EL ATALAYA.

Por Marco Marín Parra.


Hoy tendremos una meditación en: Ezequiel 3:17: "Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte."


El atalaya es un hombre puesto por Dios que conoce la voluntad divina, y tiene la responsabilidad de entregar el mensaje. El predicador ha recibido un cometido de Dios, y tiene que mirar cómo lo cumple, amén.

Un buen profeta no habla por lo que ve, sino escucha lo que Dios le entrega para su pueblo, para guiarlo hacia el camino correcto. Sacarlo de las huellas que el mundo le señala que lo llevará a la destrucción.

Hemos sido muchas veces, guiados por falsos profetas que ven con sus ojos naturales y de su boca salen palabras propias, sin el sello de Dios; y nos hacen tomar una unción ficticia, que al salir del lugar se desvanece como la espuma. Se pierde la fe en que hemos creído, y nos alejamos de Dios sin que Él tenga culpa.

Revisemos el capítulo 2:1-2: "ponte sobre tus pies, y hablaré contigo."

Cap 1:28: "Y cuando yo la vi, me postré sobre mi rostro, y oí la voz de uno que hablaba." , la orden de Dios fue directa.

El profeta sintió el Espíritu que entraba sobre su cuerpo tomando toda autoridad sobre El. Somos o no somos los profetas; predicadores que sale de nuestra boca la Palabra de Dios para su pueblo.

¿Cómo debemos estar para que Dios hable a nuestra vida? Postrado buscando el rostro del Señor, buscando la palabra para su pueblo. Que sea el Espíritu Santo que nos guíe, y nos conduzca a una verdadera convención que lo que estamos "predicando", es la visión de Dios para los suyos, amén.

Que Dios me guarde para hacer siempre su voluntad y no lo que veo, o quizá mi anhelo.

La amenaza. La espada viene sobre la tierra, así nosotros sabemos que hay una amenaza contra el pecado. Romanos 6:23: La paga del pecado es muerte, Gálatas 6:7: Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.

Tenemos el deber de anunciar que el pecado no quedará sin castigo. Después de la muerte el juicio (Hebreos 9:27)

El aviso. No solamente debemos ver lo que Dios ha decretado con respecto al pecado, sino que, tenemos el deber de traerlo delante de los hombres con insistencia. Tenemos que hacerles entender lo terrible del juicio: El infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga, (Marcos 9:44), amén.

Así que, tenemos que tocar la alarma y decir a voz en cuello: huir de la ira venidera (Mateo 3:7-8), amén.

El apercibimiento. El hombre que se da cuenta de su pecado y entiende algo del juicio venidero ¿cómo podrá apercibirse?, es fácil la respuesta: "Arrepentíos" y creer en el Evangelio de Jesucristo. Se muestra el arrepentimiento, volviendo la espalda al pecado y buscando al Señor
con todo propósito de corazón.

Entonces viene el Evangelio como verdadera buena noticia: ¡Cristo ha muerto por nuestros pecados!, ¡ha resucitado por nuestra justificación!

Cuando el pecador le recibe, tiene todos los beneficios procurados por su muerte y su resurrección; a saber, la salvación y la seguridad, amén.

Demos las gracias a Dios por Su Palabra, y que siempre esté sobre nosotros su voluntad divina. Te envío mis bendiciones, y hazme llegar tu petición de oración para orar por tu vida y tú orarás por mí. Que Dios te bendiga, amén.

Tu amado hermano Marco Marin Parra desde Suecia - Lysekil para tu corazón.
Bendiciones.
Suecia - Lysekil.

http://edificandote.blogspot.com/

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