Por Marco Marin Parra.
Basado en Génesis 32:9,22-23 RV60.
El prevalecer en oración, según mi manera de pensar y según mi comprensión de Las Escrituras, corresponde a un individuo salvo. Hay quienes predican y enseñan que si una persona inconversa ha de ser salva, debe vencer a Dios en oración.
Yo creo que podemos descubrir que, el Apóstol Pablo enseñó a los ancianos efesios, y se los recordó (como dice en Hch 20:21), que él les había presentado lo que era provechoso para la salvación, a saber: que arrepentimiento para con Dios, y la fe en nuestro Señor Jesucristo son los verdaderos que deben procurarse cuando alguien trata de encontrar la salvación.
Cuando Jacob prevaleció en oración, encontró perdón para todas sus maldades, y su relación con su hermano fue restaurada cuando él se puso en armonía con Dios. Jacob, al hacer frente a su necesidad y a su culpa, descubrió su necesidad de orar a Dios y de prevalecer en oración. Fue entonces cuando Jacob envió todo lo que tenía hacia el otro lado del arroyo y, fue cuando quedó solo con Dios (V. 23).
¡Oh, amados míos, hay asuntos que tenemos que tratar y arreglar a solas con Dios! Hay problemas en los que no pueden ayudarnos nuestras queridas familias, a pesar de lo queridas que sean para nosotros, a pesar de cuánto hayan tratado de ayudarnos y continuarán haciéndolo. Hay asuntos que uno debe arreglar a solas con Dios, pues, la familia no puede arreglarlos.
Jacob envió su familia, sus hijos, sus siervos, y sus posesiones al otro lado del arroyo. Y como dice La Escritura: "así se quedó Jacob solo". Me pregunto si algunos de nosotros necesitamos ir a algún lugar solitario, y allí, a solas con Dios, abrir nuestro corazón y derramarlo delante de Él hasta que tengamos el conocimiento de que Él nos ha perdonado todo mal y todo pecado.
Esto es lo que hizo Jacob:
Después de haber enviado su familia al otro lado del vado, y al haberse quedado él donde estaba, dice La Escritura que "luchó con él un varón". Yo solía escuchar la lectura de este pasaje y el comentario, y supongo que el comentario era sobre este punto de vista, distinto; porque yo tuve este concepto: Que Jacob comenzó una lucha con el ángel de Jehová, pero ésta no es la vedad que se encuentra en este pasaje. Jacob se había colocado ante Dios, en una posición donde El Señor podía tomar, y tomó la iniciativa para trabajar con Jacob.
Cuando Jacob se hubo crucificado a sí mismo, podríamos decir, y fuera de su camino, puso sus posesiones, su familia y toda cosa existente; entonces Dios pudo tomar, y tomó la iniciativa. El ángel de Dios comenzó a tratar con él.
La razón por la cual muchas de nuestras oraciones nunca llegan hasta Dios, es que no estamos ante Dios, en una posición en la cual Él pueda tratar con nosotros en la forma inusitada en que Él lo desea. Cuando Jacob prevaleció en oración, y el Ángel de Dios, el mensajero de Dios prevaleció con él, estaba solo con Dios; y Dios tomó la iniciativa. Además observamos que cuando Jacob prevaleció en oración, como lo relata el verso 24, él oró hasta que "rayaba el alba". Oró toda la noche.
Jesús, mediante Su ejemplo, con frecuencia fue al monte o a algún otro lugar; y oró toda la noche. ¿Cuántas veces habéis pasado vosotros una noche en oración? Estoy seguro de que si habéis sido cristianos conscientes, habéis pasado algunas noches en oración: Cuando quizás no teníais la intención de hacerlo; pero alguna carga estaba en vuestro corazón, al grado de que no podías conciliar el sueño, aunque estabais tratando de descansar. Pero ha habido en nuestra vida suficientes ocasiones como ésta, como cristianos, como siervos de Dios, cuando con todo propósito hallamos pasado la noche en oración.
Es posible que en esta ocasión, si algunos de vosotros no estáis en el centro de la voluntad de Dios, sea porque no hayáis pasado suficiente tiempo en oración a Dios. Jacob oró toda la noche, el sueño no era importante para el Señor Jesús cuando la pesada responsabilidad del mundo y de su pecado estaba sobre Sus hombros.
Recordáis que oró toda la noche antes de escoger a los doce, los que yo creo que fueron el comienzo de la iglesia. Vemos a Jacob, que estaba ansioso diciendo al ángel, cuando el ángel le pidió que lo dejara ir: "No te dejaré, si no me bendices". ¡Oh, qué ansiedad la de su alma! Jacob pide a Dios, y continúa pidiendo una bendición.
