Por Marco Marin Parra.
Basado en Hebreos 4.15.
Según Las Escrituras, nunca debemos pensar en Dios como un Padre frío y sin sentimientos; nuestro Dios tiene sentimientos muy profundos y se conmueve, Su corazón se puede estremecer. De hecho, se compadece de nuestras debilidades y flaquezas.
Dios no solo siente dolor, también se lamenta. Recuerde que Jesús lloró en la tumba de Lázaro. ¡Esto es un retrato de Dios en lloro humano! Nos muestra que El Señor siente como nosotros, y llora con nosotros. Después de todo, Jesús dijo: «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre...» (Juan 14:9).
Podemos ver claramente el dolor de Dios en el jardín de Getsemaní. Apenas horas antes de que los guardias vinieran a tomar a Jesús y llevarlo al sumo sacerdote, lloró tan profundamente y con tanto sentimiento, que sangre se mezcló con lágrimas.
Dios siente dolor a causa de los pecados de la humanidad. ¿Se ha preguntado usted alguna vez por qué lloró Jesús en el jardín Getsemaní?, ¿por qué sentía tanto dolor en su corazón? No era por el dolor que enfrentaría en la cruz, ¡no! Jesús no deseaba rechazar la copa.
En cambio, yo creo que Jesús miraba hacia el futuro de la humanidad, hacia Su Segunda Venida. Y mientras miraba a través de Sus ojos, vio lo inconcebible; vio a multitudes rechazar Su oferta de Salvación completa y sin costo, y vio el dolor y sufrimiento que enfrentarían como resultado de ese rechazo.
Jesús no gimió diciendo: "Estoy a punto de verter mi sangre y sufrir tremendo dolor, pero ustedes me rechazaron, en el día del juicio yo haré justicia. Vendrá un día en el cual tendrán que pagar". No, Jesús lloraba sobre los millones por venir, los que sabrían de Su oferta gratis de Salvación, favor, bendición, unción; sin embargo, no aprovecharían nada de esto.
Cristo lloraba porque muchos se perderán, a pesar de tener un remedio a su disposición. ¡Éste es el dolor de Dios! Es el dolor que la humanidad trae sobre si misma. Jesús no solo llevó nuestros pecados a la cruz, también llevó el dolor del mundo entero.
En cada pueblo, en cada ciudad, encontramos personas por todas partes que están nerviosas, deprimidas. Encontramos drogadictos, alcohólicos y vagabundos; a muchos de ellos se les ha predicado el Evangelio. Sin embargo, muchos lo rechazan.
En el Getsemaní Jesús podía ver, a través de sus ojos divinos, las grandes masas de humanidad y todo su dolor. Y en ese momento, todo se acumuló sobre Él, su dolor, mi dolor, el dolor de cada persona que lo rechaza en cualquier momento.
Yo también creo que Jesús tuvo pena en su corazón; Él sabía que la gente se burlaría de Él, lo ridiculizaría. Fue puesto en dolor, a causa de la justicia que tendrá que ser impartida a todo aquel que negase Su sacrificio.
Cuando Cristo dijo a sus discípulos: "¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?" (Mateo 26:40), creo que lo dijo a causa del dolor. Él no los estaba reprendiendo; en cambio, sentía dolor porque sabía que la carne de éstos era débil. Él sabía lo que esta debilidad les causaría a ellos.
En el verso 41, Jesús dice: "el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil." En Sus ojos omniscientes, Jesús vio a sus discípulos abandonándolo y huyendo. Él vio el dolor de ellos después de haberlo rechazado, y el regreso a su vida anterior como pescadores.
Él sabía que, en los acontecimientos futuros Pedro lo negaría; Jesús vio a este audaz discípulo correr hacia las montañas, gritando: "¡Cómo pude haber negado a Jesús! ¡Cómo pude haber hecho una cosa tan horrible!
Entonces, cuando Jesús dijo a estos hombres: "...no habéis podido velar conmigo una hora?", no estaba diciendo: "Necesito un amigo en mis tiempos de pruebas", no, ¡Él era Dios! y no necesitaba a alguien que estuviera con Él y lo confortara. En cambio, Jesús sentía dolor por sus discípulos. Él decía en concreto: "Si no vigilan conmigo, no estarán preparados, no serán capaces de sobrellevar lo que viene".
Él sabía acerca de la apostasía que florecería en sus corazones, porque eran demasiado perezosos para prepararse. Y el pensar en el sufrimiento consecuente, trajo gran dolor a su corazón.
No piense ni por un momento que Jesús no se lamentó por Judas en su corazónn simplemente rechazar a ese hombre, diciendo: "Oh diablo, ve y haz tu trabajo". En cambio, yo creo que Jesús lloró dentro de sí cuando Judas salió del aposento alto para traicionarlo.
Los ojos omniscientes de Cristo, vieron a este discípulo tirando treinta piezas de plata al suelo, mientra gritaba: "He traicionado al Dios vivo". Jesús sintió el dolor de Judas, quien atormentado, se colgó.
Gracias bendito y Eterno Dios, Padre Bueno por Tu Palabra de este día, es para mi el bálsamo que necesito todos los días. Amén.
Bendiciones.
Tu amado hermano,
Marco Marin Parra.
Suecia – Lysekil.
www.OrientacionesBiblicas.org
Para conocer lo que Dios tiene que decirnos.
