LA PREGUNTA DEL MES:
Hola amigo Ernesto.
Gracias por esta sección donde puedo consultarle. Sin más rodeos, aquí va mi historia.
Soy de Colombia. Tengo 35 años, soy madre soltera y con tres hijas. Ahora estoy esperando otra niña; tengo 8 meses de embarazo. Todas mis hijas son de diferentes hombres. A la mayor la tuve a los 21 años, con un joven por el que sólo había una atracción. En un momento de instinto tuve una relación con él y quedé embarazada. Siete años después conocí un hombre que me ofreció todo. Pensé que ese era el hombre de mi vida. Le creí todo lo que me dijo y tuve una hija con él, la segunda. Cuando él supo que estaba embarazada, desapareció.
Luego me puse a vivir con otro hombre y viví con él 4 años y medio. Esta relación fue un tormento, porque él me hizo sufrir mucho. Era un hombre machista, dominante, egoísta; nunca me amó. No creía en Dios. Me pegó varias veces. A mi hija grande la criticaba por todo, y a mi niña pequeña le pegaba por todo. En esos cuatro años me separé de él varias veces, pero él volvía prometiendo cambiar, pero volvía a lo mismo. De este hombre es la bebé que estoy esperando. Hace tres meses me separé de él porque le dije que no me le pegara más a mi hija, y se fue y me dejó. Este hombre todavía me hace falta. ¿Qué hago para olvidarme de él?
Ahora mi vida ha dado un giro. Hace dos meses estoy asistiendo a una iglesia cristiana, y me siento bien. Sin embargo, tengo aún muchas dudas y temores. Alguna gente me dice que voy a confundir a mis hijas, porque toda la vida hemos ido a la iglesia tradicional. Me gusta mi nueva vida, pero tengo muchas dudas.
Este es un pequeño resumen de mi historia. Quisiera que sacara un poquito de su tiempo y me ayudara con mis temores y dudas.
Abandonada por todos.
Respuesta:
Aprecio mucho tu apertura y la sinceridad con la que te expresas en esta nota. Y, como tú dices, “sin más rodeos” te expresaré algunas ideas a un problema tan delicado como este.
Lamento mucho que te sientas abandonada. Siendo yo mismo un hijo de madre soltera, doy gracias a Dios por las mujeres que se esfuerzan por darles a sus hijos una vida decente y digna. Sin embargo, debemos reconocer que la triste realidad de nuestro mundo es que tenemos demasiadas madres solteras. En muchos de los casos por el grosero machismo, y en otros por la celebración del libertinaje sexual que nuestra sociedad moderna predica. Sin embargo, las consecuencias de nuestros errores nos marcarán sólo a nosotros. Con esto quiero decir que permanentemente debemos recordar que en última instancia somos nosotros los únicos responsables de nuestro destino. Una sola vez se es víctima. Luego está en nosotros la decisión de volver a tropezarnos con la misma piedra.
Para hacer sentido a lo que estoy diciendo, voy a retomar lo que me cuentas en tu nota. En primer lugar me comentas que tu primer fracaso fue porque fuiste víctima de tu inocencia e instintos carnales. Aquí cito tus palabras: “La mayor la tuve a los 21 años, con un joven, que sólo había una atracción, y en un momento de instinto, tuve una relación con él y quedé en embarazo”. Repito, fuiste víctima la primera vez. La segunda y las subsiguientes tú las decidiste.
Muchas mujeres creen que porque fracasaron una vez ya no son dignas de formar hogares funcionales. Nuestra sociedad estereotipada se encarga de decirle a nuestras mujeres: “Si fracasaste y ya tienes un hijo/a, no tienes derecho a casarte y/o a formar un hogar digno”. Como buena latinoamericana sabes bien lo que quiero decir. Lo más triste de esa mentira social es que muchas de nuestras mujeres decidieron creerla. Como consecuencia de esta línea de pensamiento aún ellas mismas no respetan sus cuerpos y dignidad. Y es por eso -creo yo- que no le exigen al próximo enamorado que les respete y que espere hasta casarse para tener relaciones íntimas. Otras mujeres se entregan al primero que le pinta el cielo de rosado, por temor a quedarse “para vestir santos”. Así que deciden desvestir borrachos o irresponsables. El hecho que fracasemos una vez no nos da el derecho a perder el sentido común.
En referencia a lo que comentas de tu marido, me dices: “Este hombre todavía me hace falta”… Mi amiga, mientras ese hombre no tenga un encuentro verdadero con Dios, se arrepienta y le pida a Dios que cambie su naturaleza, él no cambiará. En relación a esto, el mejor consejo que te puedo dar es que leas otra vez lo que me escribiste de este hombre: “Viví con él 4 años y medio, pero esta relación fue un tormento, porque dicho hombre me hizo sufrir mucho. Es un hombre machista, dominante, egoísta, nunca me amó, no cree en Dios, me pegó varias veces. A mi hija grande la criticaba por todo, y a mi niña pequeña le pegaba por todo. En esos cuatro años me separé de él varias veces, pero él volvía prometiendo cambiar, y volvía a lo mismo.”
