Lectura bíblica:
Mateo 7:24-25 RV60
24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
Mi Jesús no me ha fallado cuando la lluvia desciende sobre mi, cuando los problemas parecen venir uno tras otro, como ríos que no se detienen; ni tampoco cuando los vientos soplan y golpean, y prueban los cimientos de mi fundación de mi fe.
Jesús no me ha fallado, porque tales cosas me dejó saber que vendrían. Pero... También me dijo mientras me recostaba sobre Él, que no temiera, porque mi casa no caería. ¿Por qué Señor Jesús? Porque hijo mío, mientras la lluvia cae, yo te cubro, mientras los ríos se precipitan, yo te sostengo, y mientras los vientos soplan y golpean, yo te sirvo de escudo a tu alrededor.
Salmo 3:3 dice: Mas tú Jehová, eres escudo alrededor de mi.
La diferencia del creyente con el mundo, los gemidos y el dolor del mundo... Su grito es de desesperación, porque no tienen adonde acudir. El creyente por medio de su fe, acude al Señor y Él mismo intercede por él delante del trono celestial. (Hebreos 7:25).
Leamos Romanos 8:26
¡Cuántas veces me has mostrado mi Señor, que, si lo que Te pedía me hubieses dado, me hubiese traído grandes problemas y sería hoy mi fracaso!
Pero gracias mi Señor, porque no fueron horas perdidas las que derramé mi alma delante de Ti. Mientras yo pedía lo que no debía, Tu Santo Espíritu desde lo profundo de mi ser en el pequeño santuario, gemía e intercedía por la petición correcta, amén.
Ezequiel 10:4 dice: "Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín al umbral de la puerta."
Jehová, Mi Dios y Mi Salvación, llena este templo de nuevo con Tu Presencia. Este templo que no fue construído por manos de hombre, sino por Tus propias manos, y que al pasar los años se siente débil y cansado. Elévate Jehová por encima de las viejas columnas, y permite que Tu resplandor ilumine mi rostro.
El camino se hace tantas veces largo, pero basta por un momento ser acariciado por Tu dulce y maravillosa gloria, para volver a sentir el fuego del primer amor,
Mi refugio permanente,
Mi escondite,
Mi gozo y mi salvación.
Romanos 8:35 dice: "¿Quién nos separará del amor de Cristo?"
Señor, a veces nos quejamos tanto, nos lamentamos, tenemos lástima de nosotros mismos; y así, sin darnos cuenta, despreciamos este regalo tan grande, esta revelación tan maravillosa. Mi Dios, pase lo que pase, nunca apartes de mi Tu Santo Espíritu, permíteme hoy entrar en Tu dulce presencia, amén.
Aun cuando otros no lo entiendan, yo quiero más de Tí, necesito estar contigo en ese pequeño santuario que has contruído dentro de mi ser.
Quiero dejar a un lado las palabras de derrota, los pensamientos negativos, las contínuas quejas y lamentaciones. Quiero dejar en Tus manos las acciones de los otros, las palabras que dicen sin saber lo que dicen, quiero ver en cada ser, una vida por la que Tu moriste en el calvario, por la que Tu venciste en la Resurrección. Amén.
Gracias Señor, por estar conmigo en "las tormentas de la vida". Amén.
Démosle todo el lugar dentro de nuestros corazones, para que Su Santo Espíritu nos siga guiando, amén.
Bendiciones.
Tu Hermano Marco Marin Parra.
Suecia - Lysekil.Mateo 7:24-25 RV60
24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
Mi Jesús no me ha fallado cuando la lluvia desciende sobre mi, cuando los problemas parecen venir uno tras otro, como ríos que no se detienen; ni tampoco cuando los vientos soplan y golpean, y prueban los cimientos de mi fundación de mi fe.
Jesús no me ha fallado, porque tales cosas me dejó saber que vendrían. Pero... También me dijo mientras me recostaba sobre Él, que no temiera, porque mi casa no caería. ¿Por qué Señor Jesús? Porque hijo mío, mientras la lluvia cae, yo te cubro, mientras los ríos se precipitan, yo te sostengo, y mientras los vientos soplan y golpean, yo te sirvo de escudo a tu alrededor.
Salmo 3:3 dice: Mas tú Jehová, eres escudo alrededor de mi.
La diferencia del creyente con el mundo, los gemidos y el dolor del mundo... Su grito es de desesperación, porque no tienen adonde acudir. El creyente por medio de su fe, acude al Señor y Él mismo intercede por él delante del trono celestial. (Hebreos 7:25).
Leamos Romanos 8:26
¡Cuántas veces me has mostrado mi Señor, que, si lo que Te pedía me hubieses dado, me hubiese traído grandes problemas y sería hoy mi fracaso!
Pero gracias mi Señor, porque no fueron horas perdidas las que derramé mi alma delante de Ti. Mientras yo pedía lo que no debía, Tu Santo Espíritu desde lo profundo de mi ser en el pequeño santuario, gemía e intercedía por la petición correcta, amén.
Ezequiel 10:4 dice: "Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín al umbral de la puerta."
Jehová, Mi Dios y Mi Salvación, llena este templo de nuevo con Tu Presencia. Este templo que no fue construído por manos de hombre, sino por Tus propias manos, y que al pasar los años se siente débil y cansado. Elévate Jehová por encima de las viejas columnas, y permite que Tu resplandor ilumine mi rostro.
El camino se hace tantas veces largo, pero basta por un momento ser acariciado por Tu dulce y maravillosa gloria, para volver a sentir el fuego del primer amor,
Mi refugio permanente,
Mi escondite,
Mi gozo y mi salvación.
Romanos 8:35 dice: "¿Quién nos separará del amor de Cristo?"
Señor, a veces nos quejamos tanto, nos lamentamos, tenemos lástima de nosotros mismos; y así, sin darnos cuenta, despreciamos este regalo tan grande, esta revelación tan maravillosa. Mi Dios, pase lo que pase, nunca apartes de mi Tu Santo Espíritu, permíteme hoy entrar en Tu dulce presencia, amén.
Aun cuando otros no lo entiendan, yo quiero más de Tí, necesito estar contigo en ese pequeño santuario que has contruído dentro de mi ser.
Quiero dejar a un lado las palabras de derrota, los pensamientos negativos, las contínuas quejas y lamentaciones. Quiero dejar en Tus manos las acciones de los otros, las palabras que dicen sin saber lo que dicen, quiero ver en cada ser, una vida por la que Tu moriste en el calvario, por la que Tu venciste en la Resurrección. Amén.
Gracias Señor, por estar conmigo en "las tormentas de la vida". Amén.
Démosle todo el lugar dentro de nuestros corazones, para que Su Santo Espíritu nos siga guiando, amén.
Bendiciones.
Tu Hermano Marco Marin Parra.
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