro Maestro, estas son para tí en este día.

Jesús está cerca de ti y de todos los tuyos. Amén.

Tu amado hermano Marco, llevando lo que Dios nos ordenó: Su Palabra, El Mensaje de arrepentimiento.

Bendiciones.
Lysekil - Suecia.

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