¿Hasta cuándo? (Audio y Lectura)

Una reflexión basada en Habacuc 1:1-17. Por Marco Marin Parra.


«1 La profecía que vio el profeta Habacuc.

2 ¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás?

3 ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan.

4 Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia.

5 Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis.

6 Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas.

7 Formidable es y terrible; de ella misma procede su justicia y su dignidad.

8 Sus caballos serán más ligeros que leopardos, y más feroces que lobos nocturnos, y sus jinetes se multiplicarán; vendrán de lejos sus jinetes, y volarán como águilas que se apresuran a devorar.

9 Toda ella vendrá a la presa; el terror va delante de ella, y recogerá cautivos como arena.

10 Escarnecerá a los reyes, y de los príncipes hará burla; se reirá de toda fortaleza, y levantará terraplén y la tomará.

11 Luego pasará como el huracán, y ofenderá atribuyendo su fuerza a su dios.

12 ¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar.

13 Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él,

14 y haces que sean los hombres como los peces del mar, como reptiles que no tienen quien los gobierne?

15 Sacará a todos con anzuelo, los recogerá con su red, y los juntará en sus mallas; por lo cual se alegrará y se regocijará.

16 Por esto hará sacrificios a su red, y ofrecerá sahumerios a sus mallas; porque con ellas engordó su porción, y engrasó su comida.

17 ¿Vaciará por eso su red, y no tendrá piedad de aniquilar naciones continuamente?»

Al llegar al último mes del año 2014, fui guiado a leer al profeta Habacuc, y con un gran asombro avanzo, y me doy cuenta de su queja delante de Dios.

Hoy podría decirse que, es la misma situación que vivimos en este siglo 21, es una "carga" muy grande y tensa sobre esta humanidad que camina a hacia la propia destrucción. Esta carga, es la misma que da a conocer también el profeta Nahúm.

El profeta se queja con Dios de la violencia que se pone por obra, con el abuso de la justicia en el Pueblo, y las dificultades y problemas que, por ellos, sufren las personas buenas (V. 1-4). Pero Dios responde por medio de él, y predice el castigo de los que así abusan de su poder (V. 5-11). El profeta está aún, apesadumbrado por los triunfos que los caldeos están consiguiendo (V. 12-17).

La profecía es como la de Nahúm: "carga" (V.1), pero aquí lleva artículo: "la carga", esto es, el vaticinio puritivo; puesto que predice castigos, no sólo contra los enemigos de Israel, sino también, contra el propio Israel, pues todos ellos son culpables de muchos pecados.

El profeta se lamenta ante Dios de la perversidad, violencia e injusticia que campan por sus respetos en Israel, mientras Dios parece no oír ni darse cuenta; o al menos, no hace nada para evitarlo.

Habacuc se siente celoso de la gloria de Dios, y representa así a los más piadosos del país. El mismo lenguaje se repetirá en los versículos 9 y 13; solo que allí lo hace con referencia a los caldeos.

El reinado de Joaquín se caracterizó por la injusticia y la violencia (Jer. 22:3, 13-17). Para una queja parecida, veamos Job 19:7; Jer 12:1; 20:8). El profeta no puede hacer nada, y Dios, al parecer no quiere. Por eso pregunta Habacuc: ¿Hasta cuándo? (V. 2), ¿Por qué me haces ver iniquidad...? (V. 3). Siempre ha sido difícil entender el silencio de Dios en tales o similares circunstancias.

¿Hay pregunta?... ¡Sí la hay! Pero, entre tanto, la ley (V. 4) es debilitada; está sin fuerzas, como paralizada ya que los jueces injustos la reducen a la impotencia. Tanto la vida como la hacienda de los mejores están inseguras. La impunidad envalentona como siempre a los malos.

Eclesiastés 8:11 dice: «Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal.»

Ahora en los versículos 5-11 Dios responde a esta queja de Habacuc, y le Dice que Él no es un espectador indiferente ante lo que está sucediendo. Podemos estar seguros, de que Dios está más atento que nosotros a cuanto ocurre. Dios hace que Habacuc y todo Judá vuelvan la mirada al entorno de las naciones.