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Basado en Hebreos 4.15.
He 4.15 RV60: «Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.» |
Según Las Escrituras, nunca debemos pensar en Dios como un Padre frío y sin sentimientos; nuestro Dios tiene sentimientos muy profundos y se conmueve, Su corazón se puede estremecer. De hecho, se compadece de nuestras debilidades y flaquezas.
Dios no solo siente dolor, también se lamenta. Recuerde que Jesús lloró en la tumba de Lázaro. ¡Esto es un retrato de Dios en lloro humano! Nos muestra que El Señor siente como nosotros, y llora con nosotros. Después de todo, Jesús dijo: «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre...» (Juan 14:9).
Podemos ver claramente el dolor de Dios en el jardín de Getsemaní. Apenas horas antes de que los guardias vinieran a tomar a Jesús y llevarlo al sumo sacerdote, lloró tan profundamente y con tanto sentimiento, que sangre se mezcló con lágrimas.
Dios siente dolor a causa de los pecados de la humanidad. ¿Se ha preguntado usted alguna vez por qué lloró Jesús en el jardín Getsemaní?, ¿por qué sentía tanto dolor en su corazón? No era por el dolor que enfrentaría en la cruz, ¡no! Jesús no deseaba rechazar la copa.
En cambio, yo creo que Jesús miraba hacia el futuro de la humanidad, hacia Su Segunda Venida. Y mientras miraba a través de Sus ojos, vio lo inconcebible; vio a multitudes rechazar Su oferta de Salvación completa y sin costo, y vio el dolor y sufrimiento que enfrentarían como resultado de ese rechazo.
Jesús no gimió diciendo: "Estoy a punto de verter mi sangre y sufrir tremendo dolor, pero ustedes me rechazaron, en el día del juicio yo haré justicia. Vendrá un día en el cual tendrán que pagar". No, Jesús lloraba sobre los millones por venir, los que sabrían de Su oferta gratis de Salvación, favor, bendición, unción; sin embargo, no aprovecharían nada de esto.
Cristo lloraba porque muchos se perderán, a pesar de tener un remedio a su disposición. ¡Éste es el dolor de Dios! Es el dolor que la humanidad trae sobre si misma. Jesús no solo llevó nuestros pecados a la cruz, también llevó el dolor del mundo entero.
En cada pueblo, en cada ciudad, encontramos personas por todas partes que están nerviosas, deprimidas. Encontramos drogadictos, alcohólicos y vagabundos; a muchos de ellos se les ha predicado el Evangelio. Sin embargo, muchos lo rechazan.
En el Getsemaní Jesús podía ver, a través de sus ojos divinos, las grandes masas de humanidad y todo su dolor. Y en ese momento, todo se acumuló sobre Él, su dolor, mi dolor, el dolor de cada persona que lo rechaza en cualquier momento.
Yo también creo que Jesús tuvo pena en su corazón; Él sabía que la gente se burlaría de Él, lo ridiculizaría. Fue puesto en dolor, a causa de la justicia que tendrá que ser impartida a todo aquel que negase Su sacrificio.
Cuando Cristo dijo a sus discípulos: "¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?" (Mateo 26:40), creo que lo dijo a causa del dolor. Él no los estaba reprendiendo; en cambio, sentía dolor porque sabía que la carne de éstos era débil. Él sabía lo que esta debilidad les causaría a ellos.
En el verso 41, Jesús dice: "el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil." En Sus ojos omniscientes, Jesús vio a sus discípulos abandonándolo y huyendo. Él vio el dolor de ellos después de haberlo rechazado, y el regreso a su vida anterior como pescadores.
Él sabía que, en los acontecimientos futuros Pedro lo negaría; Jesús vio a este audaz discípulo correr hacia las montañas, gritando: "¡Cómo pude haber negado a Jesús! ¡Cómo pude haber hecho una cosa tan horrible!
Entonces, cuando Jesús dijo a estos hombres: "...no habéis podido velar conmigo una hora?", no estaba diciendo: "Necesito un amigo en mis tiempos de pruebas", no, ¡Él era Dios! y no necesitaba a alguien que estuviera con Él y lo confortara. En cambio, Jesús sentía dolor por sus discípulos. Él decía en concreto: "Si no vigilan conmigo, no estarán preparados, no serán capaces de sobrellevar lo que viene".
Él sabía acerca de la apostasía que florecería en sus corazones, porque eran demasiado perezosos para prepararse. Y el pensar en el sufrimiento consecuente, trajo gran dolor a su corazón.
No piense ni por un momento que Jesús no se lamentó por Judas en su corazónn simplemente rechazar a ese hombre, diciendo: "Oh diablo, ve y haz tu trabajo". En cambio, yo creo que Jesús lloró dentro de sí cuando Judas salió del aposento alto para traicionarlo.
Los ojos omniscientes de Cristo, vieron a este discípulo tirando treinta piezas de plata al suelo, mientra gritaba: "He traicionado al Dios vivo". Jesús sintió el dolor de Judas, quien atormentado, se colgó.
Gracias bendito y Eterno Dios, Padre Bueno por Tu Palabra de este día, es para mi el bálsamo que necesito todos los días. Amén.
Bendiciones.
Tu amado hermano,
Marco Marin Parra.
Suecia – Lysekil.
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