Aquí la más gloriosa y hermosa verdad, es que logró su propósito, fue bendecido por Dios. Los grandes hombres de Dios han sido poderosos hombres de oración.
En una oportunidad, se le pregunto a Billy Grahan: Billy, ¿dónde está el secreto de tu poder? su respuesta fue: "Está en El Señor y yo lo encuentro por medio de la oración". Jacob prevaleció en oración toda la noche. Puede ser que toda la noche no sea suficiente, puede ser que no sea necesario toda la noche. El asunto es, que necesitamos prevalecer en oración sin importarnos cuánto tiempo sea necesario.
También observaréis, que cuando Jacob oró a Dios y prevaleció en oración, pagó un precio. Pagó un precio físico: "Se descoyuntó el muslo". El sacrificio físico siempre trae una gloriosa bendición espiritual, si ese sacrificio se hace por un interés espiritual.
Nuestro Señor, al enseñarnos dijo: "si tu ojo fuere ocasión de caer, sácalo, o si tenemos una mano que sea ocasión de caer, hay que cortarla. Es mejor ir por la vida manco, o ciego, o cojo y tener poder con Dios, que tener todos los miembros físicos y estar anémicos espiritualmente.
Jacob pagó un precio. Os digo en esta ocasión, que vosotros posiblemente tendréis que crucificar el yo; puede ser que tengamos que decir "no" a los deseos egoístas, para que podemos ocupar plenamente nuestro lugar en el centro de la voluntad de Dios.
Si prevalecemos en oración, creo que tendremos la victoria que necesitamos. Observaréis también que, cuando Jacob prevaleció en oración, fue premiado, fue bendecido, y bendecido de una manera inconmensurable. Le fue cambiado su nombre.
Antes de que estemos dispuestos para que nos sea cambiado el nombre, debemos reconocer quiénes somos, y lo que somos. Jacob nunca había reconocido plenamente la significación de su nombre como lo hizo aquí. El lo sabía hasta cierto punto, pero había tratado de olvidarlo. Había tratado de abrirse paso mediante ardides: estaba siguiendo sus propios planes y diciéndose que esto sería suficiente.
Ahora, cuando Dios le preguntó a Jacob en este momento cuando su corazón estaba sangrante, cuando desde lo profundo de su alma estaba anhelando la paz y la armonía con Dios, y la reconciliación con su hermano, el dijo prontamente: "Mi nombre es Jacob". Esto es lo mismo que el perdido, o el condenado, o el pecador dice al Dios Todopoderoso: "He pecado, he hecho mal".
Cuando lo decimos, entonces Dios puede bendecirnos, y Dios nos bendice, porque nuestros corazones están bien con Él.
Yo soy Jacob el "suplantador", el "conspirador".
Conocemos muy bien la historia de cómo él había obtenido de su hermano el derecho a la primogenitura. Cómo había maquinado y robado la bendición que debía haber sido de su hermano. Jacob toda la vida había estado fuera de la armonía con Dios.
Este no es el tipo de vida para vivir con Dios.
El hombre debe encontrar el plan de Dios para ser feliz. Su nombre fue cambiado en el mismo momento en que reconoció y dijo: "Yo soy el suplantador, soy un malvado". Entonces, y sólo entonces pudo El Señor tomar la vida de Jacob e investirla plenamente para el propósito para el cual había sido preservado.
Su vida debía ser investida para el servicio del Señor, porque su vida era un vaso especial en la mano de Dios.
Como dijo Jacob: "Vi a Dios cara a cara". Él dijo que había visto a Dios en su plenitud, había visto a Dios revelando el perfecto modelo para su vida; el plan para su vida fue mostrado.
¿Estáis vosotros en el centro de la voluntad de Dios? ¿sí o no? Podéis estarlo, y lo estaréis cuando oréis a Dios y prevalezcáis en oración; así como Jacob fue bendecido cuando oró, y prevaleció en oración, y pagó el precio completo; entonces fue recompensado, fue bendecido.
Conclusión:
Quiera Dios que en este momento cada uno de nosotros esté listo, y que aprovechemos la oportunidad, y que oremos a Dios y prevalezcamos en oración. Si ya somos cristianos, que nuestra vida esté completamente rendida a Dios; que nuestra vida esté completamente en el centro de Su voluntad.
En estos días de tanta necesidad, de tantas oportunidades para servir a Dios, en este día, cuando nadie puede ocupar vuestro lugar de servicio, sino vosotros mismos; es necesario que, cueste lo que cueste, oremos a Dios y prevalezcamos.
¡Que Dios nos ayude!
Tu amado hermano en Cristo,
Marco Marin Parra.
