Cristo y solamente Cristo.

Por Marco Marin Parra.

«El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.»
Col 1.15

«...y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;

por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,»

Col 1:18-19
Hacemos de Cristo un extraño, al dar al Espíritu Santo preeminencia sobre Él.

"Cristo, y solamente Cristo" debe ser el centro de la vida y la adoración. Cuando El Espíritu Santo ocupa el centro de nuestra atención, "La Iglesia pierde su enfoque".

El Espíritu Santo descendió sobre Cristo, cuando Éste salía de las aguas bautismales, y El Padre dijo de Él: "Este es Mi Hijo Amado, en quien tengo complacencia". Mateo 3:17.

El Espíritu descendió en forma de paloma, pero... el enfoque estaba sobre El Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo; no en la paloma, sino en El Cordero.

Cristo habló a sus discípulos sobre un "Pentecostés venidero", cuando el Espíritu sería derramado por una sola razón: "Para ser un poder dado, para exaltar el nombre de Cristo (Leamos Hechos 1:8).

Jesús dejó en claro que cuando viniese El Espíritu, no sería para llamar la atención a sí mismo, sino para enfocar las palabras de Cristo. El Espíritu exaltará a Cristo (Juan 16:13-15). Jesús dijo: "El les mostrará Mi Gloria, Mi Poder, Mi Reino. Les recordara todas Mis Palabras".

La obra principal del Espíritu Santo no es fomentar la comunión, aunque sí reúne a los creyentes como uno en Cristo. Tampoco es el éxtasis, ni es simplemente enseñarnos a hablar en otras lenguas. "El Espíritu ha venido para exaltar a Cristo", para conducir a la humanidad a la verdad que Cristo es Señor. No basta decir que El Espíritu nos ha acercado más los unos a los otros. Debe acercarnos más a Cristo... La plenitud del Espíritu es la Plenitud de Cristo. Si no tienes un amor consumidor por Cristo, no has sido bautizado en El Espíritu Santo.

Cristo, El Bautizador, envió al Espíritu Santo para encender con fuego a nuestras almas por causa de una humanidad perdida; para enviarnos por los caminos y vallados, para alcanzar a los perdidos. Para estremecer nuestros estilos de vida flojos, y ponernos a trabajar en Su Obra.

El bendito Espíritu Santo se entristecerá, y eventualmente se retirará al instante, cuando los hombres intentan exaltarle por encima del Hijo de Dios. No permitirá que Su poder sea abusado por quienes solo buscan el don, y no a Cristo, el que da los dones.

¿Cómo es en verdad una reunión llena del Espíritu Santo? ¿Acaso es donde todos hablan en lenguas? ¿Es donde los santos profetizan? Es más, mucho más que eso; es donde se exalta a Cristo, donde Su santidad penetra el alma, donde hombres y mujeres caen ante Su santo trono, quebrantados, humillados, clamando: "¡Santo, Santo!".

El mover del Espíritu Santo es un mover hacia Cristo, con una mayor sumisión a Su señorío. Amén.

Que Dios nos dé la iluminación para poder entender el mover del Espíritu Santo, y nos llene de Su poder para ensanchar Su obra en este mundo, que cada día se encuentra más lejos de Su presencia. Amén.

Tu amado hermano Marco Marin Parra,
Bendiciones.
Suecia - Lysekil.

www.OrientacionesBiblicas.org
...Para conocer lo que Dios tiene que decirnos.
Síganos en... www.Facebook.com/Edificate

Imprimir este post.
Compartir este blog con sus amigos...
This entry was posted in , . Bookmark the permalink.

Síganos en Facebook:

COMÉNTENOS SOBRE ESTE BLOG:

Amado Dios, dedico a Tí el trabajo de este sitio, y lo hago con todo mi corazón y con todo mi amor, esperando que por medio de él atraerás a los que deseas que vengan a Tí. Por mi trabajo en la oficina no puedo salir a predicar, pero con esto quiero hacer mi aporte. Recíbelo Señor, te lo entrego en tus manos, para que lo sostengas si te place. Recibe Tú la exaltación por los buenos comentarios; y por los ataques y ofensas hacia mi persona toma Tú el control de todo, pues este sitio es Tuyo Señor. A Tí sea la Gloria, la Honra, la Alabanza, el Poder y Majestad, por los siglos de los siglos en nombre de Jesucristo, Señor y Salvador Nuestro. Amén.