Te pregunto: ¿Es ese el tipo de vida que quieres que tus hijas vivan?. A mi parecer tú y tus hijas necesitan un hogar donde se les respete. Si tu marido quiere volver contigo, y si tú estás dispuesta a recibirle, es necesario que pongan las cosas claras, y que entren en un proceso de consejería. Estos asuntos son serios. Hay que darles tiempo y buscar ayuda. Aunque por ahora lo mejor será organizar tu vida emocional y espiritual, el futuro, la armonía y la estabilidad emocional de tus hijas sólo dependen de ti. Esto te lo digo con autoridad. Yo vi cómo mi madre, al reconocer a Cristo como su Salvador en su vida, tomó una decisión consciente de protegernos y guiarnos por ese nuevo camino.
Entiendo la situación difícil en que estás, pero nunca es tarde para comenzar de nuevo. Me alegra saber que ahora Dios juega un papel importante en tu vida y en tus decisiones. Es importante recordar que en este nuevo proceso Dios te dará fuerza y valentía para que enfrentes tu rol de madre. No te veas más como una víctima. No eres la primera madre soltera que criará con respeto y dignidad a sus hijos. Confía en Dios y toma la decisión de criar y educar a tus hijas lo mejor que puedas. Dios nunca te va a abandonar.
Referente a las dudas que estás enfrentando con tu nueva fe en Cristo, es perfectamente normal que tengas dudas y preguntas. Todos lo que hemos hecho de Cristo el Señor de nuestras vidas hemos atravesado ese valle muchas veces. Por ahora lo importante es que te sigas congregando, y ahí, con ese grupo de creyentes, tu fe se irá fortaleciendo poco a poco y el Señor hará lo que tiene que hacer contigo. De pronto Dios te tiene una sorpresa y ahí esté el hombre que Dios diseñó para ti. Te repito, lo mejor que les pudo haber pasado a tus hijas es que tú hayas entregado tu vida a Cristo. Esta es la mejor edad para que ellas puedan ser instruidas en los caminos del Señor. No tengas miedo.
Espero que sigamos en contacto. Dios te ama y yo también.
Gracias por esta sección donde puedo consultarle. Sin más rodeos, aquí va mi historia.
Soy de Colombia. Tengo 35 años, soy madre soltera y con tres hijas. Ahora estoy esperando otra niña; tengo 8 meses de embarazo. Todas mis hijas son de diferentes hombres. A la mayor la tuve a los 21 años, con un joven por el que sólo había una atracción. En un momento de instinto tuve una relación con él y quedé embarazada. Siete años después conocí un hombre que me ofreció todo. Pensé que ese era el hombre de mi vida. Le creí todo lo que me dijo y tuve una hija con él, la segunda. Cuando él supo que estaba embarazada, desapareció.
Luego me puse a vivir con otro hombre y viví con él 4 años y medio. Esta relación fue un tormento, porque él me hizo sufrir mucho. Era un hombre machista, dominante, egoísta; nunca me amó. No creía en Dios. Me pegó varias veces. A mi hija grande la criticaba por todo, y a mi niña pequeña le pegaba por todo. En esos cuatro años me separé de él varias veces, pero él volvía prometiendo cambiar, pero volvía a lo mismo. De este hombre es la bebé que estoy esperando. Hace tres meses me separé de él porque le dije que no me le pegara más a mi hija, y se fue y me dejó. Este hombre todavía me hace falta. ¿Qué hago para olvidarme de él?
Ahora mi vida ha dado un giro. Hace dos meses estoy asistiendo a una iglesia cristiana, y me siento bien. Sin embargo, tengo aún muchas dudas y temores. Alguna gente me dice que voy a confundir a mis hijas, porque toda la vida hemos ido a la iglesia tradicional. Me gusta mi nueva vida, pero tengo muchas dudas.
Este es un pequeño resumen de mi historia. Quisiera que sacara un poquito de su tiempo y me ayudara con mis temores y dudas.
Abandonada por todos.
Respuesta:
Aprecio mucho tu apertura y la sinceridad con la que te expresas en esta nota. Y, como tú dices, “sin más rodeos” te expresaré algunas ideas a un problema tan delicado como este.
Lamento mucho que te sientas abandonada. Siendo yo mismo un hijo de madre soltera, doy gracias a Dios por las mujeres que se esfuerzan por darles a sus hijos una vida decente y digna. Sin embargo, debemos reconocer que la triste realidad de nuestro mundo es que tenemos demasiadas madres solteras. En muchos de los casos por el grosero machismo, y en otros por la celebración del libertinaje sexual que nuestra sociedad moderna predica. Sin embargo, las consecuencias de nuestros errores nos marcarán sólo a nosotros. Con esto quiero decir que permanentemente debemos recordar que en última instancia somos nosotros los únicos responsables de nuestro destino. Una sola vez se es víctima. Luego está en nosotros la decisión de volver a tropezarnos con la misma piedra.