Bendiciones.
Lysekil, Suecia.
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Basado en Génesis 32:9,22-23 RV60.
Gn 32:9,22-23: 9 Y dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien; 22 Y se levantó aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de Jaboc. 23 Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía. |
Yo creo que podemos descubrir que, el Apóstol Pablo enseñó a los ancianos efesios, y se los recordó (como dice en Hch 20:21), que él les había presentado lo que era provechoso para la salvación, a saber: que arrepentimiento para con Dios, y la fe en nuestro Señor Jesucristo son los verdaderos que deben procurarse cuando alguien trata de encontrar la salvación.
Cuando Jacob prevaleció en oración, encontró perdón para todas sus maldades, y su relación con su hermano fue restaurada cuando él se puso en armonía con Dios. Jacob, al hacer frente a su necesidad y a su culpa, descubrió su necesidad de orar a Dios y de prevalecer en oración. Fue entonces cuando Jacob envió todo lo que tenía hacia el otro lado del arroyo y, fue cuando quedó solo con Dios (V. 23).
¡Oh, amados míos, hay asuntos que tenemos que tratar y arreglar a solas con Dios! Hay problemas en los que no pueden ayudarnos nuestras queridas familias, a pesar de lo queridas que sean para nosotros, a pesar de cuánto hayan tratado de ayudarnos y continuarán haciéndolo. Hay asuntos que uno debe arreglar a solas con Dios, pues, la familia no puede arreglarlos.
Jacob envió su familia, sus hijos, sus siervos, y sus posesiones al otro lado del arroyo. Y como dice La Escritura: "así se quedó Jacob solo". Me pregunto si algunos de nosotros necesitamos ir a algún lugar solitario, y allí, a solas con Dios, abrir nuestro corazón y derramarlo delante de Él hasta que tengamos el conocimiento de que Él nos ha perdonado todo mal y todo pecado.
Esto es lo que hizo Jacob:
Después de haber enviado su familia al otro lado del vado, y al haberse quedado él donde estaba, dice La Escritura que "luchó con él un varón". Yo solía escuchar la lectura de este pasaje y el comentario, y supongo que el comentario era sobre este punto de vista, distinto; porque yo tuve este concepto: Que Jacob comenzó una lucha con el ángel de Jehová, pero ésta no es la vedad que se encuentra en este pasaje. Jacob se había colocado ante Dios, en una posición donde El Señor podía tomar, y tomó la iniciativa para trabajar con Jacob.
Cuando Jacob se hubo crucificado a sí mismo, podríamos decir, y fuera de su camino, puso sus posesiones, su familia y toda cosa existente; entonces Dios pudo tomar, y tomó la iniciativa. El ángel de Dios comenzó a tratar con él.
La razón por la cual muchas de nuestras oraciones nunca llegan hasta Dios, es que no estamos ante Dios, en una posición en la cual Él pueda tratar con nosotros en la forma inusitada en que Él lo desea. Cuando Jacob prevaleció en oración, y el Ángel de Dios, el mensajero de Dios prevaleció con él, estaba solo con Dios; y Dios tomó la iniciativa. Además observamos que cuando Jacob prevaleció en oración, como lo relata el verso 24, él oró hasta que "rayaba el alba". Oró toda la noche.
Jesús, mediante Su ejemplo, con frecuencia fue al monte o a algún otro lugar; y oró toda la noche. ¿Cuántas veces habéis pasado vosotros una noche en oración? Estoy seguro de que si habéis sido cristianos conscientes, habéis pasado algunas noches en oración: Cuando quizás no teníais la intención de hacerlo; pero alguna carga estaba en vuestro corazón, al grado de que no podías conciliar el sueño, aunque estabais tratando de descansar. Pero ha habido en nuestra vida suficientes ocasiones como ésta, como cristianos, como siervos de Dios, cuando con todo propósito hallamos pasado la noche en oración.
Es posible que en esta ocasión, si algunos de vosotros no estáis en el centro de la voluntad de Dios, sea porque no hayáis pasado suficiente tiempo en oración a Dios. Jacob oró toda la noche, el sueño no era importante para el Señor Jesús cuando la pesada responsabilidad del mundo y de su pecado estaba sobre Sus hombros.
Recordáis que oró toda la noche antes de escoger a los doce, los que yo creo que fueron el comienzo de la iglesia. Vemos a Jacob, que estaba ansioso diciendo al ángel, cuando el ángel le pidió que lo dejara ir: "No te dejaré, si no me bendices". ¡Oh, qué ansiedad la de su alma! Jacob pide a Dios, y continúa pidiendo una bendición.
