7 Aun la cig:ueña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Jehová.
8 ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas.
9 Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados; he aquí que aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen?
10 Por tanto, daré a otros sus mujeres, y sus campos a quienes los conquisten; porque desde el más pequeño hasta el más grande cada uno sigue la avaricia; desde el profeta hasta el sacerdote todos hacen engaño.
11 Y curaron la herida de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.

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En aquel tiempo el profeta Jeremías se refería a la devastación inminente de Judá y de Jerusalén. El pueblo desconocía La Ley de Dios; es más, sus líderes tergiversaban tanto La Palabra de Dios, y falsificaban tanto sus mensajes, que se le aseguraba al pueblo que podía pecar sin ser condenado.

V.8 = Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros.

Hoy más que nunca comprendo lo que el profeta Jeremías sintió cuando Dios hizo su llamado.

Cap 1: 6 = Y yo dije: ! Ah ! ah, Señor Jehová !
He aquí, ni sé hablar, porque soy niño.

Muchas veces, cuando miramos la realidad que vivimos y tenemos el Ministerio en nuestras manos, las manos se cansan; y caen nuestros brazos, y se doblan nuestras rodillas, y llegan aquellas palabras de Dios que el profeta Jeremías recibió, para que nosotros podamos continuar y no sentirnos derrotados por lo que vemos.

V. 7 = No diga: Soy un niño.

Recibir este gran llamado, es una real confirmación de Dios. No temas delante de ellos. La verdad que siempre pienso lo mismo, hay muchos delante de mí que tienen mucha Biblia, mucha teología, son más cultos que yo para poder predicar o escribir sin faltas de ortografía, y los miro y digo: Señor tu me llamaste y no temeré ni callaré.

Recuerdo mi primer mensaje la primera vez que estuve delante de un micrófono de la radio, donde confié en mi llamado hecho por Dios: Levántate, y ponte sobre tus pies. Y gracias al Dios Todopoderoso que siempre he estado sobre mis pies, y nunca he pretendido ponerme los zapatos de aquellos que están más adelante. Respeto y bendiciones para todos los siervos de Dios.

El Apóstol Pedro habla de los que tuercen La Palabra de Dios para su propia destrucción y para la destrucción de los demás, 2 Pedro 3:6

En Deuteronomio 6:5-7 = (14) (17) podemos leer y encontraremos la verdad de la ley de Dios, El Gran Mandamiento.

Se debe tener cuidado de cualquier ministro que enseñe que quienes obstinadamente permanezcan en pecado y rebeldía contra Dios, todavía heredarán la salvación y el reino de Dios. 1 Corintios 6:9 = No erréis;

A cuántos se les ha enseñado mal, por seguir tradiciones que los familiares antepasados introdujeron a nuestros pueblos.

En la verdadera Palabra de Dios que es la Biblia, encontraremos lo que debemos aprender y practicar. Èxodo 20:1-17 = Démonos el tiempo de leerlos y ejercitarlos.

Juan 8:31-32 = Verdaderos discípulos de Cristo.

La verdad os hará libres.

No hay imagen que te salve, no hay ídolos que dieron la vida por tí, sólo Cristo se entregó por ti para lavarnos de todo pecado, solo Èl puede darnos la salvación. Amén.

¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; Más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. Romanos 8:34

Jesús le dijo; Yo soy el camino y la verdad, y la vida, nadie viene al Padre, sino por mí.. Juan 14:6 = Amén.

No volvamos a repetir aquellos que han cambiado la ley de Dios, y han escrito mentiras en Su Palabra. Como siervos debemos ser leales a nuestro Señor y predicar su verdad, Su Poderosa y Bendita Palabra, La Palabra de Dios.

Sanemos a nuestro pueblo con la verdadera Paz de Cristo amén. Demos gracias a Dios por su palabra de hoy para que el verdadero Río de Dios fluya de su eterna unción.

Que el Espiritu de Dios nos guíe siempre predicando la verdad, aun que nos cause dolor. Mi bendito Dios pondrá bálsamo en tus heridas y las sanará con restauración verdadera, amén.