Joven:
Es la actitud, no la edad la que determina la grandeza; por ello, no olvides que uno de los peligros con los cuales te enfrentarás, es dejar para después lo que debes ser.
No permitas que el momento presente se te esfume de las manos, porque es lo único real que tienes.
¡Sé firme! Tendrás que luchar contra esa tendencia de posponer el momento cuando cambiarás, y llegarás a ser la clase de persona que Dios te pide que seas; y eso no ocurrirá por el paso del tiempo, comienza hoy a servir al señor con todo tu corazón.
Lo que Dios quiere de ti, hazlo hoy.
Si tienes quince años, pensarás que cuando llegues a los veinte serás lo que debes ser. Pero a los veinte pensarás que cuando llegues a los veinticinco o treinta serás maduro, y que las cosas serán diferentes; luego llegarás a los treinta y cinco y te preguntaras: ¿Cómo fue que el tiempo pasó tan rápido?
El paso de los años no te garantiza madurez ni crecimiento espiritual.
Ahora tu turno ha llegado.
En medio de este paisaje de tragedia y abandono, ¡levántate para tomar tu lugar! Y como Ezequiel: ¡Cómete el rollo de libro!
Alimenta tu vientre y sacia tus entrañas con ese rollo que da el Señor, así tu mensaje tendrá la demoledora vigencia de la verdad.
¡Camina con valentía!
¡Ama al Señor más que a tu vida!
¡Si no eres fiel ahora… no lo serás nunca!
De alguien que te ama,
Nelson Sibrián.
Imprimir.
Es la actitud, no la edad la que determina la grandeza; por ello, no olvides que uno de los peligros con los cuales te enfrentarás, es dejar para después lo que debes ser.
No permitas que el momento presente se te esfume de las manos, porque es lo único real que tienes.
¡Sé firme! Tendrás que luchar contra esa tendencia de posponer el momento cuando cambiarás, y llegarás a ser la clase de persona que Dios te pide que seas; y eso no ocurrirá por el paso del tiempo, comienza hoy a servir al señor con todo tu corazón.
Lo que Dios quiere de ti, hazlo hoy.
Si tienes quince años, pensarás que cuando llegues a los veinte serás lo que debes ser. Pero a los veinte pensarás que cuando llegues a los veinticinco o treinta serás maduro, y que las cosas serán diferentes; luego llegarás a los treinta y cinco y te preguntaras: ¿Cómo fue que el tiempo pasó tan rápido?
El paso de los años no te garantiza madurez ni crecimiento espiritual.
Ahora tu turno ha llegado.
En medio de este paisaje de tragedia y abandono, ¡levántate para tomar tu lugar! Y como Ezequiel: ¡Cómete el rollo de libro!
Alimenta tu vientre y sacia tus entrañas con ese rollo que da el Señor, así tu mensaje tendrá la demoledora vigencia de la verdad.
¡Camina con valentía!
¡Ama al Señor más que a tu vida!
¡Si no eres fiel ahora… no lo serás nunca!
De alguien que te ama,
Nelson Sibrián.
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