RÍOS DE AGUA VIVA.

Por Marco Marín Parra.


El tema de hoy está basado en Juan 7:37-39 RV60:

37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.

38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.



En el último y gran día de la fiesta, Jesús, El Maestro de Galilea se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Ya basta!, !no más! Veo que este pueblo está "sediento" y es necesario apagar su sed. Los invito a venir a Mí para que recibais el agua de vida, agua viva, amén.

Es posible que hoy esta palabra sea revelada a todos los sedientos del Mundo: Ministros, Siervos de Dios, amigos y hermanos de la fe. La Escritura nos habla y nos enseña que nuestro deber es proclamar el mensaje que el mundo necesita. No como algo que venga a complementar la vida, sino a darnos vida a nuestra alma seca y angustiada que no puede apagar su sed.

Millones viven secándose interiormente, tienen sed de ser llenos por esos Ríos que Jesús nos invita. Han cavado pozos con mucho, mucho sacrificio y el agua ha brotado de ellos, pero no han podido apagar su sed. Están cansados, agotados del sistema de este mundo porque no pueden saciar su sed. El sistema no apaga la sed del alma, sólo Cristo apagará la sed.

La Palabra es clara, y el propósito de ella es llegar a tu razonamiento, y que tu corazón se abra para recibir esos Ríos de agua viva que limpiarán y sanarán tu vida interior; serán tan fuerte las corrientes, que sanarán todo tu ser. Amén.

Cristo sana... Jesús se levantó y alzó su voz, porque la fiesta terminó; y hoy te invita a comenzar a vivir con Él, y para Él como dicen Las Escrituras. La verdadera fe que el mundo necesita es a Cristo glorificado. No al Cristo clavado o colgado de un madero, sino al Cristo glorificado, el que te dará seguridad al enfrentar un nuevo día.

La restauración de tu vida espiritual necesita beber de las aguas de Cristo. ¡Cuántos intentan apagar su sed con los deleites que el Mundo ofrece, y beben del trago más amargo de su vida y al día siguiente es peor la sed y la angustia? En muchas ocasiones medito en los profetas de Dios, ellos recibían La Palabra de Dios en forma directa; nosotros la recibimos por revelación y guía del Espíritu Santo, amén.

He llegado a la conclusión, que los profetas se cansaron de ver a un pueblo desobediente que cada vez se alejaba más de Dios. Pero a mi humilde y pequeño corazón llega la gran promesa que es mi consuelo, mi fe, mi certeza que Su Palabra nunca retorna vacía; que hay alguien que la espera porque tiene sed de Cristo.

Acércate, levántate, camina a beber, a tomar de las aguas vivas, y comenzará a florecer tu vida; brotarán de dentro de ti aguas limpias. Sanarás y la amargura de tu rostro desaparecerá; la sequedad del alma será saciada por las aguas de Cristo Jesús, y llegarán los ríos a tomar posición en tu vida y todos los tuyos, recuperando la sonrisa de tu rostro, llevando la paz que por años habías perdido. En tu hogar se sentirá el gozo eterno del Señor.

"Como dice la Escritura".

Jesús se refería a la "Escritura" porque es La Palabra misma de Su Padre, y por lo tanto, "La Autoridad" suprema de su vida y enseñanza. "La Escritura" es también la autoridad suprema para los creyentes, porque sólo Dios tiene el derecho de determinar sus creencias y normas de conducta. Las Escrituras inspiradas son la Autoridad definitiva del creyente.

Por eso Jesús dice: "El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva". Quizá tu crees en Jesús, crees en Dios pero a tu manera y no es así, tiene que ser de acuerdo con La Escritura. Por eso nunca has podido sentir esos ríos de agua viva en tu interior. No has podido sentir el gozo del Espíritu Santo.

Es el día y la hora que vengas a beber de las aguas de Cristo, acércate a los pies de El Único Salvador de tu vida; deja que ríos de Dios abarquen e inunden tu vida. Comienza a sentir las aguas que sanan y limpian, y tu vida dará brotes de gozo para bendecir todos los que están a tu alrededor, y abarcará naciones y pueblos.

Cuando el creyente recibe el don del Espíritu Santo todo cambia para bien; entonces esos ríos de agua viva "correrán" hacia otros con el mensaje sanador de Cristo, amén. (Juan 10:10; 14:12; 15:5).

Espero que puedas compartir el mensaje con otros, ya que Dios lo puso en mi corazón y hoy te lo envío a tí con todo el amor de Cristo Jesús.

Tu Hermano Marco Marin Parra.
Suecia - Lysekil.
Bendiciones.

http://edificandote.blogspot.com/

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