Por Marco Marín Parra.
El tema de hoy está basado en Lucas 15:11-32 RV60.
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El tema de hoy está basado en Lucas 15:11-32 RV60.
Muchos son los que han leído y escuchado el relato del hijo pródigo, el cual es una de las mejores ilustraciones con que Jesús muestra el secreto de la salvación por medio del arrepentimiento y la fe.
Muchos de nosotros hemos tomado decisiones en la vida, por distintas situaciones; pero también hemos tomado decisiones sin consultar al Señor. Y esas nos han costado más de la cuenta. Fijémonos en esta decisión, y hagámonos algunas preguntas, amén.
1. ¿Qué la provocó?
El verso 14 dice: "Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle."
Todos los hombres tenemos hambre de vida y de felicidad, desde el mismo momento en que existimos. Hay quienes son los que llamamos afortunados en sus negocios, y amontonan capitales que les permiten hacer algo semejante al hijo pródigo. Pero, este malgasto no hace sino empobrecerles más. Queman su salud, su tiempo, y sólo viven para su riqueza, secos espiritualmente, se encuentran después en la posición en que se escontró el pródigo.
El verso 17 dice: "Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!"
Se apoderó de él el temor de la muerte. ¿No es esta la situación de millares de pecadores al acercarse a los años de la vejez?
La esperanza de una reconciliación con su Padre.
Hay muchos que difieren esta decisión hasta que no pueden valerse de si mismos, y llaman a otros para que intercedan por ellos. Pero... Notemos que el hijo pródigo no buscó un compañero que abogase por él ante su Padre; él mismo decidió y emprendió el camino, solo.
2. ¿Cuál fue la naturaleza de su resolución?
En el verso 20 encontramos: Levantarse. "Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó."
No quedarse tan solo a meditar sobre su situación. Ir a su Padre, aun cuando fuera largo, penoso y fatigado el viaje, sacó fuerzas de su debilidad, y su error lo impulsó a caminar, amén.
Afortunadamente no es éste el caso con los pecadores.
Salmo 145:18 dice: "Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras". Jesús confirma esta experiencia del salmista en Mateo 6:6. En cualquier lugar podemos encontrar a Dios. Pero, a veces cuesta un largo camino el llegar a la resolución definitiva y moverse al arrepentimiento.
"A mi Padre". Al ofendido, solo a Él podemos ir por medio de nuestro Señor Jesucristo, amén.
"Confesar su pecado" (V.20). Nótese que en su confesión se reconoce culpable contra Dios y contra los hombres. Con esto Jesús da a entender que todo pecado que remuerda nuestra conciencia, aun cuando sea contra algún prójimo, es en primer término un pecado contra Dios.
3. ¿Cúal fue el resultado de su resolución?
Recibió el perdón. Nótese que El Padre le besó antes de haber oído su confesión. Su actitud de volver era suficiente evidencia de lo que había en su corazón. Recibió las credenciales de la categoría primitiva que le habría correspondido por ley natural.
Los que arrepentidos acuden a Dios, invocando los méritos de Jesucristo, reciben las arras del Espíritu Santo (Efesios 1:13-14). Amén.
Una vez más, demos alabanza a Su Nombre, porque de Él es toda la gloria y Honra, por los siglos de los siglos, amén. Hermosa Palabra de Dios para los que en Él creen y fuimos sellados con el Espíritu Santo.
Tu amado hermano Marco Marin Parra. Te envío las más ricas bendiciones en El Poderoso Nombre de Cristo Jesús, Nuestro eterno Salvador, amén.
Bendiciones,
Suecia - Lysekil.
Muchos de nosotros hemos tomado decisiones en la vida, por distintas situaciones; pero también hemos tomado decisiones sin consultar al Señor. Y esas nos han costado más de la cuenta. Fijémonos en esta decisión, y hagámonos algunas preguntas, amén.
1. ¿Qué la provocó?
El verso 14 dice: "Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle."
Todos los hombres tenemos hambre de vida y de felicidad, desde el mismo momento en que existimos. Hay quienes son los que llamamos afortunados en sus negocios, y amontonan capitales que les permiten hacer algo semejante al hijo pródigo. Pero, este malgasto no hace sino empobrecerles más. Queman su salud, su tiempo, y sólo viven para su riqueza, secos espiritualmente, se encuentran después en la posición en que se escontró el pródigo.
El verso 17 dice: "Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!"
Se apoderó de él el temor de la muerte. ¿No es esta la situación de millares de pecadores al acercarse a los años de la vejez?
La esperanza de una reconciliación con su Padre.
Hay muchos que difieren esta decisión hasta que no pueden valerse de si mismos, y llaman a otros para que intercedan por ellos. Pero... Notemos que el hijo pródigo no buscó un compañero que abogase por él ante su Padre; él mismo decidió y emprendió el camino, solo.
2. ¿Cuál fue la naturaleza de su resolución?
En el verso 20 encontramos: Levantarse. "Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó."
No quedarse tan solo a meditar sobre su situación. Ir a su Padre, aun cuando fuera largo, penoso y fatigado el viaje, sacó fuerzas de su debilidad, y su error lo impulsó a caminar, amén.
Afortunadamente no es éste el caso con los pecadores.
Salmo 145:18 dice: "Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras". Jesús confirma esta experiencia del salmista en Mateo 6:6. En cualquier lugar podemos encontrar a Dios. Pero, a veces cuesta un largo camino el llegar a la resolución definitiva y moverse al arrepentimiento.
"A mi Padre". Al ofendido, solo a Él podemos ir por medio de nuestro Señor Jesucristo, amén.
"Confesar su pecado" (V.20). Nótese que en su confesión se reconoce culpable contra Dios y contra los hombres. Con esto Jesús da a entender que todo pecado que remuerda nuestra conciencia, aun cuando sea contra algún prójimo, es en primer término un pecado contra Dios.
3. ¿Cúal fue el resultado de su resolución?
Recibió el perdón. Nótese que El Padre le besó antes de haber oído su confesión. Su actitud de volver era suficiente evidencia de lo que había en su corazón. Recibió las credenciales de la categoría primitiva que le habría correspondido por ley natural.
Los que arrepentidos acuden a Dios, invocando los méritos de Jesucristo, reciben las arras del Espíritu Santo (Efesios 1:13-14). Amén.
Una vez más, demos alabanza a Su Nombre, porque de Él es toda la gloria y Honra, por los siglos de los siglos, amén. Hermosa Palabra de Dios para los que en Él creen y fuimos sellados con el Espíritu Santo.
Tu amado hermano Marco Marin Parra. Te envío las más ricas bendiciones en El Poderoso Nombre de Cristo Jesús, Nuestro eterno Salvador, amén.
Bendiciones,
Suecia - Lysekil.
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