La entrada de los caldeos en escena no es una mera coincidencia; el imperio asirio (con Nínive, su capital) ha sido destruido por Nabopolazar; este mismo, con su hijo Nabucodonosor, ha derrotado a Egipto después de fundar el nuevo imperio babilónico. Es como para quedar estupefacto (V. 5, al final).

Pablo cita dicha frase en Hechos 13:41, en forma de seria advertencia a sus oyentes. El nuevo imperio caldeo va a caer sobre Judá, pero es Dios (v. 6) quien va preparando los acontecimientos.

Es probable que, cuando el profeta decía esto, los caldeos se mostrasen aún amistosos (2 Reyes 20:12-19), pero luego vendría la invasión en tres oleadas sucesivas: los tres asedios que Jerusalén había de sufrir, respectivamente bajo Joacim, Joaquín y Sedequías. Habacuc ve ya venir a los caldeos.

¿Quienes eran los caldeos?

Eran descendientes de algunos parientes próximos de los patriarcas de Israel, como puede verse por el cuadro genealógico. Habacuc (V. 6) describe a los caldeos por medio de tres pinceladas: crueles, rápidos y de gran capacidad para maniobrar. De ahí (V. 7) que impongan horrible temor, "formidable y terrible".

Es un pueblo que impone en todas partes su ley y autoridad. Sus jinetes (V. 8) se lanzan al ataque como bestias, y como veloces aves de presa; se cumple así la amonestación de Moisés en Deuteronomio 28:49: «Jehová traerá contra ti una nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como águila, nación cuya lengua no entiendas;»

"El derecho de la fuerza, en vez de la fuerza del derecho", que es el tácito lema de todos los dictadores y usurpadores, lo mismo habían hecho los asirios (Is, 10:13, 14). Y Nabucodonosor no se iba a quedar atrás en esto (Dn. 4:30). "Hacer de la fuerza un dios, es cometer suicidio del alma".

Una nueva perplejidad y una nueva queja de Habacuc, pues, Judá va a ser castigado por medio de una nación que es más perversa que el Pueblo de Dios. Los apelativos (V. 12) hablan por sí solos; Jehová (El Yo Soy), Santo (que no puede hacer injusticias), Roca (refugio y sostén de Israel), parece sostener al impío (V. 13).

Con una fe tremenda, Habacuc asegura que el Pueblo de Dios no morirá (V. 12). "No moriremos" (comp. con Sal 118:17), porque Dios es fiel a Su Pacto.

El profeta se apoya (v. 12) en dos bases: a) Jehová ha sido desde el principio mi Dios, el Dios de Israel; y b) también es mi Santo, dice, el Santo de Israel, que no deja impunes los pecados, ni los de Su Pueblo, ni los de los enemigos de Su Pueblo. Por tanto, (V. 12 al final) se comporta así para disciplinar a Israel.

Pero... (V. 13) ¿Por medio de un Pueblo más inicuo? ¡Gente que trata a los hombres (V. 14) como a peces sin defensa ni derecho, y como a gusanos y reptiles que no tienen príncipe que los proteja!

El versículo 15 nos presenta una vívida y continua imagen con la figura de la pesca, de la invasión caldea, "que copa a los Pueblos como peces indefensos". El versículo 16 parece dar a entender que los caldeos ofrecían sacrificios a sus armas victoriosas; pero es más probable que haya de entenderse en sentido figurado. "Los caldeos se glorifican a sí mismos, rinden culto a su propia fuerza y armas".

Es otra manera de decir, que hacen de su fuerza un dios (V. 11 al final). ¿Continuará (V. 17) el caldeo su obra sin que nadie le pare los pies? Jehová dará su respuesta en el capítulo siguiente. Mientras tanto, resuena todavía el optimista grito de Habacuc (V. 12): "¡No moriremos!" (comp. con Efesios 2:1-10 ). Amén.

¡Una palabra para meditar antes que la hoja del calendario sea sacada! Dios nos ayude.

Tu amado hermano Marco Marin Parra.

Bendiciones.
Suecia - Lysekil.

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