Para hacer sentido a lo que estoy diciendo, voy a retomar lo que me cuentas en tu nota. En primer lugar me comentas que tu primer fracaso fue porque fuiste víctima de tu inocencia e instintos carnales. Aquí cito tus palabras: “La mayor la tuve a los 21 años, con un joven, que sólo había una atracción, y en un momento de instinto, tuve una relación con él y quedé en embarazo”. Repito, fuiste víctima la primera vez. La segunda y las subsiguientes tú las decidiste.
Muchas mujeres creen que porque fracasaron una vez ya no son dignas de formar hogares funcionales. Nuestra sociedad estereotipada se encarga de decirle a nuestras mujeres: “Si fracasaste y ya tienes un hijo/a, no tienes derecho a casarte y/o a formar un hogar digno”. Como buena latinoamericana sabes bien lo que quiero decir. Lo más triste de esa mentira social es que muchas de nuestras mujeres decidieron creerla. Como consecuencia de esta línea de pensamiento aún ellas mismas no respetan sus cuerpos y dignidad. Y es por eso -creo yo- que no le exigen al próximo enamorado que les respete y que espere hasta casarse para tener relaciones íntimas. Otras mujeres se entregan al primero que le pinta el cielo de rosado, por temor a quedarse “para vestir santos”. Así que deciden desvestir borrachos o irresponsables. El hecho que fracasemos una vez no nos da el derecho a perder el sentido común.
En referencia a lo que comentas de tu marido, me dices: “Este hombre todavía me hace falta”… Mi amiga, mientras ese hombre no tenga un encuentro verdadero con Dios, se arrepienta y le pida a Dios que cambie su naturaleza, él no cambiará. En relación a esto, el mejor consejo que te puedo dar es que leas otra vez lo que me escribiste de este hombre: “Viví con él 4 años y medio, pero esta relación fue un tormento, porque dicho hombre me hizo sufrir mucho. Es un hombre machista, dominante, egoísta, nunca me amó, no cree en Dios, me pegó varias veces. A mi hija grande la criticaba por todo, y a mi niña pequeña le pegaba por todo. En esos cuatro años me separé de él varias veces, pero él volvía prometiendo cambiar, y volvía a lo mismo.”
Te pregunto: ¿Es ese el tipo de vida que quieres que tus hijas vivan?. A mi parecer tú y tus hijas necesitan un hogar donde se les respete. Si tu marido quiere volver contigo, y si tú estás dispuesta a recibirle, es necesario que pongan las cosas claras, y que entren en un proceso de consejería. Estos asuntos son serios. Hay que darles tiempo y buscar ayuda. Aunque por ahora lo mejor será organizar tu vida emocional y espiritual, el futuro, la armonía y la estabilidad emocional de tus hijas sólo dependen de ti. Esto te lo digo con autoridad. Yo vi cómo mi madre, al reconocer a Cristo como su Salvador en su vida, tomó una decisión consciente de protegernos y guiarnos por ese nuevo camino.
Entiendo la situación difícil en que estás, pero nunca es tarde para comenzar de nuevo. Me alegra saber que ahora Dios juega un papel importante en tu vida y en tus decisiones. Es importante recordar que en este nuevo proceso Dios te dará fuerza y valentía para que enfrentes tu rol de madre. No te veas más como una víctima. No eres la primera madre soltera que criará con respeto y dignidad a sus hijos. Confía en Dios y toma la decisión de criar y educar a tus hijas lo mejor que puedas. Dios nunca te va a abandonar.
Referente a las dudas que estás enfrentando con tu nueva fe en Cristo, es perfectamente normal que tengas dudas y preguntas. Todos lo que hemos hecho de Cristo el Señor de nuestras vidas hemos atravesado ese valle muchas veces. Por ahora lo importante es que te sigas congregando, y ahí, con ese grupo de creyentes, tu fe se irá fortaleciendo poco a poco y el Señor hará lo que tiene que hacer contigo. De pronto Dios te tiene una sorpresa y ahí esté el hombre que Dios diseñó para ti. Te repito, lo mejor que les pudo haber pasado a tus hijas es que tú hayas entregado tu vida a Cristo. Esta es la mejor edad para que ellas puedan ser instruidas en los caminos del Señor. No tengas miedo.
Espero que sigamos en contacto. Dios te ama y yo también.
Pasajes bíblicos sugeridos:
- 2 Pedro 1:3,4
- Efesios 6:4
- Juan 8:32
- Deuteronomio 31:6
- Mateo 28:20
- Prov. 22:6
- Hebreos 13:5
Dios te ama y yo también.
Tu amigo,
Ernesto Pinto.
www.encuentro.ca