Aquí la más gloriosa y hermosa verdad, es que logró su propósito, fue bendecido por Dios. Los grandes hombres de Dios han sido poderosos hombres de oración.
En una oportunidad, se le pregunto a Billy Grahan: Billy, ¿dónde está el secreto de tu poder? su respuesta fue: "Está en El Señor y yo lo encuentro por medio de la oración". Jacob prevaleció en oración toda la noche. Puede ser que toda la noche no sea suficiente, puede ser que no sea necesario toda la noche. El asunto es, que necesitamos prevalecer en oración sin importarnos cuánto tiempo sea necesario.
También observaréis, que cuando Jacob oró a Dios y prevaleció en oración, pagó un precio. Pagó un precio físico: "Se descoyuntó el muslo". El sacrificio físico siempre trae una gloriosa bendición espiritual, si ese sacrificio se hace por un interés espiritual.
Nuestro Señor, al enseñarnos dijo: "si tu ojo fuere ocasión de caer, sácalo, o si tenemos una mano que sea ocasión de caer, hay que cortarla. Es mejor ir por la vida manco, o ciego, o cojo y tener poder con Dios, que tener todos los miembros físicos y estar anémicos espiritualmente.
Jacob pagó un precio. Os digo en esta ocasión, que vosotros posiblemente tendréis que crucificar el yo; puede ser que tengamos que decir "no" a los deseos egoístas, para que podemos ocupar plenamente nuestro lugar en el centro de la voluntad de Dios.
Si prevalecemos en oración, creo que tendremos la victoria que necesitamos. Observaréis también que, cuando Jacob prevaleció en oración, fue premiado, fue bendecido, y bendecido de una manera inconmensurable. Le fue cambiado su nombre.
Antes de que estemos dispuestos para que nos sea cambiado el nombre, debemos reconocer quiénes somos, y lo que somos. Jacob nunca había reconocido plenamente la significación de su nombre como lo hizo aquí. El lo sabía hasta cierto punto, pero había tratado de olvidarlo. Había tratado de abrirse paso mediante ardides: estaba siguiendo sus propios planes y diciéndose que esto sería suficiente.
Ahora, cuando Dios le preguntó a Jacob en este momento cuando su corazón estaba sangrante, cuando desde lo profundo de su alma estaba anhelando la paz y la armonía con Dios, y la reconciliación con su hermano, el dijo prontamente: "Mi nombre es Jacob". Esto es lo mismo que el perdido, o el condenado, o el pecador dice al Dios Todopoderoso: "He pecado, he hecho mal".
Cuando lo decimos, entonces Dios puede bendecirnos, y Dios nos bendice, porque nuestros corazones están bien con Él.
Yo soy Jacob el "suplantador", el "conspirador".
Conocemos muy bien la historia de cómo él había obtenido de su hermano el derecho a la primogenitura. Cómo había maquinado y robado la bendición que debía haber sido de su hermano. Jacob toda la vida había estado fuera de la armonía con Dios.
Este no es el tipo de vida para vivir con Dios.
El hombre debe encontrar el plan de Dios para ser feliz. Su nombre fue cambiado en el mismo momento en que reconoció y dijo: "Yo soy el suplantador, soy un malvado". Entonces, y sólo entonces pudo El Señor tomar la vida de Jacob e investirla plenamente para el propósito para el cual había sido preservado.
Su vida debía ser investida para el servicio del Señor, porque su vida era un vaso especial en la mano de Dios.
Como dijo Jacob: "Vi a Dios cara a cara". Él dijo que había visto a Dios en su plenitud, había visto a Dios revelando el perfecto modelo para su vida; el plan para su vida fue mostrado.
¿Estáis vosotros en el centro de la voluntad de Dios? ¿sí o no? Podéis estarlo, y lo estaréis cuando oréis a Dios y prevalezcáis en oración; así como Jacob fue bendecido cuando oró, y prevaleció en oración, y pagó el precio completo; entonces fue recompensado, fue bendecido.
Escuche el mensaje aquí.
Conclusión:
Quiera Dios que en este momento cada uno de nosotros esté listo, y que aprovechemos la oportunidad, y que oremos a Dios y prevalezcamos en oración. Si ya somos cristianos, que nuestra vida esté completamente rendida a Dios; que nuestra vida esté completamente en el centro de Su voluntad.
En estos días de tanta necesidad, de tantas oportunidades para servir a Dios, en este día, cuando nadie puede ocupar vuestro lugar de servicio, sino vosotros mismos; es necesario que, cueste lo que cueste, oremos a Dios y prevalezcamos.
¡Que Dios nos ayude!
Tu amado hermano en Cristo,
Marco Marin Parra.
Bendiciones.
Lysekil, Suecia.
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